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domingo, 26 de febrero de 2012

Cuaresma, 1 semana. Lunes: necesitamos convertirnos, para crear una cultura del amor, y adem谩s en el amor seremos juzgados

Cuaresma, 1 semana. Lunes: necesitamos convertirnos, para crear una cultura del amor, y adem谩s en el amor seremos juzgados

Libro del Lev铆tico 19,1-2.11-18 (= DOMINGO 07陋). El Se帽or dijo a Mois茅s: Habla en estos t茅rminos a toda la comunidad de Israel: Ustedes ser谩n santos, porque yo, el Se帽or su Dios, soy santo. Ustedes no robar谩n, no mentir谩n ni se enga帽ar谩n unos a otros. No jurar谩n en falso por mi Nombre, porque profanar铆an el nombre de su Dios. Yo soy el Se帽or. No oprimir谩s a tu pr贸jimo ni lo despojar谩s; y no retendr谩s hasta la ma帽ana siguiente el salario del jornalero. No insultar谩s a un ciego, sino que temer谩s a tu Dios. Yo soy el Se帽or. No cometer谩s ninguna injusticia en los juicios. No favorecer谩s arbitrariamente al pobre ni te mostrar谩s complaciente con el rico: juzgar谩s a tu pr贸jimo con justicia. No difamar谩s a tus compatriotas, ni pondr谩s en peligro la vida de tu pr贸jimo. Yo soy el se帽or. No odiar谩s a tu hermano en tu coraz贸n: deber谩s reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de 茅l. No ser谩s vengativo con tus compatriotas ni les guardar谩s rencor. Amar谩s a tu pr贸jimo como a ti mismo. Yo soy el Se帽or.

Salmo 19,8-10.15. La ley del Se帽or es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Se帽or es verdadero, da sabidur铆a al simple. / Los preceptos del Se帽or son rectos, alegran el coraz贸n; los mandamientos del Se帽or son claros, iluminan los ojos. / La palabra del Se帽or es pura, permanece para siempre; los juicios del Se帽or son la verdad, enteramente justos. / ¡Ojal谩 sean de tu agrado las palabras de mi boca, y lleguen hasta ti mis pensamientos, Se帽or, mi Roca y mi redentor!

Evangelio (Mt 25, 31-46 = DOMINGO 34陋): En aquel tiempo, Jes煤s dijo a sus disc铆pulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompa帽ado de todos sus 谩ngeles, entonces se sentar谩 en su trono de gloria. Ser谩n congregadas delante de 脡l todas las naciones, y 脡l separar谩 a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondr谩 las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dir谩 el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creaci贸n del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la c谩rcel, y vinisteis a verme”. Entonces los justos le responder谩n: “Se帽or, ¿cu谩ndo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cu谩ndo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cu谩ndo te vimos enfermo o en la c谩rcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dir谩: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos m铆os m谩s peque帽os, a m铆 me lo hicisteis”.
Entonces dir谩 tambi茅n a los de su izquierda: “Apartaos de m铆, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus 谩ngeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la c谩rcel, y no me visitasteis”. Entonces dir谩n tambi茅n 茅stos: “Se帽or, ¿cu谩ndo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la c谩rcel, y no te asistimos?” Y 茅l entonces les responder谩: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos m谩s peque帽os, tambi茅n conmigo dejasteis de hacerlo”. E ir谩n 茅stos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

Comentario: 1. En el libro del Lev铆tico, Mois茅s le presenta al pueblo de Israel un c贸digo de santidad, para que pueda estar a la altura de Dios, que es el todo Santo. Hay mandamientos que se refieren a Dios: no jurar en falso. Pero sobre todo se insiste en la caridad y la justicia con los dem谩s. La enumeraci贸n es larga y afecta a aspectos de la vida que siguen teniendo vigencia tambi茅n hoy: no robar, no enga帽ar, no oprimir, no cometer injusticias en los juicios comprando a los jueces, no odiar, no guardar rencor. Hay dos detalles concretos muy significativos: no maldecir al sordo (aprovechando que no puede oir) y no poner tropiezos ante el ciego (que no puede ver). La consigna final es bien positiva: «amar谩s a tu pr贸jimo como a ti mismo». Todo ello tiene una motivaci贸n: «yo soy el Se帽or». Dios quiere que seamos santos como 茅l, que le honremos m谩s con las obras que con los cantos y las palabras.
En el Evangelio hoy se nos recuerda que, en el 煤ltimo d铆a seremos juzgados sobre el «amor». «Lo que no hab茅is hecho a uno de esos m谩s peque帽os y humildes que son hermanos m铆os, lo hab茅is negado a m铆». Esta era ya la ense帽anza del Lev铆tico, libro del Antiguo Testamento. “Sed santos, porque Yo el Se帽or, vuestro Dios, soy Santo”: La selecci贸n de reglas morales que meditaremos empieza con esta solemne advertencia. Entre el hombre y Dios hay un cierto lazo. Dios no se desinteresa de la conducta del hombre. Jes煤s dir谩: «sed perfectos como vuestro Padre es perfecto». De ese modo, T煤, Se帽or, te comprometes al servicio del desarrollo integral del hombre: Pones todo el peso de tu autoridad, todo tu se帽or铆o, toda su santidad, en la balanza... a fin de que las relaciones entre los hombres sean relaciones satisfactorias y justas.
“No hurtar茅is... No mentir茅is... No explotar谩s a tu pr贸jimo... No cometer谩s injusticia.. No calumniar谩s... No habr谩 odio en tu coraz贸n... No te vengar谩s... No guardar谩s rencor”... No hay que leer a la ligera esas palabras. No hay que decir en seguida «Vamos, ¿por qui茅n me tomas? ¡Eso no me concierne!» Se trata de examinar, m谩s all谩 de las palabras, el estilo de mis relaciones con todas las personas que trato. «Robo». «Mentira». «Explotaci贸n»... Debo detenerme en cada una de esas palabras y preguntarme ¿cu谩l es mi forma, la m铆a, de incurrir en un «robo o hurto», en una «mentira», en una «explotaci贸n», etc.
“Yo soy el Se帽or”. Este refr谩n viene repetido cuatro veces en el conjunto de esas reglas morales: Dios se hace el garante, el guardi谩n, el Juez, de la calidad de nuestras relaciones humanas... el hecho que un hombre explote a otro hombre, no le deja indiferente, le encoleriza. Se帽or, ten piedad de nosotros.
“No explotar谩s a tu pr贸jimo. No retendr谩s el salario del obrero hasta la ma帽ana siguiente. No maldecir谩s a un sordo, ni pondr谩s un obst谩culo delante de un ciego, sino que temer谩s a tu Dios: Yo soy el Se帽or”. Dios, en particular se obstina en tomar partido por los humildes y los d茅biles... en ponerse del lado de los pobres. La Iglesia pide a los cat贸licos que presten particular atenci贸n «a las injusticias sin voz» a todos esos pobres que no llegan a ser o铆dos, ni a poder quejarse. ¿Nos sorprende o铆r esas reivindicaciones de «justicia social» en la misma boca de Dios? ¿Qu茅 hacemos para o铆rlas, para tomar parte en ellas, con Dios?
“Amar谩s al pr贸jimo como a ti mismo: Yo soy el Se帽or”: Estas palabras son la cima de todo ese pasaje. Despu茅s de los preceptos negativos, tenemos ese mandamiento que lo resume todo, y que abre nuevas exigencias. Porque, despu茅s de todo, uno puede sentirse exento, libre cuando «no ha hecho eso... o aquello». No he matado, ni he robado. Pero ¿se ha amado jam谩s suficientemente? Ay煤dame, Se帽or, a amar, a amar sin cesar, a amar a todos... (Noel Quesson). Y para ello, el amor a Dios, como dice Casiano: «Este debe ser nuestro principal objetivo y el designio constante de nuestro coraz贸n; que nuestra alma est茅 continuamente unida a Dios y a las cosas divinas. Todo lo que se aparte de esto, por grande que pueda parecernos, ha de tener en nosotros un lugar secundario, por el 煤ltimo de todos. Incluso hemos de considerarlo como un da帽o positivo». Y San Agust铆n: «Nos hiciste, Se帽or, para ti, y nuestro coraz贸n est谩 inquieto hasta que descanse en ti» (Confesiones 1,1).
2. Sal. 18. «Tus palabras, Se帽or, son esp铆ritu y vida»… –El Se帽or quiere que no s贸lo estemos atentos a su ley, sino que la contemplemos y hagamos de ella nuestro alimento cotidiano, nuestra delicia. Por ese camino alcanzaremos la santidad. Para esto nos resulta util铆simo meditar con el Salmo 18: «Tus palabras, Se帽or, son esp铆ritu y vida. La ley del Se帽or es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Se帽or es fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Se帽or son rectos y alegran el coraz贸n; la norma del Se帽or es l铆mpida y da luz a los ojos. La voluntad del Se帽or es pura y eternamente estable; los mandamientos del Se帽or son verdaderos y enteramente justos. Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi coraz贸n, Se帽or, Roca m铆a, Redentor m铆o». El salmo nos hace profundizar en esta clave: «tus palabras, Se帽or, son esp铆ritu y vida... los mandatos del Se帽or son rectos y alegran el coraz贸n».
La Ley del Se帽or es perfecta, pues no ha sido promulgada por personas humanas, sino por el mismo Dios para mostrarnos el camino que nos conduzca a 脡l. Efectivamente, los preceptos del Dec谩logo establecen los fundamentos de la vocaci贸n del hombre, formado a imagen de Dios. Prohiben lo que es contrario al amor de Dios y del pr贸jimo y prescriben lo que le es esencial. Esa Ley ha cumplido su misi贸n llev谩ndonos hasta Cristo, plenitud de la Ley, pues 脡l se ha convertido en el 煤nico Camino que nos conduce al Padre. As铆, mediante la Sangre de Cristo se sella, entre Dios y la humanidad, la nueva y definitiva alianza: Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos en Cristo Jes煤s. La Ley constituye, pues, la primera etapa en el camino del Reino. Dios as铆, nos invita a la conversi贸n y a la fe en 脡l mediante un camino de amor fiel, cargando nuestra propia cruz, tras las huellas de Cristo, pasando por la muerte para llegar a la Gloria, que Dios ha reservado para los que le vivan fieles. Por eso vivamos en todo fieles a la voluntad de Dios; busquemos al Se帽or y hagamos de 脡l nuestro refugio y salvaci贸n, hasta que 脡l sea todo en nosotros.
3. Hoy se nos recuerda el juicio final, «cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompa帽ado de todos sus 谩ngeles» (Mt 25,31), y nos remarca que dar de comer, beber, vestir... resultan obras de amor para un cristiano, cuando al hacerlas se sabe ver en ellas al mismo Cristo. Este pasaje est谩 narrado en forma de par谩bola. En un lenguaje pastoril, propio de aquel tiempo, nos describe el criterio que Jes煤s vino a establecer, en nombre de Dios su Padre, como gu铆a para nuestra vida y juicio para nuestra conciencia. Una vez m谩s, Jes煤s establece el amor y la preocupaci贸n por el hermano necesitado, como norma suprema de conducta. Los requisitos para acceder a la vida eterna pasan necesariamente por la participaci贸n en el proyecto de humanizaci贸n que Dios nos propone. Y ese proyecto, ese camino de humanizaci贸n consiste -como mostr贸 Jes煤s en su palabra y en sus hechos- en la entrega de la propia vida en favor de los hermanos, especialmente -claro est谩- de los que m谩s lo necesitan y de los que son v铆ctimas de la injusticia. La par谩bola, en toda su solemnidad y pretensi贸n de universalidad (el «juicio de las naciones») trata de expresar un principio tambi茅n solemne y universal: el camino de la salvaci贸n pasa obligadamente por el hermano necesitado… Lo que realmente plantea la par谩bola es que la vida del «m谩s all谩», est谩 en el camino del «m谩s ac谩». Ese camino es precisamente el hermano, el hermano que tiene hambre, que tiene sed, que anda desnudo, o est谩 preso, o enfermo... Esta letan铆a que la par谩bola ofrece, l贸gicamente, ha de ser alargada a la situaci贸n de cada momento hist贸rico: ¿cu谩les son hoy las formas modernas de pasar hambre, tener sed, estar desnudo...? ¿cu谩les son hoy las enfermedades modernas y las prisiones nuevas que dejan al ser humano m谩s postrado? Pues todas esas hay que entenderlas incluidas en la par谩bola de Mateo. S贸lo entrando en comuni贸n con el empobrecido, atendi茅ndolo cada vez que sea necesario y evitando toda injusticia, se tiene acceso a la «salvaci贸n», que empieza a construirse en esta vida. La vida cristiana requerir谩 entonces un serio compromiso que nos lleve a elaborar y a ejecutar proyectos que est茅n en concordancia con la comuni贸n que pide Jes煤s para con el oprimido. La calidad humana de la gente que vaya a ejecutar tales programas ser谩 premiada de acuerdo al compromiso que establezcan con el hermano (Servicio B铆blico Latinoamericano).
Esta p谩gina casi final del evangelio de Mateo es sorprendente. Jes煤s mismo pone en labios de los protagonistas de su par谩bola, tanto buenos como malos, unas palabras de extra帽eza: ¿c贸mo han hecho esto con Jes煤s, si no le han visto?: ¿cu谩ndo te vimos enfermo y fuimos a verte? ¿cu谩ndo te vimos con hambre y no te asistimos? Resulta que Cristo estaba durante todo el tiempo en la persona de nuestros hermanos: el mismo Jes煤s que en el d铆a final ser谩 el pastor que divide a las ovejas de las cabras y el juez que eval煤a nuestra actuaci贸n. No habla aqu铆 de ir a Misa y cumplir preceptos (aunque son los sacramentos fuentes de una vida moral santa…). Para la caridad que debemos tener hacia el pr贸jimo Jes煤s da este motivo: 茅l mismo se identifica con las personas que encontramos en nuestro camino. Hacemos o dejamos de hacer con 茅l lo que hacemos o dejamos de hacer con los que nos rodean. Es una de las p谩ginas m谩s inc贸modas de todo el evangelio. Una p谩gina que se entiende demasiado. Y nosotros ya no podremos poner cara de extra帽ados o aducir que no lo sab铆amos: ya nos lo ha avisado 茅l. Desde los primeros compases del camino cuaresmal, se nos pone delante el compromiso del amor fraterno como la mejor preparaci贸n para participar de la Pascua de Cristo. Es un programa exigente. Tenemos que amar a nuestro pr贸jimo: a nuestros familiares, a los que trabajan con nosotros, a los miembros de nuestra comunidad religiosa o parroquial, sobre todo a los m谩s pobres y necesitados. Si la la lectura nos pon铆a una medida fuerte -amar a los dem谩s como nos amamos a nosotros mismos-, el evangelio nos lo motiva de un modo todav铆a m谩s serio: «cada vez que lo hicisteis con ellos, conmigo lo hicisteis; cada vez que no lo hicisteis con uno de ellos, tampoco lo hicisteis conmigo». Tenemos que ir viendo a Jes煤s mismo en la persona del pr贸jimo. Si la primera lectura urg铆a a no cometer injusticias o a no hacer mal al pr贸jimo, la segunda va m谩s all谩: no se trata de no da帽ar, sino de hacer el bien. Ahora ser谩n los pecados de omisi贸n los que cuenten. El examen no ser谩 sobre si hemos robado, sino sobre si hemos visitado y atendido al enfermo. Se trata de un nivel de exigencia bastante mayor. Se nos dec铆a: no odies. Ahora se nos dice: ayuda al que pasa hambre. Alguien ha dicho que tener un enfermo en casa es como tener el sagrario: pero entonces debe haber muchos «sagrarios abandonados». En la Eucarist铆a, con los ojos de la fe, no nos cuesta mucho descubrir a Cristo presente en el sacramento del pan y del vino. Nos cuesta m谩s descubrirle fuera de misa, en el sacramento del hermano. Pues sobre esto va a versar la pregunta del examen final. Al Cristo a quien hemos escuchado y recibido en la misa, es al mismo a quien debemos servir en las personas con las que nos encontramos durante el d铆a. Ser谩 la manera de preparar la Pascua de este a帽o: «anhelar a帽o tras a帽o la solemnidad de la Pascua, dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno» (prefacio I de Cuaresma). Ser谩 tambi茅n la manera de prepararnos a sacar buena nota en ese examen final. «Al atardecer de la vida, como lo expres贸 san Juan de la Cruz, seremos juzgados铆 sobre el amor»: si hemos dado de comer, si hemos visitado al que estaba solo. Al final resultar谩 que eso era lo 煤nico importante (J. Aldaz谩bal). Entrada: «Como est谩n los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus se帽ores, as铆 est谩n nuestros ojos en el Se帽or, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Se帽or, misericordia» (Sal 122,2-3). Colecta: «Convi茅rtenos a Ti, Dios salvador nuestro; ilum铆nanos con la luz de tu palabra, para que la celebraci贸n de esta Cuaresma produzca en nosotros sus mejores frutos». Y la Comuni贸n: «Os aseguro, dice el Se帽or, que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el Reino preparado para vosotros desde la creaci贸n del mundo» (Mt 25,40.34). Comenta San Agust铆n: «Recordad, hermanos, lo que ha de decir a los que est谩n a la derecha. No les dir谩: “hiciste esta o aquella obra grande”, sino: “tuve hambre y me disteis de comer”; a los que est谩n a la izquierda no les dir谩: “hicisteis 茅sta o aqu茅lla obra mala”, sino: “tuve hambre y no me disteis de comer.” Los primeros, por su limosna ir谩n a la vida eterna; los segundos por su esterilidad, al fuego eterno, Elegid ahora el estar a la derecha o a la izquierda… Nadie tema dar a los pobres; no piense nadie que quien recibe es aqu茅l cuya mano ve. Quien recibe es el que te mand贸 dar. Y no decimos esto porque as铆 nos parece por conjetura humana; esc煤chale a 脡l que te aconseja y te da seguridad en la Escritura. Tuve hambre y me diste de comer... San Hip贸lito de Roma (hacia 235) presb铆tero y m谩rtir pone en boca de Dios: “Venid, vosotros que hab茅is amado a los pobres y a los extranjeros. Venid, vosotros que hab茅is permanecido fieles a mi amor, porque yo soy el amor. Venid, vosotros los pac铆ficos porque yo soy la paz. Venid, benditos de mi Padre, tomad posesi贸n del reino preparado para vosotros desde la creaci贸n del mundo (Mt 25,34). No hab茅is rendido homenaje a la riqueza sino que hab茅is dado limosna a los pobres. Hab茅is sostenido a los hu茅rfanos, ayudado a las viudas, hab茅is dado de beber a los que ten铆an sed y de comer a los que ten铆an hambre. Hab茅is acogido a los extranjeros, vestido al que estaba desnudo, hab茅is visitado al enfermo, consolado a los presos, acompa帽ado a los ciegos. Hab茅is guardado intacto el sello de la fe y os hab茅is reunido con la comunidad en las iglesias. Hab茅is escuchado mis Escrituras deseando mi Palabra. Hab茅is observado mi ley d铆a y noche (Sal 1,2) y hab茅is participado en mis sufrimientos como soldados valientes para encontrar gracia ante m铆, vuestro rey del cielo. “Venid, tomad en pose si贸n el reino preparado para vosotros desde la creaci贸n del mundo.” He aqu铆 que mi reino est谩 preparado y mi cielo est谩 abierto. He aqu铆 que mi inmortalidad se manifiesta en toda su belleza”.
Las primeras palabras de la oraci贸n de la Misa de hoy dicen: “Converte nos, Deus, salutaris noster” –conv铆ertenos, Se帽or, nuestra salvaci贸n. Se corresponden con las que inician la cuaresma: “arrepent铆os”. Pero en modo distinto: pasa del imperativo a la petici贸n, es un “dame fuerzas, Se帽or, para convertirme”. ¿Qu茅 es convertirse? En la pr谩ctica, seguir a Jes煤s, acompa帽arle, caminar tras sus pasos, pero el que nos convierte es Dios, es dejar de auto-realizarnos de modo orgulloso y aceptar la dependencia con Dios de la que viene la aut茅ntica libertad, lo dem谩s es ilusi贸n y enga帽o, dec铆a Ratzinger: “b谩sicamente existen tan s贸lo dos opciones fundamentales: por una parte, la autorrealizaci贸n, en la cual trata el hombre de crearse a s铆 mismo para adue帽arse por completo de su ser y hacerse con la totalidad de la vida exclusivamente para s铆 y desde s铆 mismo; y por otra, la opci贸n de la fe y del amor”, pero “no podemos realizarnos por nosotros mismos; s贸lo si ‘perdemos’ la vida podemos ganarla. Estas opciones corresponden al contenido de las palabras ‘tener’ y ‘ser’. La autorrealizaci贸n quiere tener la vida, todas las posibilidades, alegr铆as y bellezas de la vida, pues considera la vida como una posesi贸n que ha de defender contra los dem谩s”, en cambio es el amor lo que de veras nos hace ser. Como vimos ayer, “podemos tambi茅n decir que la alternativa entre autorrealizaci贸n y amor corresponde a la alternativa de las tentaciones de Jes煤s: la alternativa entre el poder terreno y la cruz, entre una redenci贸n fundada en el bienestar y una redenci贸n que se abre y se conf铆a a la infinitud del amor divino”. Hoy el hombre se siente adulto para estar “libre” de Dios, “se siente capaz de edificar por s铆 mismo un mundo libre, verdaderamente humano. Pero hoy vislumbramos ya ad贸nde conduce esta creatividad emancipada de Dios, y as铆 comenzamos a redescubrir la sabidur铆a de la cruz”. Convertirse es todo esto: no buscar el 茅xito, la propia imagen, aceptar la cruz. Desear la fe, esperanza y amor antes que el placer, la supremac铆a del yo y las posesiones. “El 茅xito, el prestigio, la tranquilidad y la comodidad son los falsos dioses que m谩s impiden la verdad y el verdadero progreso en la vida persona y social”, cuando aceptamos la primac铆a de la verdad y nos hacemos “cooperadores de la verdad” (3 Jn 8), estamos creando la cultura del amor.
Una historia puede ilustrar la cuesti贸n. Cuentan que un importante se帽or grit贸 al director de su empresa, porque estaba enfadado en ese momento. El director lleg贸 a su casa y grit贸 a su esposa, acus谩ndola de que estaba gastando demasiado, porque hab铆a un abundante almuerzo en la mesa. Su esposa grit贸 a la empleada porque rompi贸 un plato. La empleada dio una patada al perro porque la hizo tropezar. El perro sali贸 corriendo y mordi贸 a una se帽ora que pasaba por la acera, porque le cerraba el paso. Esa se帽ora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y grit贸 al joven m茅dico, porque le doli贸 la vacuna al ser aplicada. El joven m茅dico lleg贸 a su casa y grit贸 a su madre, porque la comida no era de su agrado. Su madre, tolerante y un manantial de amor y perd贸n, acarici贸 sus cabellos dici茅ndole: - "Hijo querido, prometo que ma帽ana har茅 tu comida favorita. T煤 trabajas mucho, est谩s cansado y precisas una buena noche de sue帽o. Voy a cambiar las s谩banas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Ma帽ana te sentir谩s mejor". Bendijo a su hijo y abandon贸 la habitaci贸n, dej谩ndolo solo con sus pensamientos... En ese momento, se interrumpi贸 el c铆rculo del odio, porque choc贸 con la tolerancia, la dulzura, el perd贸n y el amor. Si t煤 eres de los que ingresaron en un c铆rculo del odio, acu茅rdate que puedes romperlo con tolerancia, dulzura, perd贸n y amor. No caigamos en el c铆rculo del odio pensando que es imposible encontrar amor: la manera m谩s r谩pida de recibir amor es darlo, hay m谩s alegr铆a en dar que en recibir. El amor lo perdemos cuando lo queremos para nosotros, es como el fuego que cuando lo extendemos nos acaricia con su calor; el amor tiene alas y no hay que encadenarlo. El amor es el don m谩s preciado que Dios nos ha regalado, y que nos da la oportunidad de regalar. Adem谩s, cuanto m谩s se da m谩s nos queda porque se agranda nuestro coraz贸n al amar, ah铆 est谩 el secreto del amor. De nada tiene necesidad este mundo como del amor. Le铆a hace poco algo que nos viene muy bien para permanecer en el c铆rculo del amor, y no caer en el del odio: -el amor alienta, el odio abate; -el amor sonr铆e, el odio gru帽e; -el amor atrae, el odio rechaza; -el amor conf铆a, el odio sospecha;-el amor enternece, el odio enardece; -el amor canta, el odio espanta; -el amor tranquiliza, el odio altera; -el amor guarda silencio, el odio vocifera; -el amor edifica, el odio destruye; -el amor siembra, el odio arranca; -el amor espera, el odio desespera; -el amor consuela, el odio exaspera; -el amor suaviza, el odio irrita; -el amor aclara, el odio confunde; -el amor perdona, el odio intriga; -el amor vivifica, el odio mata; -el amor es dulce; el odio es amargo; -el amor es pac铆fico; el odio es explosivo; -el amor es veraz, el odio es mentiroso; -el amor es luminoso, el odio es tenebroso; -el amor es humilde, el odio es altanero; -el amor es sumiso, el odio es jactancioso; -el amor es manso, el odio es belicoso; -el amor es espiritual, el odio es carnal.-El amor es sublime, el odio es triste. -El amor todo lo puede... -No hay dificultad por muy grande que sea, que el amor no lo supere. -No hay enfermedad por muy grave que sea, que el amor no la sane. -No hay puerta por muy cerrada que est茅, que el amor no la abra. -No hay distancias por extremas que sean, que el amor no las acorte tendiendo puentes sobre ellas. -No hay muro por muy alto que sea, que el amor no lo derrumbe. -No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no lo redima. -No importa cuan serio sea un problema, cuan desesperada una situaci贸n, cuan grande un error, el amor tiene poder para superar todo esto. Quien es capaz de experimentar realmente el amor, puede ser la persona m谩s feliz y m谩s poderosa del mundo. Amar... Siempre... En cada acto, en cada pensamiento, en cada d铆a que amanece, en cada noche que llega, hacer de la vida siempre una canci贸n de amor...
Dice san Juan de la Cruz: «A la tarde te examinar谩n en el amor. Aprende a amar a Dios como Dios quiere ser amado y deja tu propia condici贸n». Postcomuni贸n: «Conc茅denos experimentar, Se帽or Dios nuestro, al recibir tu Eucarist铆a, alivio para el alma y para el cuerpo; y as铆, restaurada en Cristo la integridad de la persona, podremos gloriarnos de la plenitud de tu salvaci贸n».
El Evangelio de hoy nos marca una pauta: en los dem谩s est谩 Jes煤s presente. «En nuestra 茅poca, especialmente urge la obligaci贸n de hacernos pr贸jimo de cualquier hombre que sea y de servirlos con afecto, ya se trate de un anciano abandonado por todos, o de un ni帽o nacido de ileg铆tima uni贸n que se ve expuesto a pagar sin raz贸n el pecado que 茅l no ha cometido, o del hambriento que apela a nuestra conciencia tray茅ndonos a la memoria las palabras del Se帽or: “Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos m铆os m谩s peque帽os, a m铆 me lo hicisteis” (Mt 25,40)» (Gaudium et spes).
Cristo vive en los cristianos, y le da un sentido m谩s profundo a las relaciones humanas, ver a Jes煤s en los dem谩s da una orientaci贸n a todo nuestro actuar: “el coraz贸n del progreso es el progreso del amor. Y el coraz贸n del amor es la cruz, el perderse con Jes煤s” (Ratzinger). Hoy en Roma se revive la “statio” (la estaci贸n, una sucesi贸n de iglesias romanas en las que se reparten las celebraciones cuaresmales) en San Pedro “in Vinculis”, iglesia construida al lado de un tribunal romano; ah铆 se guardan las cadenas de Pedro en la c谩rcel. Sugiere tambi茅n esto los dos aspectos de ese amor que encadena, y que establece un juicio muy diverso de los humanos, pues aqu铆 s贸lo manda el amor: «Jesucristo ha de venir al fin del mundo, para juzgar a vivos y muertos, y para dar a cada uno seg煤n sus obras, tanto a los reprobados como a los elegidos (...) para recibir seg煤n sus obras, buenas o malas: aquellos con el diablo castigo eterno, y 茅stos con Cristo gloria eterna».
S贸lo a la luz del juicio final, cuando el Reino de Dios llegue a su plenitud, entenderemos el camino que hayamos recorrido, tal vez en medio de persecuciones y muerte, tras las huellas del Redentor. Entonces aparecer谩, de un modo desnudo, la verdad de todo hombre en la medida de Dios. Entonces conoceremos a Aquel que es el Amor y la Misericordia. Entonces sabremos si en verdad caminamos por este mundo como hijos suyos. Entonces seremos acogidos o rechazados conforme al trato que hayamos dado a los peque帽os, con los que se identific贸 Jes煤s. Por eso, mientras caminamos por este mundo, Dios nos concede este tiempo favorable de su gracia para que reflexionemos con toda lealtad acerca de nuestra vida de fe. No podemos vivir esta cuaresma s贸lo como un tiempo de una conversi贸n aparente. Si no caminamos hacia nuestra propia Pascua, hacia nuestra renovaci贸n interior, hacia la muerte a nuestro pecado y hacia la resurrecci贸n a una vida renovada en Cristo, habremos perdido el tiempo. Dios quiere que su Iglesia inicie, ya desde ahora, la realizaci贸n de su Reino mediante la renovaci贸n de sus miembros, a trav茅s de los cuales se manifieste, a la medida de la Gracia recibida, el amor misericordioso del mismo Dios a favor de todos. Rogu茅mosle al Se帽or que nos conceda, por intercesi贸n de la Sant铆sima Virgen Mar铆a, nuestra Madre, la gracia de vivir nuestra fe en Cristo con un compromiso total, de manera que no s贸lo lo amemos interiormente, sino que lo amemos preocup谩ndonos de hacer el bien a todos, especialmente a los pobres, a los pecadores y a los desprotegidos, para poder, as铆, ser dignos de ser recibidos, como hijos amados, en las moradas eternas. Am茅n (www.homiliacatolica.com; que como muchos otros textos los tomo de mercaba.org).