tag:blogger.com,1999:blog-15995023743554788142024-03-13T12:02:34.273-07:00Vive en feTodo el que cree, piensa. Porque la fe, si lo que cree no se piensa, es nula.Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.comBlogger1225125tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-68432391947890910742013-03-30T03:34:00.000-07:002013-03-31T03:42:33.547-07:00Semana Santa, Vigilia Pascual (ciclo C)<!--[if !mso]><style>v\:* {behavior:url(#default#VML);} o\:* {behavior:url(#default#VML);} w\:* {behavior:url(#default#VML);} .shape {behavior:url(#default#VML);} </style><![endif]--><br />
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">Semana Santa, Vigilia Pascual (ciclo C): </span></b><span style="font-family: Calibri;">Jesús pasa de la muerte a la Vida, y con su glorificación nos abre las puertas del paraíso</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">“El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: -¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: «El Hijo del Hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar».</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás. María Magdalena, Juana y María la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los Apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.”</span></b><span style="font-family: Calibri;"> (Lucas 24,1-12).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">1. “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado</b>”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Los dos primeros testigos de la resurrección son las mujeres. Ellas, llevadas del corazón,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con las primeras luces del día del sol, se fueron al sepulcro para ungir mejor el cuerpo del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Amado. Los discípulos, muy prudentes ellos, estaban escondidos, a la espera. Lo que pasó aquella madrugada fue una experiencia indecible. Se disiparon todos los<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>miedos y todas las dudas. Tendrían miedo por los guardas, pensarían cómo mover la piedra del sepulcro… pero van. El amor las lleva. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">“<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. </b>Verían una luz que no hacía más que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>crecer y crecer. Y empezaron a recordar las palabras del Señor. Todo encajaba<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>perfectamente. Era ya el tercer día, y Cristo había resucitado. En adelante ya no será solo el día del sol, sino el día del Señor. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">“Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: -¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: «El Hijo del Hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar»”.</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Ellas, nerviosas y gozosas, “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás. María Magdalena, Juana y María la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los Apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron”. </b>Así tiene que ser todo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>testigo. Pero los apóstoles, muy sensatos ellos, lo tomaron por «delirio» y cosas de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mujeres (Caritas).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.”</span></b><span style="font-family: Calibri;"> (Lucas 24,1-12).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Cuando vivimos con esta realidad, se palpa en el ambiente: una caridad discreta, fuerte y generosa en desmesura, un respeto sagrado por cada persona, imagen de Dios, un trabajo perseverante por una sociedad más justa, con unas relaciones de sinceridad y confianza que generan paz, una atención preferencial a los pobres, una esperanza cierta de vida ante los signos de dolor y muerte. "¡Aquí hay una vida nueva! ¡Aquí hay alguien!". Es la presencia del Resucitado: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Yo estaré con vosotros cada día hasta el fin del mundo</b>".</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">El escándalo de la cruz resulta fuente de vida. Canta el himno litúrgico: “la gracia está en el fondo de la pena y la salud naciendo de una herida”. Herida luminosa, que iría curando las heridas… la de Pedro, que guarda distancias antes de creer, hasta que se le aparece el Señor, por la tarde: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Paz a vosotros</b>". </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Si Jesús ha muerto por nosotros, su resurrección es también para nosotros. "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él</b>". Después de bendecir el agua bautismal renovaremos la fe de nuestro bautismo. Los que hemos sido bautizados en Cristo hemos sido sumergidos en su muerte y plantados a su vera en las aguas de la resurrección, a fin de ver el mundo con ojos de bautizados, ojos de resucitados, y dar frutos del "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">cielo nuevo y la tierra nueva</b>" (Jaume Camprodon). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">El pregón pascual</span></b><span style="font-family: Calibri;"> exulta de gozo en esta noche santa, cuando se ve que “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! ¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos… ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos</b>”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">La noche de Pascua es la fiesta nupcial<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la Iglesia. La imagen del pozo de Jacob se ha hecho feliz realidad: la mujer que no tenía esposo, pero que había pertenecido a muchos, ha encontrado al esposo celestial que le estaba<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>destinado desde el comienzo. La humanidad ha acabado por<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>comprender a quién debe dirigir el saludo que hasta ahora había<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dirigido a un esposo falso y seductor. Este saludo era: "¡Salve,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esposo! ¡Salve, nueva luz!" (Fírmico Materno). Pues sólo hay una luz, sólo hay un esposo: Cristo es el único que ha recibido la gracia de tal nombre. Aquí, en la noche de Pascua, en boca de la Iglesia y ante la luz<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del cirio pascual, figura de Cristo, el antiguo saludo de los misterios<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>paganos alcanza su verdadero sentido. Ya es de noche; llega el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esposo a casa y encuentra a la esposa desvelada. No ha podido<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pegar los ojos sabiéndolo fuera, en la noche del sepulcro. ¡Ahora ha vuelto vivo! "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sus cabellos están cubiertos de la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>escarcha de la noche</b>" (Ct 5,2), como decía S. Paulino de Nola: aún lleva impresas las huellas de la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pasión. Pero está ante la puerta, sobrenaturalizado, con el cuerpo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>glorificado, revestido de la divinidad, "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">mirando por las ventanas,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>atisbando por entre las celosías</b>" (Ct 2,9); San Ambrosio dirá que las "ventanas"<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se interpretan como si fuesen los profetas, “por los cuales Dios miró al<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>género humano antes de bajar Él mismo a la tierra". Hasta ahora la esposa<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>solamente ha podido adivinarlo a Él a través de las ventanas y las celosías, a través de los dichos y las imágenes de los profetas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ahora ha salido de la oscuridad de la noche, y su presencia viva en la gloria de su resurrección sobrepasa con su resplandor cualquier<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>imagen y profecía” (Emiliana Löhr).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">2. Las lecturas del AT tienen un ritmo interno bien conocido: la Ley y los Profetas, con los Salmos. En el primer grupo, la creación, el sacrificio de Abrahán y el paso del mar Rojo. En el segundo, la llamada al amor renovador (con una alusión intencionada a los días de Noé y al diluvio: referencia bautismal y eclesial) y las imágenes sapienciales de la alianza (el agua, el alimento, la Palabra) en los dos textos de Isaías; la llamada entusiasta a la fe, en el texto de Baruc; la promesa del don escatológico (un pueblo, un agua pura, un corazón y un espíritu nuevos), en el maravilloso texto de Ezequiel. En los salmos resuenan los temas de las lecturas que les preceden, destacándose los dos cánticos bíblicos: el de Moisés para la lectura del Éxodo y el de Isaías 12 como cántico bautismal (Pere Tena). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">El Génesis </span></b><span style="font-family: Calibri;">nos narra el principio, cuando “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: "Que exista la luz."” </b>Y así cada día de su trabajo… separó el día y la noche, y puso lumbreras en la bóveda del cielo, “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">para señalar las fiestas, los días y los años… para dar luz sobre la tierra</b>”. Y así hasta su obra maestra, vio Dios que era bueno. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra</b>." <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: "Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra…" Y les hizo señores de todo. “Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto”. </b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Y descansó el día séptimo, anuncio del octavo que hoy celebramos, la nueva creación. Obra de Dios, por amor. Como el enamorado que busca al ser amado con una pasión que da sentido a su vida. Vive sólo para él y por él; piensa en él, existe con referencia a lo que el otro piensa, experimenta y vive. Ser buscado por alguien es la felicidad del que es amado. Somos buscados por Dios desde el principio. Y con impaciencia y pasión. Sí, somos fruto de la pasión de Dios, que nos dice: "La fuerza con que te amo no es distinta de la fuerza por la cual existes"” (Paul Claudel).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">“Dios y Padre creador, / bendito sea tu nombre; / Tú nos has hecho a tu imagen / y nos has moldeado a semejanza tuya. / Llevamos ya estos nombres gloriosos: / hijos amados, / hombres nacidos de una palabra de amor. / Haz que nada desfigure nuestra belleza original, / sino que ésta florezca esplendorosa, / sin mancha ni arruga, / en la resurrección eterna” (“Dios cada día”, Sal terrae). De todas las cosas creadas, sólo el hombre es llamado "imagen de Dios". La faz del Dios invisible se halla sobre el frágil rostro del hombre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">"<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno</b>". Es una visión positiva de la creación, la realidad material no es mala sino buena, la idea maniqueísta de que lo corporal es malo, no es bíblica ni cristiana. El tapiz de la creación, de la catedral de Gerona, habla con pinturas de esta realidad teológica: el mundo es bueno, salido de las manos de Dios, y las realidades de nuestro mundo son buenas, no hemos de renegar de nada, ni reprimir, sino –como dice el texto- trabajar el jardín, cuidar de la creación, dar gloria al Creador trabajando con Él en la superación del caos: Dios pone orden, separa, distingue. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El Salmo </b>canta por eso: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">bendice, alma mía, al Señor: / ¡Dios mío, qué grande eres!... ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! / Todas las cosas hiciste con sabiduría”</b>. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Génesis </b>nos sigue contando que Abraham fue a sacrificar a su hijo, pero el Señor le mando a un ángel para impedirlo. Dios no quiere la muerte. Abraham tomó <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">un carnero “y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo”. </b>Anunciaba<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>tu sacrificio, Jesús. Y escuchó la divina bendición: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa… Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido</b>." También ahí habla de ti, Señor, del nuevo pueblo de tu Iglesia. Nos hablas ahí de la obediencia de la fe. El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Salmo </b>dice: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">el Señor es el lote de mi heredad y mi copa</b>[…] <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">me encanta mi heredad… / Tengo siempre presente al Señor, / con Él a mi derecha no vacilaré. / Por eso se me alegra el corazón, / se gozan mis entrañas, / y mi carne descansa serena. / Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. / Me enseñarás el sendero de la vida, / me saciarás de gozo en tu presencia, / de alegría perpetua a tu derecha</b>”. Todo es anuncio de la resurrección, Dios es el único bien… la tierra prometida al pueblo de Israel: "Todo lo que Tú puedes darme fuera de ti, carece de valor. Sé Tú mismo mi heredad. A ti es a quien amo"” (san Agustín). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Éxodo </b>nos presenta a Moisés, cuando Dios le dice: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto</b>”. No sabemos qué significa la muerte de los perseguidores, pues se mezcla historia y revelación. Pero ahí vemos el paso por las aguas, el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">bautismo. </b>Y vemos el canto en honor del Señor: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Cantaré al Señor</b> […] <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">es mi fuerza y mi protección, Él me salvó”.</b> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Es </b>el gran relato del paso de la esclavitud a ser hijos, el acto fundador del pueblo: habla del nuevo pueblo que tú has creado, Señor, con tu pascua, como<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>rezamos en la oración: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Oh Dios, que has<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>iluminado los prodigios de los tiempos antiguos con la luz del Nuevo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Testamento: el mar Rojo fue imagen de la fuente bautismal, y el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pueblo liberado de la esclavitud imagen de la familia cristiana</b>...” Jesús se<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>convierte en el nuevo Moisés y el agua que era considerada mala, es ahora vida. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Las tres siguientes lecturas, de los profetas, anuncian al pueblo el amor de Dios, el amor inmenso que jamás falla, que siempre espera. El amor que es más fuerte que todas las infidelidades, que todas las debilidades de los hombres. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Isaías </b>es el primero: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">el que te hizo te tomará por esposa</b>”; la mujer abandonada y abatida oye ahora: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu redentor</b>-<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">”</b>, “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">no se retirará de ti mi misericordia, ni mi alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere</b>-”: la nueva etapa de amor no tendrá fin: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Te ensalzaré, Señor, porque me has librado</b>... <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa”. </b>Tu resurrección es también la mí, oh Jesús: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">te daré gracias por siempre</b>”. Ha pasado la noche de la muerte, clarea el alba pascual.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">Isaías </span></b><span style="font-family: Calibri;">otra vez: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Oíd, sedientos todos, acudid por agua</b>... <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua</b>”, y el que era malo “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón”.</b>Lo dice con su omnipotencia: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo</b>." El agua (bautismo) y la palabra, como sacramentos. Y cita el trigo y vino de resonancias eucarísticas. “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Mi fortaleza y mi gloria es el Señor y ha sido mi salvación. / Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador</b>”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">Baruc </span></b><span style="font-family: Calibri;">nos habla<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>de cómo Dios nos llama: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">“el que manda a la luz, y ella va, la llama, y le obedece temblando; a los astros que velan gozosos en sus puestos de guardia, los llama, y responden: ¡presentes!</b>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">y brillan gozosos para su Creador”.</b> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<img align="left" height="125" hspace="12" src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image002.jpg" width="166" /><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">Ezequiel </span></b><span style="font-family: Calibri;">nos habla de la maravilla de la convocación del pueblo por la Resurrección de Jesús:<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> “os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios</b>." Nosotros, al ser así purificados, recibimos un don del<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Espíritu (Rm 5,5) por el que somos hijos de Dios. En las palabras que siguen se expresa todo el dinamismo pascual: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>impíos... Justificados ahora por su sangre, seremos por Él salvados de la cólera</b>" (Rm 5,6ss). Somos hombres nuevos, tema que repetirá san Pablo (Ef 4, 24) y que san Juan hace<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>desarrollar a Jesús, en su entrevista con Nicodemo: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">nacer de agua y de Espíritu</b>" (Jn 3). <a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=2145365642507167914" name="OLE_LINK2"></a><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=2145365642507167914" name="OLE_LINK1"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK2;">Y así, “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; / tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?”</b>Lamento del alma que ansía agua y luz: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Envía tu luz y tu verdad</b>”, entrar en la felicidad: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Entraré al altar de Dios, al Dios que alegra mi juventud”.</b> </span></a>Orante que tiende con todo su ser, cuerpo y espíritu, hacia el Señor, al que siente lejano pero a la vez necesario: "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo</b>" (Sal 41,3). En hebreo,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una sola palabra, <i>nefesh</i>, indica a la vez el "alma" y la "garganta", la sed es aquí expresión muy gráfica, alma y el cuerpo están unidas, como la oración que es "respiración", aliento vital, desdeo del "manantial de aguas vivas" (Jr 2,13). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Por eso necesitamos purificación: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">“crea en mí, oh Dios, un corazón puro y renueva en mis entrañas un espíritu recto. No me apartes de tu rostro y no quites de mí tu Espíritu Santo</b>”.<span style="mso-no-proof: yes;"> </span>El perdón divino borra, lava y limpia, llega a transformar al pecador en una nueva criatura. "Aunque nuestros pecados -afirmaba santa Faustina Kowalska- fueran negros como la noche, la misericordia divina es más fuerte que nuestra miseria. Hace falta una sola cosa: que el pecador entorne al menos un poco la puerta de su corazón... El resto lo hará Dios. Todo comienza en tu misericordia y en tu misericordia acaba"”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Calibri;">Romanos: “Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva</span></b><span style="font-family: Calibri;">.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Porque, si nuestra existencia está unida a Él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></b>Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. El cristiano no puede permanecer en una vida de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pecado: el bautismo ha purificado al "hombre<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pecador". El cristiano debe esforzarse en que el pecado no domine ya más en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>él: su vida está en Dios<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">: “Alabad al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia</b>” y todo gracias a Cristo, “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la piedra que desecharon los edificadores, ésta ha sido puesta por piedra angular. Por el Señor ha sido hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos</b>”. Cantemos el aleluya con la Virgen, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Regina coeli.</i></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Llucià Pou Sabaté</span></div>
<div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-49808090471509518282013-03-30T03:19:00.000-07:002013-03-31T03:42:15.114-07:00Reflexiones para el Sábado Santo<!--[if gte mso 9]><xml> <w:WordDocument> <w:View>Normal</w:View> <w:Zoom>0</w:Zoom> <w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone> <w:Compatibility> <w:BreakWrappedTables/> <w:SnapToGridInCell/> <w:WrapTextWithPunct/> <w:UseAsianBreakRules/> </w:Compatibility> <w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument></xml><![endif]--><br />
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="PT-BR" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: PT-BR;">Reflexiones para el Sábado Santo </span></b></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">1. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Profundo silencio</b>. Las Iglesias están desnudas y no hay liturgia. Jesús duerme en el sepulcro, y nosotros esperamos el gran acontecimiento de la Resurrección, perseverando con María en la espera, rezando y meditando. Hace falta un día de silencio para meditar en la realidad de la vida humana, en las fuerzas del mal y en la gran fuerza del bien que surge de la Pasión y de la Resurrección del Señor. Nos recuerda la espera de las madres, que sufren por los hijos, la compasión de las madres que sufren en silencio, a distancia. Se habla en muchos sitios de imágenes de la Virgen que lloran… son lágrimas que hay que entenderlas no tanto físicas, sino sobre todo lágrimas interiores que son las que más duelen y las que más cuestan. </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">2. Muerte, resurrección y bautismo.</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD";"> ¿Qué pasa con la muerte? Jesús ha pasado por eso, y no ha vuelto a la vida como un cadáver reanimado como cuando resucitó a Lázaro. Es otra cosa. Una mutación cósmica de la materia que se vuelve espiritual y no sujeta al espacio y tiempo. Esto es, nuestro bautismo, por el que podemos comenzar a gustar, en la fe, este misterio. Cada uno puede decir con san Pablo: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí</b>” (Gal 2,20). Con tal de que participemos de la muerte y resurrección de Cristo. Hoy esperamos la gran promesa, la liberación definitiva de la antigua esclavitud del pecado y de la muerte, el fuego nuevo donde se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo que resucita glorioso. Cristo, luz de la humanidad, despeja las tinieblas del corazón y del espíritu e ilumina a cada hombre que viene al mundo. Junto al cirio pascual, resuena en la Iglesia el gran anuncio pascual: Cristo ha resucitado verdaderamente, la muerte ya no tiene poder sobre Él. Con su muerte, ha derrotado el mal para siempre y ha donado a todos los hombres la vida misma de Dios. Según una antigua tradición, durante la Vigilia Pascual, los catecúmenos reciben el Bautismo para subrayar la participación de los cristianos en el misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo. De la esplendorosa noche de Pascua, la alegría, la luz y la paz de Cristo se extienden en la vida de los fieles de toda comunidad cristiana y llegan a todos los puntos del espacio y del tiempo. Sigue el Apóstol: Vosotros habéis llegado a ser uno en Cristo (cf Gal 3,28), nos atrae al Todo participando con nuestro ser en el Ser de Dios. No podemos darnos esta vida a nosotros mismos, aunque la deseamos, sino que nos viene por el Verbo de Dios que es la Verdad, por el Amor divino que es también Vida, </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">3. Se lee hoy en la liturgia de las Horas una antigua Homilía del siglo II sobre el santo y grandioso Sábado, que nos habla del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">descenso del Señor a la región de los muertos</b>. Sobran comentarios, pues su lectura nos hace revivir el diálogo entre Cristo salvador y Adán. Se trata de un texto impresionante: “¿Qué es lo que pasa? Un gran silencio se cierne hoy sobre la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido y ha despertado a los que dormían desde hace siglo. El Dios hecho hombre ha muerto y ha puesto en movimiento la región de los muertos.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte; Dios y su Hijo van liberar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">El Señor hace su entrada donde están ellos, llevando en sus manos el arma victoriosa de la cruz. Al verlo, Adán, nuestro primer padre, golpeándose el pecho de estupor, exclama, dirigiéndose a todos: «Mi Señor está con todos vosotros.» Y responde Cristo a Adán: «Y con tu espíritu.» Y, tomándolo de la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Yo soy tu Dios, que por ti me hice hijo tuyo, por ti y por todos estos que habían de nacer de ti; digo, ahora, y ordeno a todos los que estaban en cadenas: "Salid" ' y a los que estaban en tinieblas: "Sed iluminados", y a los que estaban adormilados: 'Levantaos".</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Yo te lo mando: Despierta, tú que duermes; porque yo no te he creado para que estuvieras preso en la región de los muertos. Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los que han muerto. Levántate, obra de mis manos; levántate, mi efigie, tú que has sido creado a imagen mía. Levántate, salgamos de aquí; porque tú en mí y yo en ti somos una sola cosa.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Por ti, yo, tu Dios, me he hecho hijo tuyo; por ti, siendo Señor, asumí tu misma apariencia de esclavo; por ti, yo, que estoy por encima de los cielos, vine a la tierra, y aun bajo tierra; por ti, hombre, vine a ser como hombre sin fuerzas, abandonado entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto paradisíaco, fui entregado a los judíos en un huerto y sepultado en un huerto.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Mira los salivazos de mi rostro, que recibí, por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Me dormí en la cruz, y la lanza penetró en mi costado, por ti, de cuyo costado salió Eva, mientras dormías allá en el paraíso. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te sacará del sueño de la muerte. Mi lanza ha reprimido la espada de fuego que se alzaba contra ti. </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Levántate, vayámonos de aquí. El enemigo te hizo salir del paraíso; yo, en cambio, te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celestial. Te prohibí comer del simbólico árbol de la vida; más he aquí que yo, que soy la vida, estoy unido a ti. Puse a los ángeles a tu servicio, para que te guardaran; ahora hago que te adoren en calidad de Dios.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Tienes preparado un trono de querubines, están dispuestos los mensajeros, construido el tálamo, preparado el banquete, adornados los eternos tabernáculos y mansiones, a tu disposición el tesoro de todos los bienes, y preparado desde toda la eternidad el reino de los cielos.»</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">4. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">María, la Madre de Jesús, espera</b>. Ya no ve las miradas de su hijo, ni sus suspiros, ni las caricias que hacía a los niños, ni el respirar pausado del sueño cuando estaba fatigado. Sus ojos ya no expresan ni amor, ni ira; cerrados y protegidos por unas pequeñas monedas, llamadas leptos, para mantenerlos cerrados según costumbre. </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Recuerda el descender del Cuerpo de la Cruz con sus llagas sangrantes, su sudor y el barro mezclado con salivazos. El sepulcro por fin para Dios Hijo / José de Arimatea acomoda el cuerpo / Dios espanta las moscas que se posan sobre Dios / Dios mismo está velando sobre su propia cara / Dios se mira en ese espejo y se ve tan muerto / un judío yerto y fracasado / Dios se inclina<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>piadoso sobre sus restos / Dios está bien así después de tanto dolor y tanta muerte Dios esté tranquilo / José de Arimatea se ha ganado el cielo / Dios Hijo se ha ganado bien ese corazón de la roca viva (J. M. Ibáñez Langlois, <i>El libro de la pasión</i>).</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">5. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Jesús nos dice sin palabras que vence a la Muerte con su Muerte</b>. La naturaleza canta el salmo 138: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Si escalo el cielo, allá estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha. Si digo: que al menos la tiniebla me encubra…’, ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día</b>” (8-12). Jesús al bajar a la muerte ha iluminado la muerte y la vida, agarrado a la mano del Padre nos invita a resucitar con él, incluso si caemos, caeremos en sus manos. “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Muerte, ¿dónde está tu victoria?</b>” (1Cor 15,55). </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Necesitamos vivir en esperanza. “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Para mí la vida es Cristo. Si puedo estar junto a Él (es decir, si muero) es una ganancia. Pero si quedo en esta vida, todavía puedo llevar fruto. Así me encuentro en este dilema: partir –es decir, ser ejecutado- y estar con Cristo, sería lo mejor; pero, quedarme en esta vida es más necesario para vosotros</b>” (Fil 1,21ss). Tanto si morimos como si vivimos, somos del Señor, en servicio a los demás. Si se pierde el temor a la muerte, al pecado y a Satanás, ya no se temerá a nada ni a nadie como decía San Josemaría. Y eso es la esperanza: no tener miedo a nada ni a nadie. Y dentro de un poco la esperanza será posesión. </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">6. M. de Unamuno,<i> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La vida es sueño</b></i>: </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">“¿Estás muerto, Maestro, o bien tranquilo / durmiendo estás el sueño de los justos? / Tu muerte de tres días fue un desmayo, / sueño más largo que los otros tuyos; / pues tú dormías, Cristo, sueños de Hombre, / mientras velaba tu corazón. </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Posábase, / ángel sobre tu sien, esta primicia / del descanso mortal, ese pregusto / del sosiego final de aqueste tráfago; / cual pabellón las blandas alas negras / del ángel del silencio y del olvido / sobre tus párpados; lecho de sábana / pardo, la tierra nuestra madre; al borde, / con los brazos cruzados meditando / sobre sí mismo el Verbo. </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Y di, ¿soñabas? / ¿Soñaste, Hermano, el reino de tu Padre? / ¿Tu vida fue acaso como la nuestra, / sueño? ¿De tu alma fue en el alma quieta / fiel trasunto del sueño de la vida de nuestro Padre? Di, ¿de qué vivimos / sino del sueño de tu vida, Hermano?</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">¡No es la sustancia de lo que esperamos / nuestra fe, nada más que de tus obras / el sueño, Cristo! ¡Nos pusiste el cielo / ramilletes de estrellas de venturas; / hicístenos la noche para el alma / cual manto regio de ilusión eterna!</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Por Ti los brazos del Señor nos brizan / al vaivén de los cielos y al arrullo / del silencio que tupe las noches / la bóveda de luces tachonada. / ¡Y tu sueño es la paz que da la guerra, / y tu vida la guerra que da paz!” </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">El cuerpo silencioso y enterrado de nuestro Jesús nos dice: ¡Espera!, ¡Cree!, ¡Ama!, que todo lo demás pasa…</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">7. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La “muerte de Dios” y la esperanza.</b>Nietzsche dice: “¡Dios ha muerto! ¡Sigue muerto! ¡Y nosotros lo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hemos asesinado”. Pero lo hemos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>asesinado con los genocidios y otros actos homicidas. Y cuando lo encerrábamos en el edificio de ideologías y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>costumbres anticuadas, cuando lo desterrábamos a una piedad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>irreal y a frases de devocionarios, convirtiéndolo en una pieza de museo arqueológico; lo hemos asesinado con la duplicidad de nuestra vida, que lo oscurece a él mismo… </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">El ocultamiento de Dios en este mundo es el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>auténtico misterio del sábado santo, expresado en las enigmáticas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>palabras: Jesús «descendió a los infiernos»: el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sheol</i>, lugar de los muertos. Cristo cruzó la puerta de esa soledad, de nuestro abandono, nos tiende una mano que nos guía. La soledad insuperable del hombre ha sido superada, el infierno ha sido<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>superado, cuando se realizan las<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>palabras del salmista: «<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">aunque bajase hasta los infiernos, allí estás tú</b>». </span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Cuando oramos mirando al crucifijo, vemos él sufrimiento, pero hemos de ver sobre todo la gloria, pues los cristianos oraban vueltos hacia oriente, Cristo, sol verdadero, que aparecería sobre la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>historia; cuando decían misa entraba por la ventana en forma de cruz la luz del sol, que dirigía sus rayos al altar y los fieles. Y cuando se predicaba en otro sitio distinto del altar, luego se pedía a los fieles “dirigirse al Señor”, es decir, volver su mirada a la luz de oriente, estar “orientados” hacia Jesús. Es la orientación de la cruz hacia la esperanza y la gloria (Joseph Ratzinger).</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Maiandra GD";">Llucià Pou Sabaté</span> </div>
<div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-87831913745116651262013-03-28T23:42:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.165-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>VIA CRUCIS<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">“Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los únicos culpables. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Madre mía, Virgen dolorosa, ayúdame a revivir aquellas horas amargas que tu Hijo quiso pasar en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo, viviésemos al fin <i>in libertatem gloriæ filiorum Dei,</i> en la libertad y gloria de los hijos de Dios” (Josemaría Escrivá).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">El <i>Via Crucis</i>, </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">es una contemplación del <i>camino de la Cruz</i>..<b>. </b>lo haremos con un romance anónimo precioso.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">1. Jesús es condenado a muerte</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">… no respondió a ninguna acusación (Mt 27,14). Te condenaron a muerte / tu silencio y mi silencio. / Las gargantas en tumulto / ante el Pretor somnoliento, / lapidaron con sus gritos / el mármol de tu silencio. / Tu mutismo era una estatua / de blancura y de misterio...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">“¡Habla, Jesús, que te matan! / Arropada en tu silencio / la muerte viene volando / entre graznidos de cuervos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Habla, Señor, tu palabra, / como un huracán de fuego, / salga de tu boca / y queme lo falso de los denuestos!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Por qué te quedas callado / si eres el Divino Verbo...?”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">La boca de Dios / quedó baldía como el desierto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Lo condenaron a muerte / su silencio y mi silencio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Escupieron las gargantas / alaridos a mi miedo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Al oleaje de gritos / debí levantar mi pecho / -dique de amor y diamante- / contra el torrente protervo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pero fui arena medrosa / que no supo defenderlo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Debí gritarles: / “¡Judíos, yo soy, / yo soy el perverso; / a mí la hiel, las espinas, / a mí la cruz y el flagelo!”, / pero se anudó a mi voz / la vil serpiente del miedo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Pastores, por cobardía / me mataron mi Cordero: / fue más fuerte que mi amor / el ladrido de los perros...!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Lo condenaron a muerte / su silencio y mi silencio / : uno, silencio de amor; / otro, silencio de miedo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">2. Jesús se abraza con la cruz</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">… Levántate, Amiga mía, hermosa mía, y ven (Cant. 2,13).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Acércate, Bienamada, / la de los brazos abiertos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">A ti corro enamorado / con un ciclón de deseos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tengo sed de tu regazo / para morir en silencio.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Amada, la presentida / desde los montes eternos, / la elegida por el Padre / para el Varón Unigénito, / eres morena de sol / y tienes olor a cedro; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">yo pondré sobre tus hombros / el lino en flor de mi cuerpo / y un rojo manto prendido / con cinco rosas de fuego: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡divino traje de bodas / en el abrazo supremo!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ven a mis brazos, Amada, / la de los brazos abiertos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Bajo la noche del odio / iremos por el sendero/ relampagueante de gritos / y enraizado de tropiezos: / ¡que el amor siempre camina / por sendas de sufrimiento!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cuando estemos en la cumbre/ unidos los dos y quietos,/ en holocausto humeante, / transverberados de fuego, / una nueva epifanía / alumbrará tierra y cielo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Serás llamada Señora / y Madre de muchos pueblos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Vendrán a ti con sus dones / los reyes del mundo entero. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Con tus brazos extendidos / serás rosa de los vientos / que conduzca caminantes / a mi Corazón abierto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Los que a Mí quieran venir / tendrán que amarte primero... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Salgamos ya, Bienamada, / la de los brazos abiertos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">3. Bajo el peso de la cruz Jesús cae y da con su boca en tierra</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">… Béseme con el beso de su boca (Cant. 1,1).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Decidme quién me besó / con unos labios de fuego...! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Muchas veces he sentido el ósculo del invierno. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Sus labios -copos de nieve- (al caer blancos y lentos / me visten con la pureza / de los glaciares eternos: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">son un bautismo de gracia / que me renueva por dentro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Al llegar la primavera / florida por los oteros, / la fecundidad despierta / en mis ateridos senos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Con sus rojas amapolas / ¡cómo me cubre de besos / y cascabeles de espigas / y música de jilgueros! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pero nunca conocí / un beso como este beso: / ¡si me ha dejado más blanca / que los altos ventisqueros/ y me ha vuelto más fecunda / que los jardines del cielo! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Decidme quién me besó / con unos labios de fuego. / ¡Qué dulce, cuando el estío / con sus labios de aguacero / deja el cauce de mis trenzas / constelado con sus besos, / y mis arenas febriles / ungidas de refrigerio! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Qué triste el beso de otoño, / cuando, al impulso del viento, / besa con sus hojas secas / la planta de mis senderos / y me deja en la garganta / sabor a muerte y a duelo! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pero nunca conocí un beso / como este beso: / tan lleno de suavidades, / de tristeza y de misterio... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Eternos labios heridos, / divinos labios de fuego / que, quemando, purifican / y sirven de refrigerio; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">labios de Cristo, / caído en el camino tremendo, / ¿a <st1:personname productid="la Tierra" w:st="on">la Tierra</st1:personname>, vuestra esclava, / así la tratáis, a besos...? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡OH labios, yo no soy digna, / pero... besadme de nuevo!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">4. Jesús se encuentra con su madre…</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿A dónde se te fue el amado, oh tú, la más hermosa de las mujeres? (Cant 5,17). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cristo, Niño mío, / ¿para dónde vas? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">María, Mar de lágrimas, / ¿quién te lo dirá?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Piececitos como lirios / que en mi regazo crecieron, / ¿por qué lleváis a mi Niño / por tan ingratos senderos: / alfombras: charcos de sangre, / sandalias: llagas de fuego? / Manecitas de jazmines / que en diciembre florecieron,<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿por qué os alejáis crispadas / sobre ese oscuro madero / y ni podéis despediros de mí, / perfumando al viento?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cristo, Niño mío, / ¿para dónde vas? / María, Mar de lágrimas, / ¿quién te lo dirá? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Oh cabeza de mi Niño / que durmió sobre mi pecho, / negras espinas te ciñen, / ya no dulcísimos besos; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">dolor y llanto te arrullan, / ya no cantares maternos! / ¡Oh puñadito de mirra / que perfumaste mi seno! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Por qué vas con esos hombres / y a mí me dejas gimiendo? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Yo, por Tí, diera mi vida, ellos... / ¡dan treinta dineros! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cristo, Niño mío; / ¿para dónde vas? / Pobre María, Mar de lágrimas, / no te canses de llorar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">5. El cirineo ayuda a jesús a llevar la cruz… </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Mi Amado para mí, y yo para Él (Cant 2,16).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Yo seré tu cirineo, <b>/ </b>Tú, Jesús, serás el mío, <b>/ </b>Eres<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">de mi mismo barro, <b>/ </b>Dios sudoroso y herido, <b>/ </b>te faltan muchas caídas <b>/ </b>para llegar al patíbulo. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tu vida puede quebrarse <b>/ </b>a la mitad del camino,<b> / </b>y si mueres a deshora <b>/ </b>nos dejas sin crucifijo, <b>/ </b>sin testamento, sin Madre,<b>/ </b>sin el Refugio Divino de tu Corazón, <b>/ </b>abierto por la lanza de Longinos... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tienes que llegar al ara muerto de dolor..,<b> / </b>y vivo; si te abruma mucho <b>/ </b>el peso de tu amor y mis delitos, <b>/ </b>yo seré tu cirineo... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Vayamos al Sacrificio! <b>/ </b>Y después, cuando en la vida <b>/ </b>se cambien nuestros destinos, <b>/ </b>cuando Tú, resucitado todo balsámico<b>/ </b>y limpio me esperes en los trigales viviente <b>/ </b>pero escondido, y yo cruce ante tus ojos <b>/ </b>hecho temblor y martirio, <b>/ </b>llevando mi cruz a cuestas, <b>/ </b>de dolor desmorecido, <b>/ </b>Tú serás el cirineo <b>/ </b>que me lleve al Sacrificio. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Eres, como yo, de barro; <b>/ </b>hazme, como Tú, de trigo; <b>/ </b>exprímeme sobre el monte <b>/ </b>como maduro racimo; <b>/ </b>y los dos, compenetrados, <b>/ </b>hechos de harina y de vino, <b>/ </b>en la cumbre amanecida <b>/ </b>seremos un Sacrificio.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">6.</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";"> <b>La verónica enjuga el rostro de Jesús. </b>Como una marca de fuego sobre el corazón (Cant 8,6).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Así quiero que me pintes / sobre mi pecho tu rostro. / En el pesebre, de niño, / eras estrellita de oro; / de joven, entre los lirios, / el más fragante de todos; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">bajo los soles maduros / pareciste el más hermoso; / mas hoy, cuando todos dicen / que no tienes ni decoro, / es cuando me gustas más: / eres ¡el Divino Rostro! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Así quiero que te pintes / en mis entrañas muy hondo, / con pinceladas de sangre, / de salivas y de polvo; / morado de bofetadas, / palidecido de oprobios. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Me enamoras como nunca / porque en tu cara conozco / todo el amor que me tienes / encendido y doloroso. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Mi corazón es el lienzo / para que pintes tu rostro. / En Ti quiero retratarme / como un espejo en el otro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Que no me falten espinas / ni lágrimas en los ojos, / ni sudor, ni bofetadas, / ni manchas de sangre y lodo! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Con tal que a Tí me parezca, / sufrir me parece poco.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">7. Jesús cae por segunda vez. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Hasta los perrillos comen las migajas que caen de la mesa (Mt 15,27)<b>. </b>¿Quién tiró el Pan de los hijos<b></b>para dárselo a los perros?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Viviente Copo de harina<b> / </b>caído sobre el sendero,<b> / </b>Pedazo de pan cocido<b> / </b>en hornos de sufrimiento,<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Migajita resbalada<b> / </b>desde el regazo paterno,<b> / </b>¿para caer en el polvo<b> / </b>descendiste de los cielos?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Escándalo de los hijos,<b> / </b>Ludibrio de todo el pueblo,<b> / </b>¿así quieres que te coman<b> / </b>los ricos, los opulentos?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Eres tan poquita cosa,<b> / </b>estás tan sucio y tan feo<b> / </b>que ni el hijo más humilde<b> / </b>ni el mendigo más hambriento<b> / </b>se dignarían inclinarse<b> / </b>por recogerte del suelo.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Quién tiró el Pan de los hijos<b>/ </b>para dárselo a los perros?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Yo bendigo tu caída<b> / </b>que me infunde atrevimiento.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Con lágrimas y temblores<b> / </b>de ternura a Tí me acerco.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Yo soy el pobre perrillo<b> / </b>punzado de hambre y de miedo.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Si no te hubieras caído,<b> / </b>como lluvia, en mi desierto,<b> / </b>lleno de angustia y miseria<b> / </b>yo moriría sin remedio.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Estabas, oh Dios, tan alto<b> / </b>y yo tan vil y pequeño!<b> / </b>Bajo tu disfraz de polvo escondido,<b> / </b>te presiento tan lleno de resplandores<b> / </b>como en la gloria del cielo.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Si los hombres no te quieren,<b>/ </b>ven, y descansa en mi pecho.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Migaja de pan,<b> / </b>caído para el hambre de los perros:<b> / </b>¡el amor que me tuviste<b> / </b>te puso en tales extremos!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">8. Jesús consuela a las piadosas mujeres. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">No lloréis por mí, llorad sobre vosotras (Lc 23,28).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">No quiero llorar por Ti:<b> / </b>quiero llorar mis pecados.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Las almas vienen siguiendo<b> / </b>la púrpura de tus pasos;<b> / </b>todas quieren consolarte<b> / </b>¡y todos vienen llorando!,<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">yo, Señor, aunque te miro<b> / </b>todo del Amor llagado,<b> / </b>no quiero llorar por Ti,<b> / </b>oh divino Enamorado.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Yo sé que por fuera sufres,<b> / </b>más, por dentro, estás gozando,<b> / </b>porque el Amor, cuando hiere,<b> / </b>es como aroma de bálsamo<b> / </b>que mientras más nos traspasa<b> / </b>es más suave y delicado.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Las heridas de amor saben<b> / </b>a miel y huelen a nardo.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Por qué entonces, sin quererlo,<b> / </b>van mis lágrimas brotando?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Señor, no lloro por Ti:<b> / </b>que lloro por mis pecados!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">No lloro de verte herido,<b> / </b>lloro de haberte olvidado.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Déjame llorar, Señor,<b> / </b>para siempre, sin descanso.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Déjame llorar, Señor,<b> / </b>-lluvia de pétalos blancos-<b> / </b>de mis ojos doloridos<b> / </b>caigan las gotas de llanto,<b> / </b>y laven con su blancura<b>/ </b>lo negro de mis pecados.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tu amor y yo, frente a frente,<b> / </b>a solas, los dos estamos;<b> / </b>y mis dos ojos te dicen<b> / </b>lo que no puede mi labio.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Mira quebrado a tus pies<b> / </b>mi corazón de alabastro,<b> / </b>¡tan duro para quererte, <b> / </b>para olvidarte, tan blando!<b> / </b>mira cómo, de la herida mana<b> / </b>el olor de mis nardos... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tu amor y yo, frente a frente,<b> / </b>a solas, los dos estamos.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Los dos, con el alma rota;<b> / </b>los dos, transidos de bálsamo.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Y tus dos ojos me dicen:<b> / </b>“Mucho se te ha perdonado”!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">9. Jesús cae por tercera vez. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Levántate y anda (Mt 9,5).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Triplicaste tu caída<b> / </b>entre sollozos y lágrimas.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">La magnolia de tu veste yace en tierra,<b> / </b>deshojada y el caudal de tus cabellos<b> / </b>hontanar de limpias aguas<b> / </b>sobre las piedras desnudas<b>/ </b>dormido se desparrama...<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Qué desfallecer del cuerpo,<b> / </b>qué desaliento en el alma!<b> / </b>¡Cuánta sed de abandonarse<b> / </b>y no proseguir la marcha,<b> / </b>suspender eternamente<b> / </b>el ritmo de las pisadas!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Por qué un grito se me sube<b> / </b>tembloroso a la garganta<b> / </b>un grito para gritarte:<b> / </b>“Jesús, levántate y anda”?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Porque otras muchas caídas<b> / </b>tus tres caídas retratan:<b> / </b>el azoro de los niños<b> / </b>caídos de madrugada;<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">el derrumbe de los jóvenes<b> / </b>desde las cumbres nevadas;<b> / </b>las caídas de los viejos<b> / </b>tan negras y tan amargas...<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Porque mil negras pupilas<b> / </b>ansiosas en Ti se clavan<b> / </b>por ver si quedas caído<b> / </b>o mirar sí te levantas<b> / </b>por eso mi voz te grita:<b> / </b>“Jesús, levántate y anda.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Levántate aunque el cansancio<b> / </b>se desploma en tus entrañas<b> / </b>Levántate, aunque el suplicio<b> / </b>con vivas lumbres te aguarda.<b> / </b>Levántate, que la meta<b> / </b>se mira ya muy cercana”.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Enséñales a los hombres<b> / </b>esa ciencia necesaria<b> / </b>de resurgir varoniles<b>/ </b>cuando en el camino caigan.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Si Tú te quedas caído<b> / </b>derrumbas nuestra esperanza.<b> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Somos flores de los campos<b> / </b>que hasta un soplo desarraiga,<b> / </b>y ¡es tan fácil que en la vida<b> / </b>se quede caída el alma,<b> / </b>cuando ha sentido el abrazo<b> / </b>cenagoso de las charcas<b> / </b>que ofrecen lotos de oro<b> / </b>y víboras anidadas!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Y es tan duro levantarse<b> / </b>para proseguir la marcha<b> / </b>cuando en las venas hay frío<b> / </b>y anochece en las entrañas...!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Jesús, por los pecadores<b> / </b>mi voz te grita angustiada,<b> / </b>por nosotros pecadores,<b> / </b>Jesús, ¡levántate y anda!<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">10. Jesús es desnudado y abrevado con hiel y vinagre. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Revestíos de Cristo<b> </b>(Rom 18,14)<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Así, desnudo, Dios mío, <b>/ </b>¡qué pena me da mirarte, <b>/ </b>escultura de vergüenza <b>/ </b>cincelado en nieve y sangre! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tienes todo el desamparo <b>/ </b>de nuestros Primeros Padres, <b>/ </b>al esconderse llorosos <b>/ </b>y desnudos tras los árboles <b>/ </b>con el sabor del pecado <b>/ </b>amargándoles las fauces. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">También hay entre tus labios <b>/ </b>sabor a hiel y vinagre: <b>/ </b>amargura de pecados que, <b>/ </b>sin beberla, probaste. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Las saetas de los ojos <b>/ </b>y de las risas procaces <b>/ </b>sobre tu cuerpo desnudo <b>/ </b>volando van a clavarse. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Oh si pudieras correr, <b>/ </b>como un niño, hasta tu Madre, <b>/ </b>y esconderte entre sus brazos, <b>/ </b>y en su regazo anidarte! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿En dónde estarán ahora <b>/ </b>aquellos limpios pañales <b>/ </b>de la luminosa noche; <b>/ </b>dónde los lirios del valle <b>/ </b>que tejen túnicas blancas <b>/ </b>sin ruecas y sin telares; <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">dónde están los corderitos <b>/ </b>vestidos de lana suave <b>/ </b>que te ven a Tí desnudo <b>/ </b>y no corren a abrigarte? <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pero, bien visto, <b>/ </b>¿qué importa Si los soldados <b>/ </b>reparten entre sí tus vestiduras <b>/ </b>llenas de sudor y sangre? <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tienes oh Dios, <b>/ </b>una túnica que nadie podrá arrancarte: <b>/ </b>la túnica de tu cuerpo <b>/ </b>que te tejiera tu Madre <b>/ </b>en el telar de su seno <b>/ </b>con el lino de su carne.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡De esa veste, <b>/ </b>ni la muerte podrá jamás despojarte! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Mira, Señor, <b>/ </b>a mi alma también desnuda y sangrante: <b>/ </b>se jugaron a los dados <b>/ </b>entre el Demonio y <st1:personname productid="la Carne" w:st="on">la Carne</st1:personname> <b>/ </b>mi túnica de la gracia <b>/ </b>en frenético aquelarre, <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">mientras el Mundo miraba <b>/ </b>mi angustia sin inmutarse... <b>/ </b>¡No me dejaron ni el manto <b>/ </b>para cubrir mis maldades! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">y, ante los ojos del mundo, <b>/ </b>tan crueles y tan cobardes, <b>/ </b>ser pecador descubierto <b>/ </b>es ser dos veces culpable. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Cómo duelen las miradas <b>/ </b>que en mí vienen a clavarse! <b>/ </b>¡Qué amargas son estas culpas <b>/ </b>de ceniza y de vinagre! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Y cómo entraré desnudo <b>/ </b>a tus festines nupciales? <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Si viene el Rey y me mira <b>/ </b>me arrojarán a la calle... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cuando tú subas glorioso, <b>/ </b>por los caminos del aire, <b>/ </b>revísteme con tu veste de fuego santificante; <b>/ </b>revísteme con la túnica inconsútil de tu sangre. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Y así, vestido de Cristo, <b>/ </b>ceñido de claridades, <b>/ </b>mientras los ángeles cantan <b>/ </b>el cantar de los cantares, <b>/ </b>iré a hundirme en el regazo <b>/ </b>oceánico de tu Padre.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">11. Jesús es clavado en la cruz. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Y golpearás <st1:personname productid="la Roca" w:st="on">la Roca</st1:personname>, y brotará de Ella el agua para que beba el pueblo (Ex 17,6). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Eres la Roca de la luz / con entrañas de agua nueva; / nosotros somos el barro / amasado con tinieblas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Hay en tus claros abismos / veneros de vida eterna; / nosotros tenemos sed / en nuestras áridas venas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Nuestra sed es infinita, / nuestra sequedad, tremenda; / el ardor de los desiertos / en nuestras almas llamea. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Espejismos de locura, / en la mente reverberan / y sube un grito de fuego / desde las entrañas secas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En los íntimos jardines / se requemó la azucena, / y la rosa enamorada, / de sed, ha quedado muerta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">El oro dulce del trigo / vuela al aire hecho pavesas / y las viñas bajo un cielo / de lumbre crujen sedientas... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Así, sin vino, sin rosas, / sin pan y sin azucenas, / y con este fuego oscuro / que se arrastra por las venas, <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿qué vida puede vivirse? / ¿Qué muerte será más negra?... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Eres <st1:personname productid="la Roca" w:st="on">la Roca</st1:personname> que guarda / torrentes de vida eterna; / nosotros somos la sed / coagulada de la tierra. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Será preciso que el hombre, / en un rato de demencia taladre / sin compasión la noble Roca serena... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Si no podemos vivir, / sí están nuestras almas secas... / Extiende tus pies y manos en cruz / sobre la madera y deja / que nuestros golpes / penetren en tus arterias. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Ya sale huyendo tu sangre / a los cauces de la tierra, / en divina transfusión / de tus venas a sus venas! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Ya se apagan nuestros fuegos / en estas aguas eternas, / ya vuelve a lanzar la vida / su canción en las arterias! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cuando en tus miembros exangües / caiga la noche suprema, / un amanecer de lirios / alumbrará las praderas. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Y nacerás repetido en las castas azucenas, / y estarás en cada rosa, / cuando las rosas florezcan, / y cuando el dulce racimo / su jugo en el cáliz vierta, <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">allí beberán los hombres / sorbos de tu sangre nueva; / y cuando el trigo maduro / se triture entre las piedras, <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">en cada pan hallaremos / el sabor de tu presencia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">/ Porque tu sangre ha corrido / por nuestros cauces de tierra; / se eterniza entre los hombres / tu invisible permanencia: / ¡nosotros en Tí vivimos, / Tú vives en nuestras venas!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">12. Jesús muere en la cruz. </span></b><span lang="IT" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: IT;">Me levantaré e iré a mi Padre<b> </b>(Lc 15,18).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Vuelve ya a tu casa, <b>/ </b>Pródigo el de las manos vacías. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿A dónde vino a parar <b>/ </b>toda tu gloria: divina, <b>/ </b>oh mi Dios, encarcelado<b> / </b>en una cárcel de arcilla? <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tú que colmas los abismos <b>/ </b>con tu presencia infinita <b>/ </b>cabes entre cuatro clavos <b>/ </b>y una corona de espinas. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Dejaste el seno del Padre <b>/ </b>por el seno de María; <b>/ </b>del cielo huiste trayendo <b>/ </b>toda tu herencia divina: <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">la diste a los pecadores <b>/ </b>y a las mujeres perdidas. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">El mosto de las granadas, <b>/ </b>coronó tus sienes limpias <b>/ </b>con su locura de fuego <b>/ </b>bajo la huerta sombría<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">y así saliste, embriagado, <b>/ </b>por la clara mañanita, <b>/ </b>a derrochar tus tesoros <b>/ </b>con amor y sin medida. <b>/ </b>Tus manos fueron sembrando <b>/ </b>su lluvia de rosas finas <b>/ </b>en el surco azul del aire <b>/ </b>sobre las tierras baldías... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ya estás ahí, manirroto, <b>/ </b>en cruz sobre la colina; <b>/ </b>¿qué te queda ya por dar de <b>/ </b>tus riquezas divinas? <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Por tener las manos rotas <b>/ </b>se te quedaron vacías. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Junto a tu Padre, <b>/ </b>en la luz inaccesible vivías; <b>/ </b>hoy estás entre tinieblas <b>/ </b>como una estrella caída. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En tu palacio, <b>/ </b>un enjambre de arcángeles te servía; <b>/ </b>hoy estás entre mujeres <b>/ </b>que lloran y hombres que gritan. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Antes eras el Ungido <b>/ </b>con bálsamo de alegría; <b>/ </b>hoy navegas en un mar <b>/ </b>de tristeza sin orillas. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Dijiste que entre los hombres <b>/ </b>vivir era una delicia; <b>/ </b>y no hay dolor comparable <b>/ </b>a tu tremenda agonía... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Pródigo de manos rotas... <b>/ </b>y eres <st1:personname productid="la Sabidur■a" w:st="on">la Sabiduría</st1:personname>! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Oh Cisne de Dios <b>/ </b>que cantas a la muerte presentida: <b>/ </b>ya van tus siete palabras <b>/ </b>cantando en la lejanía... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿qué esperas para que salga, <b>/ </b>de tu corazón, la vida? <b>/ </b>¡Vuelve ya a tu casa, <b>/ </b>Pródigo el de las manos heridas! <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En su palacio tu Padre, <b>/ </b>el Gran Anciano de días, <b>/ </b>escrutando los senderos <b>/ </b>con sus eternas pupilas, <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">espera ya tu retorno <b>/ </b>por las sendas florecidas. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Las lámparas del Paráclito <b>/ </b>orladas de siempre vivas <b>/ </b>para iluminar tus pasos <b>/ </b>también están encendidas.... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pero, ya sé lo que esperas <b>/ </b>para que vuelva tu vida,<b>/ </b>por el túnel de la muerte, <b>/ </b>a las mansiones divinas: <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">buscas a quien regalar <b>/ </b>tus clavos y tus heridas; <b>/ </b>y buscas otra cabeza <b>/ </b>para poner tus espinas. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Dámelas a mí, Señor, <b>/ </b>ansiosos, por recibirlas, <b>/ </b>esperan mis pies, <b>/ </b>mis manos y mis sienes doloridas! <b>/ </b>ante tu suprema dádiva <b>/ </b>está mi fe de rodillas. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Yo subiré sobre el monte <b>/ </b>al quedar tu cruz vacía, <b>/ </b>y dormiré mis ensueños <b>/ </b>sobre tu lecho de mirra. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ahí dejaré que irrumpan <b>/ </b>mis cataratas dormidas, <b>/ </b>por completar en mi cuerpo <b>/ </b>tu pasión interrumpida. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pero ya vuelve, Dios mío, <b>/ </b>a las mansiones divinas. <b>/ </b>Vuelve a encender <b>/ </b>en los labios de tu Padre, la sonrisa. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ve a desatar las hogueras, <b>/ </b>del Paráclito, cautivas. <b>/ </b>Ve a devolver a los cielos / su inextinguible alegría: / ¡si todo está consumado, / si ya tienes otra víctima!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">13. Jesús es desclavado de la cruz y puesto en los brazos de su madre. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">María guardaba todo esto en su corazón (Lc 2,19)<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Mi Jesús, tiene sueño,<b> / </b>por el camino se me durmió <b> / </b>tres veces el pobrecillo. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Hijito, duerme, duerme, <b>/ </b>que en esta noche, <b>/ </b>no habrá quien te despierte. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">De mañanita, llorando, <b>/ </b>por los caminos del cielo, <b>/ </b>salió mi niño a buscar <b>/ </b>su rebaño de corderos. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Todos andaban perdidos <b>/ </b>entre los barrancos negros.... <b>/ </b>En un bosque de alaridos <b>/ </b>y brazos en alto tensos, <b>/ </b>entró mi Niño temblando <b>/ </b>de soledad y de miedo... <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Las flores eran de sangre, <b>/ </b>las ramas eran flagelos, <b>/ </b>las maldiciones volaban, / como pájaros, al viento. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Era tan largo el camino, / estaba el aire tan negro, / que mi Niño se cayó / tres veces en el sendero; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">y cuando a los ojos de agua / se acercó a beber sediento / le dieron a beber mirra / aquellos crueles veneros! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Por fin se subió mi Niño / sobre las ramas de un cedro / por ver si de las alturas / divisaba sus corderos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Su séptuple canto / triste rodó por el universo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Como un gorrioncito herido / -todo púrpura su pecho- / quedó dormido mi Niño/ sobre las ramas del cedro; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">las nubes le acariciaban / con devoción los cabellos.. / Dormidito lo encontraron / en el camino del cielo, / y dormidito, a mis brazos, / de noche, me lo trajeron. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tiene en sus pies dos claveles, / y en sus manos dos luceros / y en su Corazón un sol / tres veces santo y abierto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Hijito, que entre mis brazos / yaces cansado y deshecho, / duérmete sin ansiedades / por tus perdidos corderos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En esta noche de luna / los has juntado en el cielo; / por la inmensidad azul <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">vagan cándidos, / paciendo entre rosas inmortales / y remansos de luceros. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Innumerables y puros, / como los copos de invierno, / de todos los horizontes / ascienden al firmamento. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cuando la luz te despierte / ya sin dolor y sin sueño, / ¡oh cómo habrás de alegrarte / por tus hallados corderos! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Hijito, que entre mis brazos yaces / desnudo y deshecho, / sigue durmiendo en la cuna / de mi amor y de mis besos.... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Estos besos son los últimos / pero mi amor es eterno. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Sigue durmiendo en mis brazos, / aunque sabes que tu sueño / es espada de dos filos / que me traspasa por dentro... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Duerme que, para velarte, / está mi dolor despierto. / Mi Jesús tiene sueño, / por el camino se me durmió / tres veces el pobrecillo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Hijito duerme, duerme, / que en la alborada vendrá / la luz divina que te despierte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">14. El cuerpo de Jesús es depositado en el sepulcro. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">De ida, llorando caminaban, arrojando la semilla (Sal 125,6).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Niña que llevas al pecho <b>/ </b>siete puñales clavados, <b> / </b>Madre que vas a sembrar <b>/ </b>a Dios bajo los granados: <b>/ </b>ya vienen los sembradores, <b>/ </b>con la semilla, llorando; <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">ya traen el cuerpo de Cristo / blanco sobre el lino blanco. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Señora, yo no quisiera / ni mirarte, ni mirarlo! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Tú me lo entregaste niño / como manojo de nardos; / yo te lo devuelvo muerto / como racimo pisado. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Trae mucha noche en las venas / y mucha nieve en los labios. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Se le congeló la vida / en el Corazón quebrado... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Señora, yo no quisiera/ ni mirarte, ni mirarlo! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ven y deshoja / la última flor de tu beso / en sus labios / y deja que lo sembremos / en este surco de llanto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Quién sabe si ya mañana / cosechemos el milagro / de que retoñen / los dulces latidos / en su costado! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Si es un augurio de espigas / la muerte de cada grano, / si está la resurrección / bajo la tumba esperando, / por qué sembrar a los muertos / resultará tan amargo? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Qué diluvio de silencio / se vació sobre los campos.... / La soledad, con sus aguas, / cubrió los montes más altos! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Niña que llevas al pecho / siete puñales clavados: / bajo el sepulcro, / dejaste tu corazón, olvidado... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Por qué florece el silencio / con un inaudito cántico? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿Y quién se pone a cantar / cuando los hombres lloramos? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¡Señora, los muertos cantan, / los muertos están cantando! / Entre las sombras agitan / el címbalo de sus manos: / que también para los muertos / llegó el Domingo de Ramos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ya va el Señor descendiendo / por caminos subterráneos: / de todos los cementerios / sube un clamor a su paso / mientras se impregna de vida la tierra, con su contacto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Un soplo de primavera / sacude los huesos áridos / y retrocede <st1:personname productid="la Muerte" w:st="on">la Muerte</st1:personname> / entre las tumbas aullando. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">¿En dónde está tu victoria, / oh Muerte de dedos pálidos? / Ya van bajo los cipreses / las siemprevivas brotando... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Madrecita que sembraste / a Dios bajo los granados: / sobre el surco de tus lágrimas / han florecido los cánticos; / mañana, cuando el lucero del alba / bese tus párpados, / la tierra dará su fruto inmortal y perfumado... <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Entonces, cierra tus ojos; / entonces, abre tus labios / para que bebas el vino / del Hijo resucitado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-17907236987903865802013-03-28T23:22:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.198-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Meditación de Viernes santo.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">1. Jesús, quiero contemplarte en Cruz</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">, como la máxima revelación del amor divino. Me amas tanto que mueres por mí. Y me enseñas con tu vida a no buscar el éxito sino la verdad, el bien, la libertad… tú vences con tu muerte. No con el éxito, sino con el amor que por el dolor nos lleva a la gloria. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Amado Jesús Mío, por mí vas a la muerte, quiero seguir tu suerte, muriendo por tu amor. Perdón y gracia imploro, transido de dolor. F. Carvajal cita la anécdota de un pueblecito alemán, que quedó prácticamente destruido durante la segunda guerra mundial. Tenía en una iglesia un crucifijo, muy antiguo, del que las gentes del lugar eran muy devotas. Cuando iniciaron la reconstrucción de la iglesia, los campesinos encontraron esa magnífica talla, sin brazos, entre los escombros. No sabían muy bien qué hacer: unos eran partidarios de colocar el mismo crucifijo era muy antiguo y de gran valor- restaurado, con unos brazos nuevos; a otros les parecía mejor encargar una réplica del antiguo. Por fin, después de muchas deliberaciones, decidieron colocar la talla que siempre había presidido el retablo, tal como había sido hallada, pero con la siguiente inscripción: <i>Mis brazos sois vosotros</i>... Así se puede contemplar hoy sobre el altar. Somos los brazos de Dios en el mundo, pues Él ha querido tener necesidad de los hombres. El Señor nos envía para acercarse a este mundo enfermo que no sabe muchas veces encontrar al Médico que le podría sanar. «Si todos los hijos de la Iglesia -decía Juan Pablo I- fueran misioneros incansables del Evangelio, brotaría una nueva floración de santidad y de renovación en este mundo sediento de amor y de verdad». De nuestra unión con Jesús surgirá ese ser Jesús que pasa en el mundo, a través nuestro. Por eso podemos rezar con el Cura de Ars: “Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Te amo, Dios mío, infinitamente amable y prefiero morir amándote que vivir un solo instante sin amarte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Te amo, Dios mío, y sólo deseo ir al cielo para tener la felicidad de amarte perfectamente.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Te amo, dios mío, y sólo temo el infierno porque en él no existirá nunca el consuelo de amarte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Dios mío, si mi lengua no puede decir en todo momento que te amo, al menos quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ah! Dame la gracia de sufrir amándote, de amarte en el sufrimiento y de expirar un día amándote y sintiendo que te amo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">A medida que me voy acercando al final de mi vida te pido que vayas aumentando y perfeccionando mi amor. Amén”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Jesús, gracias porque eres comprensivo, rezando incluso por los que te matan: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34). Con esto me vences, más que con el temor. Aunque he sido tu enemigo, mi Jesús: como confieso, ruega por mí: que, con eso, seguro el perdón consigo. / Cuando loco te ofendí, no supe lo que yo hacía: / sé, Jesús, del alma mía y ruega al Padre por mí”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la cruz para pagar con tu sacrificio la deuda de mis pecados, y abriste tus divinos labios para alcanzarme el perdón de la divina justicia: ten misericordia de todos los hombres que están agonizando y de mí cuando me halle en igual caso: y por los méritos de tu preciosísima Sangre derramada para mi salvación, dame un dolor tan intenso de mis pecados, que expire con él en el regazo de tu infinita misericordia.<b> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">2. </span></b><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Ante Cristo crucificado estábamos todos, y por nosotros murió.<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">a) Llegó la “hora de Jesús”, cuando "<b>entregó el espíritu</b>" (Jn 19,30), “transmitió" el espíritu. Espíritu de amor, de amar hasta dar la vida. En la cruz descubrimos de verdad a Dios, su amor (el cielo). Por eso la cruz es el signo del cristiano. No refleja sufrimiento, aguante, ascesis, fatalidad, sino amor radical hasta dar la vida.<b> </b>No es una opción que se nos impone. Se ofrece para todo aquél que quiera asumirla. Jesús nos da la libertad de rechazar la invitación. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">"<b>Envió Dios a su hijo, nacido de mujer, sometido a la ley, para rescatar a los que estaban sometidos a la ley, para que recibiéramos la condición de hijos</b>" (Ga 4,4-5). Jesús da la vida por cada uno de nosotros. Es un gesto de alcance universal, que no excluye a nadie y que respeta la libertad de los que prefieren basar su salvación en la ley. Ya no podemos limitarnos a dar nuestra vida sólo en favor de unos pocos familiares o amigos (a veces se muere por entes abstractos, como las ideologías o las patrias). La invitación es universal: debemos ser capaces de dar la vida por todos. Como Él lo hizo (Dabar 1981).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">b) </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Allí estábamos todos<b>. </b>Una presencia temblorosa, llena de amor. ¿Estabas allí cuando crucificaron a mi Señor? <b>/ </b>¿Estabas allí cuando le clavaron en el árbol? <b>/ </b>¡Oh! A veces me hace temblar, temblar, temblar.<b> / </b>¿Estabas allí cuando crucificaron a mi Señor?» (Himno popular americano). «La cruz no es solamente el madero, es la corporificación del odio, de la violencia y del crimen humano» (L. Boff). Es el pecado. Al cargar con la cruz, Cristo cargó con el pecado: el mío, el tuyo, el de todos. El Cordero de Dios cargó con el pecado del mundo, haciéndose a sí mismo «pecado» (2 Cor 5,21).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Estábamos allí condenando al Justo… Por lo tanto, cada vez que cometemos una injusticia, estábamos allí condenando al Justo; cada vez que mordemos al hermano con la crítica o la calumnia, estábamos allí sentenciando al Inocente; cada vez que despojamos al pobre con nuestro egoísmo y nuestra insolidaridad, estábamos allí repartiéndonos sus ropas; y cada vez que agredimos al indefenso con nuestra violencia o nuestra prepotencia, estábamos allí torturando al Cordero; y cada vez que negamos al prójimo una ayuda, estábamos allí como espectadores fríos e insolidarios; y cada vez que callamos por miedo y no actuamos proféticamente, estábamos allí, sin atrevernos a dar la cara, ni a salir en defensa del condenado ni a expresar siquiera nuestros sentimientos. Cuando traicionamos, estábamos allí; cuando somos cobardes, estábamos allí; cuando somos infieles, estábamos allí; cuando dudamos, estábamos allí; cuando mentimos, estábamos allí; siempre que nos ciega y nos esclaviza la pasión, estábamos allí.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Aunque también podríamos decirlo a la inversa, que es Cristo el que está aquí. Cristo se hace presente en todo hermano que esté oprimido, marginado o injustamente condenado; en todo el que es pobre, débil, explotado o torturado; en todo el que es de un modo u otro víctima de su hermano. Pues si él está aquí, es que estábamos nosotros allí.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Pascal ponía en boca de Jesús: "Yo derramaba tal y tal gota de sangre pensando en ti"; antes de que llegaras a la existencia, yo te elegí; antes de que te formaras en el vientre materno, yo te redimí; antes de que nacieras, yo te amé. Estábamos allí todos, siendo objeto de la oración de Cristo, que nos iba presentando al Padre en aquel momento de gracia. Estábamos allí y también a nosotros dirigía sus palabras: por cada uno de nosotros pedía perdón al Padre, «porque no sabemos lo que hacemos»; a cada uno de nosotros prometía el paraíso: «Hoy estarás conmigo», y eso es ya el paraíso; a cada uno de nosotros encomendó la madre, para que la «llevemos a nuestra propia casa».<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Estar ante Jesús en la Cruz es como estar junto a la zarza ardiendo o dentro de la nube divina, es como sentirte invadido por una fuerza misteriosa que te arrebata y transciende, es entrar en la danza del Espíritu. Reviviendo el misterio pascual, se tiene que apoderar de nosotros un santo y maravilloso temblor” (de “Caritas”, 1990). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">c) “<b>Mirarán al que traspasaron</b>» (Jn 19,37). La liturgia de la Iglesia no es otra cosa que la contemplación del traspasado… Jesús, cuyo costado fue traspasado a la misma hora en que tenía lugar el sacrificio ritual de los corderos pascuales en el templo, el verdadero Cordero pascual, inmaculado, quien de verdad quita el pecado, de quien era símbolo todo sacrificio expiatorio, que era meramente sustitutivo. “Pero todo resulta inútil porque no hay nada que pueda sustituir en realidad al hombre: por mucho que éste ofrezca, siempre es poco. Así lo indican las críticas de los profetas al culto, imbuido de un excesivo ritualismo: Dios, al que pertenece todo el mundo, no necesita vuestros machos cabríos y vuestros toros; la pomposa fachada del rito sólo sirve para ocultar el olvido de lo esencial, del llamamiento de Dios, que nos quiere a nosotros mismos y desea que le adoremos con la actitud de un amor sin reservas” (J. Ratzinger).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">El costado también hace referencia a Adán y de su costado del que nace Eva. Así Cristo y la humanidad creyente, la Iglesia nació del costado abierto de Cristo muerto. Cristo existe para los demás, y es meta de la verdadera esencia humana. Hacerse cristiano significa hacerse hombre, existir para los otros y existir a partir de Dios. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Manan sangre y agua, figura de “dos sacramentos fundamentales, eucaristía y bautismo, que, a su vez, significan el contenido auténtico de la esencia de la Iglesia. Bautismo y eucaristía son las dos formas como los hombres se introducen en el ámbito vital de Cristo. Porque el bautismo significa que un hombre se hace cristiano, que se sitúa bajo el nombre de Jesucristo. Y este situarse bajo un nombre representa mucho más que un juego de palabras; podemos comprender su sentido a través del hecho del matrimonio y de la comunidad de nombres que se origina entre dos personas, como expresión de la unión de sus seres. El bautismo, que como plenitud sacramental nos liga al nombre de Cristo, significa, pues, un hecho muy parecido al del matrimonio: penetración de nuestra existencia por la suya, inmersión de mi vida en la suya, que se convierte así en medida y ámbito de mi ser.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">La eucaristía significa sentarse a la mesa con Cristo, uniéndonos a todos los hombres, ya que al comer el mismo pan, el cuerpo del Señor, no sólo lo recibimos, sino que nos saca de nosotros mismos y nos introduce en él, con lo que forma realmente su Iglesia” (J. Ratzinger).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">“Agua y sangre brotaron del cuerpo traspasado del crucificado. Así, lo que es primordialmente señal de su muerte, de su caída en el abismo, es, al mismo tiempo, un nuevo comienzo: el crucificado resucitará y no volverá a morir. De las profundidades de la muerte brota la promesa de la vida eterna. Sobre la cruz de Jesucristo brilla ya el resplandor glorioso de la mañana de pascua. Vivir con él de la cruz significa, pues, vivir bajo la promesa de la alegría pascual” (J. Ratzinger). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">3. Procesiones y Pasos de Pasión. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Jesús, quiero contemplarte en las imágenes que te presentan hoy en la Cruz, o como Santo Entierro. Y tras de ti, la Virgen Dolorosa en sus diversas advocaciones. Me impresiona ver los penitentes, llevando capuchas y capirotes, cruces o incluso cadenas en los pies descalzos… rezando el rosario, confesando antes de salir o en su paso por la catedral, los costaleros a turnos llevando sobre sus espaldas una carga que les hace participar en la que llevaste por amor nuestro, Señor.<o:p></o:p></span></div><div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En el corazón llevamos la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio que ayer celebramos, la Oración del Huerto y aquella noche en vela sufriendo, el Vía Crucis y tu Muerte, Jesús. Hoy, al adorarte en la Cruz, me siento tristes por lo que te pasó aquel primer Viernes Santo pero a la vez lleno de esperanza porque era necesario para la Pascua, se acerca ya la Resurrección.<o:p></o:p></span></div><div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">3. <b>Las santas mujeres al pie de la cruz.</b>«<b>Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena</b>» (Jn 19, 25). María es la madre de Santiago el menor y de Joset, Salomé la madre de los hijos de Zebedeo, hay una cierta Juana y una tal Susana (Lc 8,3). Llegadas con Jesús de Galilea, estas mujeres le habían seguido, llorando, en el camino al Calvario (Lc 23,27-28), ahora en el Gólgota observaban «de lejos» (o sea, desde la distancia mínima que se les permitía) y en poco tiempo le acompañan, con tristeza, al sepulcro con José de Arimatea (Lc 23,55). Las llamamos «las piadosas mujeres», pero son «Madres Coraje!» Desafiaron el peligro que existía en mostrarse tan abiertamente a favor de un condenado a muerte. Jesús había dicho: «<b>¡Dichoso aquél que no halle escándalo en mí!</b>» (Lc 7,23). Estas mujeres son las únicas que no se escandalizaron de Él, junto al joven Juan. Ninguna mujer está involucrada en la muerte de Jesús, tampoco indirectamente, en su condena. Hasta la única mujer pagana que se menciona en los relatos, la esposa de Pilato, se disoció de su condena (Mt 27,19). El Señor, atento a ellas, se aparecerá primero a ellas resucitado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">«<b>¡Ha amado mucho!</b>» (Lc 7,47), dijo Jesús en la unción de la mujer. <b>Ellas</b> seguían a Jesús no disputándose quién era el primero como hacen ellos, sino «<b>para servirle</b>» (Lc 8,3; Mt 27,55), vivir el núcleo del Evangelio. Hoy que vemos un mundo náufrago con la razón, hemos de volver a las «razones del corazón». <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">El conocer es importante, pero lo es más el amar o no amar, ser amado o no ser amado. El «IQ», «coeficiente intelectual», está bien, pero más importante es el «coeficiente del corazón» Sólo el amor redime y salva, mientras que la ciencia y la sed de conocimiento, solas, pueden llevar a la condenación. Es la conclusión del Fausto de Goethe y es también el grito que lanza el cineasta que hace clavar simbólicamente al suelo los preciosos volúmenes de una biblioteca y hace exclamar al protagonista que «todos los libros del mundo no valen lo que una caricia». Antes que ellos, San Pablo había escrito: «<b>La ciencia hincha, el amor en cambio edifica</b>» (1 Co 8,1). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Después del <i>homo erectus</i>, <i>homo faber</i>, homo <i>sapiens-sapiens</i>, hemos de pensar en el hombre que se realiza con el amor, para que esta tierra deje ya de ser «la pequeña tierra que nos hace tan feroces» (Dante, Paradiso). En cierta forma, «el eterno femenino nos salvará» (Goethe, Fausto), si ella es salvada por Cristo. Libre, pero no manipulada por la ideología de género que venía a decir «Mujer no se nace, sino que se hace» (Simone de Beauvoir). En todo caso, será las dos cosas…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">San León Magno dice que «la pasión de Cristo se prolonga hasta el final de los siglos» y Pascal ha escrito que «Cristo estará en agonía hasta el fin del mundo». La Pasión se prolonga en los miembros del cuerpo de Cristo, en tantos que sufren, con sida o encarcelados, rechazados de cualquier tipo por parte de la sociedad. A ellas –creyentes o no creyentes- Cristo repite que lo que hagamos a ellos: «<b>a mí me lo hicisteis</b>» (Mt 25,40). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">María Magdalena será la primer testigo de la resurrección, «apóstol de los apóstoles», como la define Santo Tomás de Aquino: «<b>Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos</b>» (Mt 28,8). La liturgia pone en boca de María Magdalena: <i>Mors et vita duello conflixere mirando: dux vitae mortuus regnat vivus:</i> «Muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo: el Señor de la vida estaba muerto, pero ahora está vivo y reina». <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">A la primera de las «piadosas mujeres» e incomparable modelo de éstas, la Madre de Jesús, repetimos una antigua oración de la Iglesia: «Santa María, socorre a los pobres, sostén a los frágiles, conforta a los débiles: ruega por el pueblo, intervén por el clero, intercede por el devoto sexo femenino»: Ora pro populo, interveni pro clero, intercede pro devoto femineo sexu (Antífona al <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Magnificat, del Común de la fiesta de la Virgen) (R. Cantalamessa).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">4. <b>«Podemos hacer algo por el Jesús que agoniza hoy»</b>. De Jesús en el huerto de los olivos está escrito: «Comenzó a sentir tristeza y angustia. Les dijo: "<b>Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo</b>"». Y la oración: «<b>¡Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz!</b>». Sufrimiento que está a punto de caer sobre Él. Y «el pecado del mundo» que Él tomó sobre sí y que pesa sobre su corazón como una piedra. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">El filósofo Pascal dijo: «Cristo está en agonía, en el huerto de los olivos, hasta el fin del mundo. No hay que dejarle solo en todo este tiempo». Agoniza allí donde haya un ser humano que lucha con la tristeza, el pavor, la angustia, en una situación sin salida como Él aquel día. No podemos hacer nada por el Jesús agonizante de entonces, pero podemos hacer algo por el Jesús que agoniza hoy. Oímos a diario tragedias que se consuman, a veces en nuestro propio vecindario, en la puerta de enfrente, sin que nadie se percate de nada. ¡Cuántos huertos de los olivos, cuántos Getsemaní en el corazón de nuestras ciudades! No dejemos solos a los que están dentro. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En el Calvario, «<b>clamó Jesús con fuerte voz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?</b>". Se siente rechazado por Dios. La Madre Teresa de Calcuta participó de eso. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">En un campo de concentración nazi se colgó a un hombre. Alguien, señalando a la víctima, preguntó iracundo a un creyente que tenía al lado: «¿Dónde está ahora tu Dios?». «¿No lo ves? -le respondió-. Está ahí, en la horca».<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Podemos ser como José de Arimatea, que ayudemos a Jesús a bajar de la Cruz, en tantas personas que sufren a nuestro alrededor. <o:p></o:p></span></div><div style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-77799619577393629312013-03-28T23:21:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.221-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Semana santa, Oficio de Viernes: </span></b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">la Pasión, camino para nuestra redención y felicidad<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">“En aquel tiempo Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí Él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre Él, se adelantó y les dijo:<b> </b>-¿A quién buscáis?<b> </b>Le contestaron:<b> </b>-A Jesús el Nazareno.<b> </b>Les dijo Jesús:<b> </b>-Yo soy.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Estaba también con ellos Judas el traidor. Al decirles «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:<b> </b>-¿A quién buscáis?<b> </b>Ellos dijeron:<b> </b>-A Jesús el Nazareno. Jesús contestó:<b> </b>-Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:<b> </b>-Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Ese discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera, a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:<b> </b>-¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?<b> </b>Él dijo: -No lo soy.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó:<b> </b>-Yo he hablado abiertamente al mundo: yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:<b> </b>-¿Así contestas al sumo sacerdote?<b> </b>Jesús respondió:<b> </b>-Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?<b></b>Entonces Anás lo envió a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:<b> </b>-¿No eres tú también de sus discípulos?<b> </b>Él lo negó diciendo:<b> </b>-No lo soy.<b> </b>Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:<b> </b>-¿No te he visto yo con Él en el huerto?<b> </b>Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era el amanecer y ellos no entraron en el Pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos y dijo:<b> </b>-¿Qué acusación presentáis contra este hombre? Le contestaron:<b> </b>-Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.<b> </b>Pilato les dijo:<b> </b>-Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. Los judíos le dijeron:<b> </b>-No estamos autorizados para dar muerte a nadie. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:<b> </b>-¿Eres tú el rey de los judíos?<b> </b>Jesús le contestó:<b> </b>-¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?<b> </b>Pilato replicó:<b> </b>-¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?<b> </b>Jesús le contestó:<b> </b>-Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.<b> </b>Pilato le dijo:<b> </b>-Conque, ¿tú eres rey?<b> </b>Jesús le contestó:<b> </b>-Tú lo dices: Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.<b> </b>Pilato le dijo:<b> </b>-Y, ¿qué es la verdad?<b> </b>Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:<b> </b>-Yo no encuentro en Él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?<b> </b>Volvieron a gritar:<b> </b>-A ése no, a Barrabás.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a Él, le decían:<b> </b>-¡Salve, rey de los judíos!<b> </b>Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:<b> </b>-Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en Él ninguna culpa. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:<b> </b>-Aquí lo tenéis.<b> </b>Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron:<b> </b>-¡Crucifícalo, crucifícalo!<b> </b>Pilato les dijo:<b> </b>-Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en Él.<b> </b>Los judíos le contestaron:<b> </b>-Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.<b> </b>Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús: -¿De dónde eres tú?<b> </b>Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:<b> </b>-¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?<b> </b>Jesús le contestó:<b> </b>-No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.<b> </b>Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: -Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.<b> </b>Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal en el sitio que llaman «El Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.<b> </b>Y dijo Pilato a los judíos:<b> </b>-Aquí tenéis a vuestro Rey.<b> </b>Ellos gritaron:<b> </b>-¡Fuera, fuera; crucifícalo!<b> </b>Pilato les dijo:<b> </b>-¿A vuestro rey voy a crucificar?<b> </b>Contestaron los sumos sacerdotes:<b> </b>-No tenemos más rey que al César.<b> </b>Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Tomaron a Jesús, y Él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con Él a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: -No escribas «El rey de los judíos», sino «Este ha dicho: Soy rey de los judíos.<b> </b>Pilato les contestó: -Lo escrito, escrito está.<b> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:<b> </b>-No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca.<b> </b>Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica.» Esto hicieron los soldados. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:<b> </b>-Mujer, ahí tienes a tu hijo.<b> </b>Luego dijo al discípulo:<b> </b>-Ahí tienes a tu madre.Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:<b> </b>-Tengo sed.<b> </b>Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre dijo:<b> </b>-Está cumplido.<b> </b>E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con Él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.» Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Juan 18,1-19,42). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span lang="CA" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">1. </span></b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La Madre estaba allí, junto a la Cruz. No llegó de repente al Gólgota, desde que el discípulo amado la recordó en Caná, sin haber seguido paso a paso, con su corazón de Madre el camino de Jesús. Y ahora está allí como madre y discípula que ha seguido en todo la suerte de su Hijo, signo de contradicción como Él, totalmente de su parte. Pero solemne y majestuosa como una Madre, la madre de todos, la nueva Eva, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la cruz de su Hijo. Maternidad del corazón, que se ensancha con la espada de dolor que la fecunda. La palabra de su Hijo que alarga su maternidad hasta los confines infinitos de todos los hombres. Madre de los discípulos, de los hermanos de su Hijo. María contempla y vive el misterio con la majestad de una Esposa, aunque con el inmenso dolor de una Madre. Juan la glorifica con el recuerdo de esa maternidad. Último testamento de Jesús. Última dádiva. Seguridad de una presencia materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: <b>He ahí a tu hijo</b>.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio cuenta de que cumplía una profecía y realizaba un último, estupendo gesto litúrgico. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación. La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús que ahora, como en una nueva creación derrama sobre nosotros.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La Pasión, en San Juan, es evangelio-revelación de la gloria de Jesús, la llegada de su exaltación. Para él también en la pasión se revela la gloria del Hijo de Dios. Juan no presenta la pasión y muerte de Jesús desde la reacción natural psicológica, sino que trata de dar el sentido espiritual de la misma. La muerte de Jesús es su glorificación.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Nadie podrá decir: "Nadie ha bajado a mi soledad". Siguiendo la misión confiada por el Padre, Jesús penetra hasta el fondo de la soledad del hombre. Al aceptar morir entre los malvados y sin Dios, manifiesta que la nueva relación de Dios con los hombres llega hasta donde todo clama su ausencia; y baja hasta allá con una gratuidad absoluta. Nadie, por alejado y solo que se encuentre, podrá decir nunca: "En donde me encuentro yo, Jesús no ha bajado". Jesús en la cruz es la persona más unida a Dios y la más unida a los hombres y mujeres de cada tiempo. Da Dios mismo a la humanidad y la humanidad a Dios. En adelante, la cruz es el gran misterio sepultado en la humanidad. Con los ojos iluminados por la contemplación de la cruz, nos ponemos frente al mundo para contemplarlo "como quien ve -en Él- al invisible" y escuchar la voz que nos llama: "<b>Tengo sed</b>".<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Después de unos momentos de silencio y animados por el Espíritu que brota de la cruz, oraremos por las necesidades de todos los hombres y mujeres contemporáneos nuestros. Hoy más que nunca, las peticiones de los cristianos no pueden tener fronteras. Después, veneraremos la cruz. Contemplada con ojos de bautizado, ojos de resurrección, se convierte en signo de la fidelidad de Dios en medio del mundo. Y confesaremos la fe del centurión, que es la fe de la Iglesia: "Realmente este hombre era Hijo de Dios" (Jaume Camprodon).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">2. </span></b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Espectacular realismo en esta profecía hecha 800 años antes de Cristo, llamada por muchos el 5º Evangelio. Que nos mete en el alma sufriente de Cristo, durante toda su vida y ahora en la hora real de su muerte. Dispongámonos a vivirla con Él.<b> “</b>Las dos primeras lecturas y el salmo responsorial constituyen prácticamente textos paralelos. Los tres contienen la descripción del misterio de la muerte gloriosa: "<b>El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años: lo que el Señor quiere prosperará por sus manos</b>". <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El salmo lo reza Jesús en la cruz, su "última palabra" antes de morir: "<b>En tus manos, Señor, encomiendo mi Espíritu</b>" (Lucas 23,46). Se entrecruzan la confianza, el dolor, la soledad y la súplica: con el Varón de dolores, hagamos nuestra esta oración. Es un enfermo que se queja primero y luego se abandona en Dios: "<b>Soy el hazmerreír de mis adversarios</b>..." todos se burlaban de Él. "<b>Huyen de Mi... Mis amigos me tienen miedo</b>...". Los apóstoles todos huyeron en el momento del arresto en Getsemaní... "<b>Oigo las burlas de la gente; se ponen de acuerdo para quitarme la vida</b>...". Multitudes excitadas por sus jefes piden su muerte: "¡que lo crucifiquen! ¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!". <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">"<b>Me han olvidado como a un muerto, como a un cacharro inútil</b>..." y el santo se abandona: "<b>Me confío en Ti, Señor... Mis días están en tus manos... Tu amor ha hecho para mí maravillas... ¡Tú colmas a aquellos que confían en Ti!</b>" "<b>Sálvame por tu amor... Bendito sea Dios, su amor ha hecho en mi maravillas</b>...". En el texto hebreo, aparece la famosa palabra "Hessed", el amor. La resurrección está próxima, Jesús lo sabe. ¿Cómo podría olvidarlo en este instante? "<b>Sed fuertes y valientes de corazón todos cuantos esperáis en el Señor</b>..." Jesús tenía conciencia de que no moriría para Él solo. Se dirige a todos. Él es "el icono" de todo hombre que muere: "ánimo", nos dice. Cuando nos quejamos por alguna desgracia, pensemos en pasar en cuanto podamos a ese abandono lleno de esperanza: A las personas que tienen dificultad para relajarse, se les aconseja tensarse muscularmente, hasta la máxima tesitura, y luego soltarse de golpe. Es el mismo procedimiento que se utiliza en el método psicoanalítico: se hace dolorosamente consciente lo que es dolorosamente inconsciente, sea en el área del miedo, de la desesperación, etc.; y cuando se ha llegado precisamente al punto más álgido y doloroso, ahí mismo se inicia la curva descendente de la liberación. Lo mismo sucede en el salmo 31. El hombre está al comienzo del salmo atrapado en sus propias redes. “En-si-mismado. Y este ensimismamiento es una cárcel, una prisión; el salmista está preso de sí mismo; y en un calabozo no hay sino sombras y fantasmas. Aparece el miedo. En ese estado no viven, agonizan, como en una prisión. Pero su alma, al abandonarse, está ya despreocupada; resuelta... Hay que comenzar por aceptar con paz esta condición oscilante de la naturaleza, sin asustarse ni alarmarse. La estabilidad, el poder total, la libertad completa vienen llegando después de mil combates y mil heridas, después de muchas caídas y recaídas. Salir de la encerrona del “yo” y pensar en los demás. La libertad profunda, esa libertad tejida de alegría y seguridad, viene de esa confianza en Dios, el poder de «<b>su misericordia</b>» (“salmos para la vida”, Claret). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">3. El libro de los Hechos de los Apóstoles (8,26-40) nos presenta a un funcionario etíope leyendo el volumen de Isaías. Y a partir de un fragmento del "cuarto cántico del Siervo" Felipe le anuncia la Buena Nueva de Jesús, lo que conducirá al etíope a pedir el bautismo. El hecho quiere decir que muy pronto los cristianos encontraron en este último "cántico del Siervo" suficientes elementos como para poder aplicarlo a lo que había sucedido con Jesús de Nazaret. La imagen del cordero que, sin abrir la boca, es conducido al matadero, llevará a Juan a hablar, en su evangelio, de Jesús como el Cordero de Dios que quita (toma sobre sí y destruye) el pecado del mundo. El libro del Apocalipsis se referirá a menudo a Jesús victorioso de la muerte mediante la figura del Cordero que ha sido degollado pero que vive por siempre (J. M. Grané). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-46542482835329423072013-03-28T03:35:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.243-07:00<br /><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Jueves Santo, pensamientos para la meditación y visita a Monumentos al hilo de los relatos Evangelios sobre esta noche. <o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">a) Felipe, en la intimidad de la noche del primer jueves santo, le dice a Jesús: “<b>Muéstranos al Padre</b>”. Conviene tener un alma fina y delicada, para conocer con la cabeza y el corazón, un alma de oración que juzga de todo con visión sobrenatural, ve las cosas como las ve Dios. En la última Cena Felipe tuvo esta intervención, pregunta a Jesús con naturalidad algo que no entiende, su alma manifiesta el ansia de ver a Dios, de su corazón emerge un fuego de amor divino, que pide más. Y Jesús nos muestra al Padre, con el gesto del lavatorio, que es el sacramento de su vida: servir, sanar, salvar. Nos pide que nos revistamos de él, que nos despojemos de lo viejo y nos dejemos lavar, sanar, salvar. “El jueves santo nos exhorta a no dejar que, en lo más profundo, el rencor hacia el otro se transforme en un envenenamiento del alma”, a purificar la memoria porque todos pecamos y necesitamos perdón (el que dice que no peca, es mentiroso, y por tanto quien no tiene necesidad de pedir perdón a los demás, también se autoescluye), todos necesitamos pedirnos perdón, y lavarnos los pies. Ahí Jesús nos muestra al Padre, y se nos da. Según la liturgia (que sigue a Juan Evangelista) Jesús está cenando con los suyos el día que matan los corderos en el Templo, por tanto no come cordero en la cena siguiendo una tradición presente en el Qumram, que no aceptaba el templo de Herodes y esperaban el nuevo templo. Así, Jesús manifiesta lo que ya se sabía, que aquel cordero era imagen del Cordero que quita el pecado del mundo, que se da a sí mismo y que es también el nuevo Templo donde sí vive Dios.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Acabada la cena, ya sin Judas, en este clima de comunión (eclesial, eucarística) Jesús abre su corazón de un modo entrañable, va interviniendo: Pedro reafirma su amor hasta la muerte, Tomás le pregunta por el camino, para saber hacia dónde ir, y Felipe va al fondo de la cuestión al decir: “<b>Señor, muéstranos al Padre y nos basta</b>”. Jesús le responde: “<b>Felipe, ¿tanto tiempo que estoy con vosotros y no me has conocido?</b>”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Hay algo nuevo ahí. Ya había dicho, en las discusiones que recordamos la semana pasada con los sabios del Templo: “<b>Yo y el Padre somos uno</b>”; aquí explicita ese misterio de la Santísima Trinidad. “<b>Creedme: Yo estoy en el Padre y el Padre en mí</b>…” y les dice que rogará al Padre para que les dé otro Paráclito... el Espíritu de la Verdad. La revelación sobre Dios ha llegado a su punto más alto, y los apóstoles participan de una iluminación tan intensa que dirán: “<b>ahora sí que hablas con claridad y no usas ninguna comparación; ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">En la oración también vamos dando pasos, tratamos a Dios con confianza, y hoy le decimos: “¡muéstranos al Padre, muéstrate que eres Tú, muéstranos tu Espíritu de Verdad!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">b) En la oración sacerdotal de la Ultima Cena, Jesucristo rogó por todos los que habían de creer en su nombre, a fin de que permaneciéramos siempre “consummati in unum”, consumados en la unidad: “<b>que todos sean uno; como Tú, Padre, en mí y Yo en ti, que así ellos sean uno en nosotros</b>” (Jn 17). La unidad de los cristianos entre sí está en relación con la unidad de las divinas Personas. Y los que están más unidos en el amor, tienen una comunión más estrecha en la Iglesia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">c) Ha sido el apóstol Pablo, en la primera Carta a los Corintios, quien nos ha recordado lo que hizo Jesús "<b>en la noche en que iba a ser entregado</b>". A la narración del hecho histórico, Pablo añadió su propio comentario: "<b>cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga</b>" (1 Cor 11,26). El mensaje del apóstol es claro: la comunidad que celebra la Cena del Señor actualiza la Pascua. La Eucaristía no es la simple memoria de un rito pasado, sino la viva representación del gesto supremo del Salvador. Esta experiencia tiene que llevar a la comunidad cristiana a convertirse en profecía del mundo nuevo, inaugurado por la Pascua. Al contemplar en la tarde de hoy el misterio de amor que nos vuelve a proponer la Última Cena, también nosotros tenemos que permanecer en conmovida y silenciosa adoración ante Jesús, que está "<b>verdadera, real y substancialmente</b>" en el Cuerpo y la Sangre del Señor. La mente se siente perdida ante un misterio tan sublime. Tantos interrogantes se asoman al corazón del creyente que, sin embargo, encuentra paz en la palabra de Cristo. "<b>Si los sentidos desfallecen / la fe es suficiente para un corazón sincero</b>". Apoyados por esta fe, por esta luz que ilumina nuestros pasos también en la noche de la duda y de la dificultad, podemos proclamar: "<b>Tantum ergo Sacramentum / veneremur cernui – A un Sacramento tan grande / venerémoslo postrados</b>".<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">d) Nuevo Cordero. La Eucaristía se remonta al rito pascual de la primera Alianza, que ponían un cordero que en realidad no podía quitar los pecados, ni salvar: sería el nuevo Cordero, que con la sangre derramada libremente en la cruz ha establecido una nueva y definitiva Alianza. Santo Tomás de Aquino nos anima a mirar con el alma: "<b>Praestet fides supplementum sensuum defectui – Que supla la fe a los defectos de los sentidos</b>". ¡Sí, la fe nos lleva al estupor y a la adoración!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Jesús "<b>los amó hasta el extremo</b>" (Juan 13,1), en la Eucaristía nos ama y nos une con él al Padre, en el Espíritu. Es un amor que supera la capacidad del corazón del hombre. Al detenernos esta noche a adorar el Santísimo Sacramento y al meditar en el misterio de la Última Cena, nos sentimos sumergidos en el océano de amor que mana del corazón de Dios (Juan Pablo II).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">e) En la Escritura, la letra te enseña lo ocurrido. Lo que debes creer, la alegoría. La moral enseña qué es lo que hay que hacer. Hacia dónde tender, la anagogía. Se puede aplicar perfectamente a la Pascua: «La Pascua puede tener un significado histórico, uno alegórico, uno moral y uno anagógico. Históricamente, la Pascua ocurrió cuando el ángel exterminador pasó por Egipto; alegóricamente, cuando la Iglesia, en el bautismo, pasa de la infidelidad a la fe; moralmente, cuando el alma, a través de la confesión y la contrición, pasa del vicio a la virtud; anagógicamente, cuando pasamos de la miseria de esta vida a los gozos eternos» (Sicardo de Cremona). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">La letra, ¿narra verdaderamente lo ocurrido? Algunos hablan en clave política de la muerte de Jesús, y no es correcto. Otro aspecto que el Concilio Vaticano II corregía es el brote antisemitista que ha contaminado también la historia: «Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy». Esto abarca también la responsabilidad de los romanos. El “Siervo de Yahvé” que hemos leído apunta más bien a que las injusticias son en él aplacadas, como entendió Edith Stein el drama que se estaba gestando para ella y para su pueblo en la Alemania de Hitler: «Allí, bajo la cruz, comprendí el destino del pueblo de Dios. Pensé: aquellos que saben que esta es la cruz de Cristo tienen el deber de cargar con ella, en nombre de todos los demás». Juan Pablo II hizo petición de perdón por los sufrimientos causados por los cristianos al pueblo de Israel. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">f) Las narraciones de la pasión, en unidades más breves y en forma oral, circulaban en las comunidades ya mucho antes de la redacción final de los evangelios, incluido el de Marcos, y coinciden con las cartas más antiguas, como las de Pablo en torno al año 50 (1 Tes 2,15). J. Jeremias demostró la motivación antifarisea que se da en casi todas las parábolas de Jesús, por tanto se recogen en plena pugna de fariseos contra cristianos. Hay discrepancias pequeñas en los relatos de la pasión que prueban que proceden de fuentes distintas, y que no buscan apañar un relato sino plasman cada una la tradición que han recogido, como también el hecho de mostrar las debilidades de los protagonistas como Pedro es otra prueba de aquello que decía Lucien Cerfaux: «Estamos persuadidos de que la manera más sencilla del Evangelio es también la más científica» (R. Cantalamessa). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">El silencio de Jesús es sorprendente, humilde, divino. «Jesus autem tacebat» (Mateo 26, 63). Calla ante Caifás, calla ante Pilatos que se irrita por su silencio, calla ante Herodes que esperaba verle hacer un milagro (Lucas 23, 8). El silencio de amor. El silencio de Jesús en la Pasión es la clave para comprender el silencio de Dios. Cuando el ruido de las palabras se hace demasiado estridente, la única manera de decir algo es callándose. El silencio de Jesús de hecho inquieta, irrita, saca a la luz la falta de verdad de las propias palabras, como cuando callaba ante los acusadores de la adultera. «Hay que callarse ante aquello de lo que no se puede hablar»... «Tengo muchas cosas que decir, o más bien una sola pero tan grande como el mar», exclama al estar cerca de la muerte la heroína de una ópera lírica. Estas palabras se podrían poner en labios de Jesús. Él sólo tenía una cosa que decir, pero tan grande que los hombres no estaban preparados para acogerla. Había tratado de decirla pronunciando, ante Pilatos, la palabra «¡verdad!», pero conocemos el desenlace”. «Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi, quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum»: «Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues con tu santa Cruz redimiste al mundo». <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Recibí hace días unas palabras por Internet, palabras que estaban pintadas en una pared en la ciudad de Oklahoma, en el lugar donde se había producido un tiroteo:<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, me duele." Y Dios dijo: "Lo sé."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, he llorado tanto..." Y Dios dijo: "Para eso es que te di lágrimas."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, estoy tan deprimida..." Y Dios dijo: "Por eso es que te di el brillo del sol."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, la vida es dura." Y Dios dijo: "Por eso es que te di a seres queridos."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, mi ser más querido murió... " Y Dios dijo: "El mío también."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, es una pérdida tan grande... " Y Dios dijo: "Vi al mío clavado en una cruz."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, pero tu ser más querido vive... " Y Dios dijo: "El tuyo también."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">-Dije: "Dios, duele." Y Dios dijo: "Lo sé."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">g) Esta noche acompañando a Jesús me recuerda la amistad con él que ahora le obsequiamos. Encuentra un tesoro y encontrarás amigos: "Cum felix eris multos numerabis amicos. Tempora, si fuerint nubila, solus eris" (Ovidio). La Amistad es clave de la vida humano-divina. A modo y manera, de un rato de "contemplación", mirando hacia dentro, y soñar con lo que siempre he soñado: encontrar en el hondón de mí, ese amor desinteresado, sin mezcla de comercio, ni nada parecido. ¡AMOR, AMOR! Un cheque en blanco. Te quiero, porque... te quiero, sin saber por qué te quiero. Nada te doy con vistas a que me des. No busco, ni quiero compensaciones. Nada, solo AMOR. "No me tienes que dar porque te quiera, / pues, aunque lo que espero no esperara, / lo mismo que te quiero te quisiera". <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">La amistad es la realidad más perfecta, más bella, más pura de amor. ¿Por qué? Y más o menos así nos responden algunos pensadores griegos. Puede haber amistad en el matrimonio, claro, pero en sí el amor del Matrimonio puede no tener amistad, o suponer intereses de todo tipo: algo que yo no tengo por mi propia naturaleza. El AMOR de AMISTAD supone un TOTAL DESINTERÉS. Si hay intereses en nuestras relaciones humanas, puede haber alguna clase de amor, pero no el de AMISTAD. Ahí me doy, no porque LO QUIERO (filein), como se quiere una bicicleta, un libro o a un tío, sino porque LO AMO (ágape), es decir, porque le doy la VIDA, si es preciso, perdiendo MI PROPIA VIDA. Eso es AMOR. Viene de A (partícula privativa = sin). Y de MOR (mors-mortis = la muerte). AMOR = SIN + MUERTE, luego es = VIDA. AMOR es VIDA. Si doy amor, estoy dando mi vida. Ya sabéis quien lo hizo...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">"Seis días antes, tan solo, de la Pascua, fue recibido por amigos de verdad", que no hacen traición y que todo lo dan, todo lo entregan y lo ponen a tu servicio. Esto "fue en Betania". Cenó con ellos, fue un derroche de amor, de ágape, que es el amor totalmente desinteresado, "al llenarse la estancia del perfume caro", selecto y para tal circunstancia, con que "María ungió sus pies y no encontró mejor paño para enjugarlos que sus propios cabellos". Marta servía. "Lázaro, símbolo de la resurrección y de la alegría, era uno de los comensales. María escuchaba." Los amigos escuchan. Los demás, solo nos oyen. Antes de las horas de brutalidad y odio, la hora de la AMISTAD y de la convivencia… “<b>la casa se llenó de la fragancia del perfume</b>". Ratzinger indica que “el aceite proporciona al hombre fuerza y belleza, posee una fuerza curativa y nutritiva. En la unción de profetas, reyes y sacerdotes, es signo de una exigencia más elevada. El aceite de oliva —por lo que he podido apreciar— no aparece en el Evangelio de Juan. El costoso «aceite de nardo», con el que el Señor fue ungido por María en Betania antes de su pasión (cf. Jn 12, 3), era considerado de origen oriental. En esta escena aparece, por una parte, como signo de la santa prodigalidad del amor y, por otra, como referencia a la muerte y a la resurrección”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">h) Celebramos el milagro del pan y del vino. El pan “representa la bondad de la creación y del Creador, pero al mismo tiempo la humildad de la sencillez de la vida cotidiana. En cambio, el vino representa la fiesta; permite al hombre sentir la magnificencia de la creación. Así, es propio de los ritos del sábado, de la Pascua, de las bodas”. Y nos deja vislumbrar algo de la fiesta definitiva de Dios con la humanidad, a la que tienden todas las esperanzas de Israel. «<b>El Señor todopoderoso preparará en este monte [Sión] para todos los pueblos un festín... un festín de vinos de solera... de vinos refinados</b>.» (Is 25, 6). El pan lo encontramos en la escena de la multiplicación de los panes, e inmediatamente después en el gran sermón eucarístico del Evangelio de Juan. El don del vino nuevo se encuentra en el centro de la boda de Caná (cf. 2, 1-12), mientras que, en sus sermones de despedida, Jesús se presenta como la verdadera vid (cf. 15, 1-10). Jesús retoma la antiquísima imagen de la vid y lleva a término la visión que hay en ella. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">En la parábola de la viña, en un último intento, el dueño envía a su «hijo querido», el heredero, quien como tal también puede reclamar la renta ante los jueces y, por ello, cabe esperar que le presten atención. Pero ocurre lo contrario: los viñadores matan al hijo precisamente por ser el heredero; de esta manera, pretenden adueñarse definitivamente de la viña. En la parábola, Jesús continúa: «¿<b>Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros</b>» (Mc 12, 9). La historia se convierte de repente en actualidad. Los oyentes fariseos lo saben: <b>Él habla de nosotros</b>. Al igual que los profetas fueron maltratados y asesinados, así vosotros me queréis matar: hablo de vosotros y de mí. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">El Señor cita el Salmo 118,22: «<b>La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular</b>». La muerte del Hijo no es la última palabra. Aquel que han matado no permanece en la muerte, no queda «desechado». Se convierte en un nuevo comienzo. Jesús da a entender que El mismo será el Hijo ejecutado; predice su crucifixión y su resurrección, y anuncia que de él, muerto y resucitado, Dios levantará una nueva edificación, un nuevo templo en el mundo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">«<b>Yo soy la verdadera vid</b>» (Jn 15,1), dice el Señor. Se ha dejado plantar en la tierra. Dios se ha hecho vid en el Hijo. Esta vid ya nunca podrá ser arrancada, no podrá ser abandonada al pillaje: pertenece definitivamente a Dios, a través del Hijo Dios mismo vive en ella. «<b>Cristo Jesús, el Hijo de Dios... no fue primero "sí" y luego "no"; en Él todo se ha convertido en un "sí"; en Él todas las promesas de Dios han recibido un "sí"</b>» (2 Co 1, 19s).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES;">La imagen refleja bien la imposibilidad de separar a Jesús de los suyos, su ser uno con Él y en Él. Veo relación entre esta vid plantada (Cristo) con la revelación del “Yo soy” entre nosotros, que no nos abandona, que se une íntimamente, está plantado íntimamente en la tierra, en la historia nuestra, en cada persona, y no podrá ya ser arrancado...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Nos habla también de purificación y dar fruto, que van unidos; así nos hacemos pan y vino, participamos muriendo a nosotros mismos, en el misterio eucarístico, llevando así a las nupcias, que es el proyecto de Dios para la historia. En Juan 15,1-10 aparece diez veces el verbo griego <i>ménein</i>, “permanecer” en él. Lo que los Padres llaman <i>perseverantia</i> está en primer plano. Resulta fácil un primer entusiasmo, pero después viene la constancia también en los caminos monótonos del desierto que se han de atravesar a lo largo de la vida, la paciencia de proseguir siempre igual aun cuando disminuye el romanticismo de la primera hora y sólo queda el «sí» profundo y puro de la fe. Así es como se obtiene precisamente un buen vino. Agustín vivió profundamente la fatiga de esta paciencia después de la luz radiante del comienzo, después del momento de la conversión, y precisamente de este modo conoció el amor por el Señor y la inmensa alegría de haberlo encontrado. Para esto, hay que orar, pedir en nombre de Jesús «la alegría», Espíritu Santo (cf. Lc 11, 13), lo que en el fondo significa lo mismo. Preparar la boda del Cordero, con la humildad y el amor de un matrimonio, como hizo la Virgen a la que pedimos (he seguido en este texto sobre la vid a Ratzinger): </span><span style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES;">"Oh María, primicia del pueblo humilde y del resto de Israel, sierva sufriente junto al Siervo sufriente, nueva Eva obediente junto al nuevo Adán, alcánzanos de Jesús, con tu intercesión la gracia de ser humildes. Enséñanos a ‘humillarnos bajo la mano poderosa de Dios’, como te humillaste tú. Amén".</span><span style="font-family: "Maiandra GD"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></div><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 12pt;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-39288929448354212542013-03-28T03:28:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.266-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Jueves Santo (Misa vespertina de la Cena del Señor)</b>: el cáliz de la salvación es amor hasta el extremo, que nos enseña a amar (servir, pasar del egoísmo a la donación)<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos». <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros</b>»” (Juan 13,1-15). </div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">1. </span><span style="font-family: "Maiandra GD";">Jesús les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicio. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a prenderlo. Son los momentos en que sale de los muros de lo seguro y va a lo nuevo, a darnos nuestra libertad. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El lavatorio de los pies significa el servicio que ha de ser punto de referencia para nuestra actitud. Gracias, Señor, por tu levantarse de la mesa, despojarte de las vestiduras de gloria, inclinarte hacia nosotros en el misterio del perdón, el servicio de la vida y de la muerte humanas. Quiero dejarme lavar por ti, Señor, para no rechazar tu amor. Cuenta Ratzinger: “Judas representa al hombre que no quiere ser amado, al hombre que piensa sólo en poseer, que vive únicamente para las cosas materiales. Por esta razón, San Pablo dice que la avaricia es idolatría (Col 3,5), y Jesús nos enseña que no es posible servir a dos señores. El servicio de Dios y el de las riquezas se excluyen entre sí; el camello no pasa por el hondón de la aguja (Mc 10,25)”. Pero hay otro tipo de rechazo de Dios; además del rechazo del materialista, se da también el del hombre religioso, representado aquí por Pedro. “Existe el peligro que San Pablo llamó «judaísmo» y que es duramente criticado en las cartas paulinas; consiste este peligro en que el «devoto» no quiera aceptar la realidad, es decir, no quiera aceptar que también él tiene necesidad del perdón, que también sus pies están sucios. El peligro que corre el devoto consiste en pensar que no tiene necesidad alguna de la bondad de Dios, en no aceptar la gracia; es el riesgo a que se halla expuesto el hijo mayor en la parábola del hijo pródigo, el riesgo de los obreros de la primera hora (Mt 20,1-16), el peligro de aquellos que murmuran y sienten envidia porque Dios es bueno. Desde esta perspectiva, ser cristiano significa dejarse lavar los pies o, en otras palabras, creer”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sigue Ratzinger: lavar es imagen de los sacramentos que nos sumergen en “aguas del amor de Jesús: la vida y la muerte de Jesús, el bautismo y la penitencia, constituyen juntamente el lavatorio divino, que nos abre el camino de la libertad y nos permite acceder a la mesa de la vida”. Es el servicio a los demás de Jesús y del cristiano, un “sí” continuado. “De estos dos puntos se desprende una eclesiología y una ética cristianas. Aceptar el lavatorio de los pies significa tomar parte en la acción del Señor, compartirla nosotros mismos, dejarnos identificar con este acto. Aceptar esta tarea quiere decir: continuar el lavatorio, lavar con Cristo los pies sucios del mundo. Jesús dice: «<b>Si yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Señor y Maestro, también habéis de lavaros vosotros los pies unos a otros</b>» (13,14). Estas palabras no son una simple aplicación moral del hecho dogmático, sino que pertenecen al centro cristológico mismo. El amor se recibe únicamente amando. Y no puede ser en general, sino con los que tengo al lado, con los hermanos. El amor universal no existe si no es también concreto, como señalaba Dovstojeski: “¿por qué será que cuanto más amo a la humanidad, más me fastidian los hombres?”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">"<b>Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio</b>». El bautizado, ¿por qué y en qué sentido hay necesidad de lavarse los pies? Mientras vivimos aquí abajo, nuestros pies pisan la tierra de este mundo: son los afectos a purificar, como en la oración dominical al decir: <b>perdona nuestras deudas</b>. Todos los días, cuando rezamos el Padrenuestro, el Señor se inclina hacia nosotros, toma una toalla y nos lava los pies.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">San Agustín tenía un dilema entre la oración y la labor de pastor, y señala que cuando acudimos al trabajo apostólico, nos ensuciamos inevitablemente los pies. Pero los ensuciamos por la causa de Cristo, porque aguarda fuera la multitud y no hay otro modo de llegar a ella que metiéndonos en la inmundicia del mundo, en medio de la cual se encuentra: «Y he aquí que me levanto y abro. ¡Oh Cristo, lava nuestros pies: perdona nuestras deudas, porque nuestro amor no se ha extinguido, porque también nosotros perdonamos a nuestros deudores! Cuando te escuchamos, exultan contigo en el cielo los huesos humillados. Pero cuando te predicamos, pisamos la tierra para abrirte paso; y, por ello, nos conturbamos si somos reprendidos, y si alabados, nos hinchamos de orgullo. Lava nuestros pies, que ya han sido purificados, pero que se han ensuciado al pisar los caminos de la tierra para abrirte la puerta”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hoy, día de oración por los sacerdotes, recordamos cómo el Señor los asiste en su ordenación: “<b>El Señor Jesucristo, que el Padre ha consagrado con la potencia del Espíritu Santo, esté siempre contigo para la santificación de su pueblo y para ofrecer el Sacrificio eucarístico</b>”. “<b>Recibe las ofrendas del Pueblo santo para el Sacrificio eucarístico. Date cuenta de aquello que harás, vive el misterio que ha sido entregado en tus manos y sé imitador de Cristo, inmolado por nosotros</b>” (Ceremonial de la ordenación).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">2. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El Éxodo nos cuenta aquel momento de la primera pascua cuando se preparan para salir de Egipto los judíos, la comida del cordero, el día del paso del Señor, cuando la sangre era signo de salvación. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No sabemos si Jesús siguió la cena judía, pero en cualquier caso hacía la cena acostumbrada en sus ocho partes: 1. Encendido de las luces de la fiesta. 2. La bendición de la fiesta (Kiddush), todos a la mesa, bendiciendo la primera copa y tomando hiervas. 3. La historia de la salida de Egipto (Hagadah), y se servían la segunda copa de vino y leían Éxodo, capítulo 12. Se asaba en un asador en forma de cruz el cordero, sin romper ningún hueso. 4. Oración de acción de gracias por la salida de Egipto. Todos se ponían de pie y recitaban el salmo 113. 5. La solemne bendición de la comida. 6. La cena pascual. 7. Bebida de la tercera copa de vino: la copa de la bendición. 8. Bendición final (leyendo Números 6,24-26) y con una cuarta copa, “de Melquisedec”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En una meditación, Ratzinger comentaba que “la Pascua judía era y sigue siendo una fiesta familiar. No se celebraba en el templo, sino en la casa. Ya en el Éxodo, en el relato de la noche oscura en que tiene lugar el paso del ángel del Señor, aparece la casa como lugar de salvación, como refugio. Por otra parte, la noche de Egipto es imagen de las fuerzas de la muerte, de la destrucción y del caos, que surgen siempre de las profundidades del mundo y del hombre y amenazan con destruir la creación «buena» y con transformar el mundo en desierto, en lugar inhabitable. En esta situación, la casa y la familia ofrecen protección y abrigo; en otras palabras: el mundo ha de ser continuamente defendido contra el caos; la creación ha de ser siempre amparada y reconstruida. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El <b>Salmo</b> nos canta: “<b>El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor</b>”. Este cáliz es identificado por la tradición cristiana con «la copa de la bendición» (1 Cor 10,16), con la «copa de la Nueva Alianza» (1 Cor 11,25; Luc 22,20): expresiones que en el Nuevo Testamento hacen referencia precisamente a la Eucaristía. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">3. </span><span style="font-family: "Maiandra GD";">San Josemaría se preguntaba por los sentimientos de Jesús, en esa despedida, cuando algunos se dan una fotografía y unas palabras de recuerdo… pero “Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor: Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, no deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo. Irá al Padre, pero permanecerá con los hombres. No nos legará un simple regalo que nos haga evocar su memoria, una imagen que tienda a desdibujarse con el tiempo, como la fotografía que pronto aparece desvaída, amarillenta y sin sentido para los que no fueron protagonistas de aquel amoroso momento. Bajo las especies del pan y del vino está El, realmente presente: con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad” (<i>Es Cristo que pasa</i> 83-84).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">San Pablo narra: “<b>Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: -«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: -«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva</b>”. </span><span style="font-family: "Maiandra GD";">La liturgia define el Jueves santo como «<b>el hoy eucarístico</b>», el día en que «<b>nuestro Señor Jesucristo encomendó a sus discípulos la celebración del sacramento de su Cuerpo y de su Sangre</b>» (<i>Canon romano, Jueves santo</i>). Antes de ser inmolado en la cruz el Viernes santo, instituyó el sacramento que perpetúa su ofrenda en todos los tiempos. En cada santa misa, la Iglesia conmemora ese evento histórico decisivo. Con profunda emoción el sacerdote se inclina, ante el altar, sobre los dones eucarísticos, para pronunciar las mismas palabras de Cristo «la víspera de su pasión». Desde aquel Jueves santo de hace casi dos mil años hasta esta tarde… la Iglesia vive mediante la Eucaristía, se deja formar por la Eucaristía, y sigue celebrándola hasta que vuelva su Señor. Dice también san Agustín: «come la vida, bebe la vida: tendrás la vida y esa vida es íntegra» (<i>Sermón</i><span class="apple-converted-space"> </span>131, I, 1). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">«Salve, verdadero cuerpo, nacido de María Virgen»; así reza hoy la Iglesia: «Concédenos pregustarte en el momento decisivo de la muerte». Sí, tómanos de la mano, oh Jesús eucarístico, en esa hora suprema que nos introducirá en la luz de tu eternidad: «<i>O Iesu dulcis! </i></span><i><span lang="IT" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: IT;">O Iesu pie! </span></i><i><span style="font-family: "Maiandra GD";">O Iesu, fili Maria”.</span></i><span style="font-family: "Maiandra GD";"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Llucià Pou Sabaté</div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-16779134352902686942013-03-27T13:02:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.274-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none;"><b><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">TRIDUO PASCUAL. Introducción <o:p></o:p></span></i></b></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Entramos en los tres días de preparación a la Pascua, a la fiesta más importante del año. El jueves se bendicen los sagrados óleos para el bautismo, para la unción de los enfermos, y el crisma. Luego, por la tarde, después de la misa «in cena Domini», habrá tiempo para la adoración, como para responder a la invitación que Jesús dirigió a sus discípulos en la dramática noche de su agonía: «<b>Quedaos aquí y velad conmigo</b>» (Mateo 26,38).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El Viernes santo es un día de profunda emoción, en el que la Iglesia nos hace volver a escuchar el relato de la pasión de Cristo. La «adoración» de la cruz será el centro de la acción litúrgica que se celebrará ese día, mientras la comunidad eclesial ora intensamente por las necesidades de los creyentes y del mundo entero.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A continuación viene una fase de profundo silencio. Todo callará hasta la noche del Sábado santo. En el centro de las tinieblas irrumpirán la alegría y la luz con los sugestivos ritos de la Vigilia pascual y el canto gozoso del «Aleluya». Será el encuentro, en la fe, con Cristo resucitado, y la alegría pascual se prolongará a lo largo de los cincuenta días que seguirán.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Recuerdo aquella canción de amor: “llegó con tres heridas: / la del amor, / la de la muerte, / la de la vida. // Con tres heridas viene: / la de la vida, / la del amor, / la de la muerte. // Con tres heridas yo: / la de la vida, / la de la muerte, / la del amor”. El Maestro ha preparado estos días, en los que celebramos que “sus heridas nos han curado” (Luis Manuel Suárez). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">JUEVES SANTO<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La confesión, precepto pascual. </span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antes, en la liturgia romana, se celebraba una Eucaristía para los penitentes en la mañana del Jueves Santo, último día de Cuaresma. Ahora podemos escoger cuando más con convenga, aunque se organizan celebraciones de la Penitencia con confesión y absolución personal esta semana santa. En la liturgia hispánica el gran acto penitencial se celebra el Viernes Santo, ya dentro de la Pascua, con la impresionante ceremonia de la "indulgencia" o "perdón" en la que el pueblo clama centenares de veces pidiendo perdón a Dios. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Es bueno entrar en la Pascua -el paso con Cristo a la Nueva Vida- celebrando con humildad el sacramento de la Penitencia, el sacramento de la muerte a lo viejo y al pecado, el sacramento de la reconciliación con Dios y con la comunidad. La Pascua debe ser novedad total en nuestras vidas. Todo lo viejo, sobre todo el pecado, tiene que dejar paso a la Vida que nos quiere comunicar el Resucitado (Equipo MD1998).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La cuaresma es "el tiempo oportuno", 'el tiempo favorable' que el señor nos concede para la renovación de nuestra vida cristiana, para volver a él. El profeta Ezequiel nos convocaba el miércoles de ceniza con acentos dramáticos a esta vuelta al Señor, dejando a un lado hasta lo que es lícito y bueno. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Que Dios nos conceda experimentar un sincero dolor por nuestros pecados y también la alegría de la reconciliación con el Padre: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, mira con amor a tu Pueblo que oyendo tus reclamos quiere volver a ti y reconciliarse contigo, restaura con tu misericordia a los que nos vemos sometidos al poder del pecado y al peso de nuestras culpas. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">EXAMEN DE CONCIENCIA:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">1. La primera cuestión es examinarme… ver si de verdad he puesto a <b>Dios como el centro de mi vida</b>, si de verdad el objetivo de mi vida es ir realizando el proyecto de Dios para el que me creó: perfeccionarme en el amor.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Es esto así o en realidad son otras las cuestiones que me interesan más: asegurarme y disfrutar de una buena situación económica, la salud, los estudios, el prestigio o la imagen social, el pasarlo bien, el éxito profesional?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿No será esto lo primero que Dios me está pidiendo? ¿No será este mi primer paso de conversión en este momento: tomarme en serio mi vocación cristiana de irme perfeccionando día a día en el amor, creciendo como un hijo de Dios que cada día se parece más a su Padre?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">2. La segunda cuestión para un examen es si realmente <b>pongo los medios para ir creciendo en el amor</b>. Si Dios es amor y la fuente de todo amor, si el amor viene de él y de él lo recibimos, si el amor se nos da en y a través de la relación de amistad con Dios ¿Cómo es mi relación con Dios?, ¿cuánto tiempo estoy con él?, ¿qué intimidad tengo con él? ¿Hago oración frecuente, o la dejo fácilmente? ¿En la oración soy el único que habla, o dejo que Dios me diga cuánto me ama, dejo espacio para experimentar su amor? ¿Qué me interesa más, que Dios haga lo que yo le pido o que yo haga lo que él me pide?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Y en este sentido está en primer lugar la <b>participación en los sacramentos</b>. En los sacramentos bien celebrados, es donde actúa con todo su poder el amor de Dios. ¿Cómo participo en la eucaristía: activa o pasivamente? ¿Racionalmente tratando de entender o también con el corazón tratando de unirme a Dios? ¿Vivo la comunión como momento de identificación con Jesucristo, comulgando con sus sentimientos, intereses, preocupaciones? ¿Dejo fácilmente la eucaristía o no puedo vivir sin ella?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">3. La tercera cuestión es el <b>servicio</b>. Yo, ¿De qué voy: en la vida de servidor o de que me sirvan? ¿A quién sirvo: a los de mi familia y amigos? Eso también lo hacen los que no tienen la vocación de ser hijos de Dios. ¿Ni siquiera sirvo a los míos en casa?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Me resisto y me niego de hecho a colaborar en servicio a los demás, por ejemplo, en el colegio de los hijos, en la universidad donde estudio, en el trabajo, en asociaciones de participación ciudadana, en organizaciones de ayuda al tercer Mundo, de defensa de los derechos humanos... o en algo más cercano: la propia parroquia, que también necesita cristianos que sirvan a la Comunidad?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">4. La cuarta cuestión que nos podríamos plantear en esta celebración es el <b>uso de mi dinero</b>. ¿Vivo la limosna como un deber de justicia, es decir, como devolver a los que no tienen lo que les pertenece? ¿Hago en este sentido cálculo de lo que puedo y no puedo gastar, de lo que conforme a mis ingresos debo entregar, teniendo en cuenta no mis necesidades, sino las de los más pobres? ¿Ahorro con ilusión para poder dar generoso y solidario? ¿Despilfarro? Si yo fuera pobre del Tercer Mundo, ¿qué pensaría de un cristiano que gastara como yo gasto?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">5. La última cuestión. Se refiere a la <b>calidad de mis relaciones humanas</b>. ¿Soy atento o descuidado con los demás? ¿Cultivo la amabilidad, la simpatía, y no por caer bien, sino por hacer la vida agradable a los demás?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Soy rencoroso, vengativo? ¿Me resisto a hacer las paces y a reconciliarme con alguna persona o familia? ¿Tal vez sea lo que tenga que hacer más urgentemente?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Soy exigente, incomprensivo, intolerante, duro, susceptible, irritable? ¿Me ofendo fácilmente? O por el contrario: ¿Soy excesivamente tolerante y todo me da igual porque no me quiero meter en complicaciones?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Me aprovecho de otros, de sus bienes materiales, de sus cualidades humanas? ¿Estoy atento al cultivo de mi afectividad y sexualidad, orientándolas hacia un amor limpio de egoísmos?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Soy elemento creador de paz o de discordia? O por el contrario ¿critico, murmuro, llevo chismes, difamo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">CONTRICIÓN: Acojámonos con plena confianza a la misericordia de Dios y confesemos nuestros pecados para obtener su perdón: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso, ruego a Santa María, siempre virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que roguéis por mi ante Dios nuestro Señor, Amen. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con verdadero dolor de nuestros pecados y sintiendo la incapacidad de liberarnos de ellos invoquemos a Cristo nuestro redentor: Con el ciego Bartimeo te decimos: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Señor, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con el centurión te decimos: Señor, basta que tú digas una palabra y yo quedaré sano ¡Señor ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con el leproso te decimos: ¡Señor, si tú quieres, puedes curarme! ¡Señor, ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con los apóstoles atemorizados te decimos: ¡Señor, sálvanos que perecemos! ¡Señor, ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con la mujer cacanea te decimos: ¡Señor, ayúdame! ¡Señor, ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con el apóstol Pedro hundiéndose en las aguas: ¡Señor, sálvame! ¡Señor, ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con el ladrón crucificado y arrepentido te decimos: ¡Acuérdate de mi ahora que estás en tu reino! ¡Señor, ten piedad!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ahora oremos como el mismo Jesucristo nos enseñó para que perdonándonos unos otros nuestras ofensas, nos perdone Él nuestros pecados. <i>Padre nuestro</i>...<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Escucha, Señor a tus hijos, que se reconocen pecadores; y haz que, liberados de toda culpa, por el ministerio tu Iglesia, puedan agradecidos cantar tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Con la Confesión y absolución individual, Dios no nos otorga su perdón como un gobernante decreta una amnistía general. Dios nos perdona con un apretón de manos y un cálido abrazo, con una sonrisa cargada se valoración y afecto. En una palabra, Dios nos perdona en un encuentro entrañablemente personal. No nos privemos de este perdón y acerquémonos a confesar nuestros pecados personales para recibir este perdón personal (de una Javierada). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-49227874385136033672013-03-27T13:01:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.295-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Jueves Santo, Misa crismal<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 13.5pt;">“Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír»” </span></b><span style="font-size: 13.5pt;">(Lucas 4,16-21)<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">El Jueves Santo está cargado de significación eclesial: es un día en el que se congrega la Iglesia como comunidad diocesana en torno a su pastor, el Obispo, para la consagración de los santos óleos, que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos, signo de la donación del Espíritu Santo en diversas circunstancias de la vida; simbolizaron fortaleza, agilidad, medicina, buen olor: todas las significaciones que puedan ser relacionadas con los óleos santos, nos remiten al Espíritu de Dios, que en la Iglesia se nos comunica permanentemente por el Señor. El sacramento de la penitencia y de la reconciliación comunitaria, también encontró siempre en este día su ubicación privilegiada. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Jesús se reúne hoy con los discípulos, de entonces y de todos los tiempos: «<b>los que crean en mí por la palabra de ellos</b>» (Jn 17,20). Y pide: «<b>Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así os envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad</b>» (17,17ss). Para continuar su misma misión nos lo dice. Dice Jesús: «<b>Por ellos me consagro yo</b>». ¿Qué quiere decir? ¿No es «el Santo de Dios»? ¿Cómo puede ahora consagrarse, es decir, santificarse a sí mismo? En la Biblia «santo» y «santificar/consagrar» es “en primer lugar la naturaleza de Dios mismo, su modo de ser del todo singular, divino, que corresponde sólo a Él. Sólo Él es el auténtico y verdadero Santo en el sentido originario. Cualquier otra santidad deriva de Él, es participación en su modo de ser. Él es la Luz purísima, la Verdad y el Bien sin mancha. Por tanto, consagrar algo o alguno significa dar en propiedad a Dios algo o alguien, sacarlo del ámbito de lo que es nuestro e introducirlo en su ambiente, de modo que ya no pertenezca a lo nuestro, sino enteramente a Dios. Consagración es, pues, un sacar del mundo y un entregar al Dios vivo. La cosa o la persona ya no nos pertenece, ni pertenece a sí misma, sino que está inmersa en Dios. Un privarse así de algo para entregarlo a Dios, lo llamamos también sacrificio: ya no será propiedad mía, sino suya. En el Antiguo Testamento, la entrega de una persona a Dios, es decir, su «santificación», se identifica con la Ordenación sacerdotal y, de este modo, se define también en qué consiste el sacerdocio: es un paso de propiedad, un ser sacado del mundo y entregado a Dios. Con ello se subrayan ahora las dos direcciones que forman parte del proceso de la santificación/consagración. Es un salir del contexto de la vida mundana, un «ser puestos a parte» para Dios” (Benedicto XVI). </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">No es una segregación, sino ser puestos para representar a los otros. “El sacerdote es sustraído a los lazos mundanos y entregado a Dios, y precisamente así, a partir de Dios, debe quedar disponible para los otros, para todos”. Cuando Jesús dice «Yo me consagro», se hace a la vez sacerdote y víctima: «Yo me sacrifico». Cuando Jesús dice: «<b>Por ellos me consagro yo</b>», se da “el acto sacerdotal en el que Jesús —el hombre Jesús, que es una cosa sola con el Hijo de Dios— se entrega al Padre por nosotros. Es la expresión de que Él es al mismo tiempo sacerdote y víctima. Me consagro, me sacrifico: esta palabra abismal, que nos permite asomarnos a lo íntimo del corazón de Jesucristo, debería ser una y otra vez objeto de nuestra reflexión. En ella se encierra todo el misterio de nuestra redención. Y ella contiene también el origen del sacerdocio de la Iglesia, de nuestro sacerdocio” (Benedicto XVI).</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Y cuando dice «<b>conságralos en la verdad</b>» es la inserción de los apóstoles en el sacerdocio de Jesucristo, la institución de su sacerdocio nuevo para la comunidad de los fieles de todos los tiempos: es la verdadera oración de consagración para los apóstoles. El Señor pide que Dios los atraiga al seno de su santidad, los sustraiga de sí mismos y los tome como propiedad suya, para que, desde Él, puedan desarrollar el servicio sacerdotal para el mundo. Y Jesús añade: «<b>Tu palabra es verdad</b>». Esa inmersión es por la palabra de Dios, baño que los purifica, poder creador que los transforma en el ser de Dios. Nos da materia para examen en el día de hoy, si nos dejamos conducir por la Palabra y no por nuestras preferencias. La libertad absoluta del hombre es tan mala como las caricaturas de una humildad equivocada y una falsa sumisión que no queremos imitar. Cristo nos enseña la recta humildad, que corresponde a la verdad de nuestro ser, y esa obediencia que se somete a la verdad, a la voluntad de Dios: «<b>Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad</b>»… te pedimos, Señor, que tus palabras iluminen nuestra vida y nos llamen a ser siempre nuevamente discípulos de esa verdad que se desvela en la palabra de Dios. Tú, Señor, dijiste «<b>Yo soy la verdad</b>» (cf. Jn 14,6): haznos una sola cosa conmigo, Cristo. Sujétanos a ti, único sacerdote, participando nosotros del tuyo. Pero “unirse a Cristo supone la renuncia. Comporta que no queremos imponer nuestro rumbo y nuestra voluntad; que no deseamos llegar a ser esto o lo otro, sino que nos abandonamos a Él, donde sea y del modo que Él quiera servirse de nosotros. San Pablo decía a este respecto: «<b>Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí</b>» (Ga 2,20). En el «sí» de la Ordenación sacerdotal hemos hecho esta renuncia fundamental al deseo de ser autónomos, a la «autorrealización». Pero hace falta cumplir día tras día este gran «sí» en los muchos pequeños «sí» y en las pequeñas renuncias. Este «sí» de los pequeños pasos, que en su conjunto constituyen el gran «sí», sólo se podrá realizar sin amargura y autocompasión si Cristo es verdaderamente el centro de nuestra vida. Si entramos en una verdadera familiaridad con Él. En efecto, entonces experimentamos en medio de las renuncias, que en un primer momento pueden causar dolor, la alegría creciente de la amistad con Él; todos los pequeños, y a veces también grandes signos de su amor, que continuamente nos da. «<b>Quien se pierde a sí mismo, se guarda</b>». Si nos arriesgamos a perdernos a nosotros mismos por el Señor, experimentamos lo verdadera que es su palabra” (Benedicto XVI).</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Señor, te pido hoy de nuevo que mi modo de ser, pensar, actuar sea a imagen tuya. Por la oración que sepa entrar en comunión personal contigo, sobre todo que la Eucaristía me haga vivir tu vida, «un cuerpo solo y una sola alma» contigo. En ti, Señor, verdad y amor son una misma cosa. Y el amor verdadero es exigente. Ayúdame a reconocerlo en los que sufren, en los pobres, en los pequeños de este mundo; entonces nos convertimos en personas que sirven, que reconocen a sus hermanos y hermanas, y en ellos te veré a ti, Jesús. </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">«<b>Conságralos en la verdad</b>», es tu oración de hoy, Jesús: «<b>Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad</b>» (Jn 17,19). Tantas religiones buscan dar cauce al deseo de Dios que hay en el hombre… tú, Jesús, nos tocas en la profundidad de nuestro ser. Benedicto XVI cuenta su testimonio: “La víspera de mi Ordenación sacerdotal, hace 58 años, abrí la Sagrada Escritura porque todavía quería recibir una palabra del Señor para aquel día y mi camino futuro de sacerdote. Mis ojos se detuvieron en este pasaje: «<b>Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad</b>». Entonces me di cuenta: el Señor está hablando de mí, y está hablándome a mí. Y lo mismo me ocurrirá mañana. No somos consagrados en último término por ritos, aunque haya necesidad de ellos. El baño en el que nos sumerge el Señor es Él mismo, la Verdad en persona. La Ordenación sacerdotal significa ser injertados en Él, en la Verdad. Pertenezco de un modo nuevo a Él y, por tanto, a los otros, «para que venga su Reino». Queridos amigos, en esta hora de la renovación de las promesas queremos pedir al Señor que nos haga hombres de verdad, hombres de amor, hombres de Dios. Roguémosle que nos atraiga cada vez más dentro de sí, para que nos convirtamos verdaderamente en sacerdotes de la Nueva Alianza. Amén”.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Llucià Pou Sabaté</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-68258456017089975222013-03-26T15:34:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.317-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Semana Santa, miércoles</b>: poner nuestro corazón en los sentimientos de Jesús, para que estemos con Él y no le traicionemos.</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b> “En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?». Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle. <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?». Él les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos’». Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará». Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de Él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?». Dícele: «Sí, tú lo has dicho»”</b> (Mateo 26,14-25).</div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">1. Judas Iscariote “<b>fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?». Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle”. </b>Cuando Jesús quiere celebrar la Pascua de despedida de los suyos, como signo entrañable de amistad y comunión, uno de ellos ya ha concertado la traición y las treinta monedas (el precio de un esclavo, según Exodo 21,32). Pedimos hoy en la liturgia: «<b>por tu fidelidad, ayúdame, Señor</b>». Mañana con la misa crismal comienza el triduo pascual. Quiero contemplarte, Jesús, mirar tu entrega y seguirte, sin traiciones, y verte en la santa cena, donde se acrisolan los afectos con el dolor. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“<b>El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?». Él les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos’». Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua”. “</b>El que todo lo sabe dijo a los apóstoles: <i>Id a casa de tal persona</i>. Dichoso el que por la fe puede recibir al Señor, preparando su corazón a modo de cenáculo y disponiendo con devoción la cena... Estando, oh Señor, a la mesa con tus discípulos, expresaste místicamente tu santa muerte, por la cual los que veneramos tus sagrados padecimientos somos liberados de la corrupción. El que escribió en el Sinaí las tablas de la ley comió la pascua antigua, la de la sombra y figuras, y se hizo a Sí mismo Pascua y mística hostia viviente...” (San Andrés de Creta). Y ahí, en ese ambiente de intimidad y entrega, sufre Jesús la traición. A lo largo del tiempo, la historia de Judas se repite. Es el misterioso y desconcertante proceder de la condición humana. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“<b>Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará»”. </b>¿Acaso soy yo, Señor, el que te entrega? ¿Lo amamos o vivimos traicionándolo y sólo queriendo aprovecharnos de Él, conforme a nuestros intereses, muchas veces por desgracia, mezquinos? No importa si en el examen vemos pecado, lo importante es abrirnos a la gracia del Señor, celebrar la Pascua (paso de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida). Hay muchas maneras de dirigirse a Dios. Una de ellas es, por supuesto, desde el sentimiento. Sin embargo, los sentimientos son un instrumento de doble filo. Por un lado, muestran algo realmente humano de la persona que los emplea. Pero, por otro lado, existe el peligro de que nos esclavicen, es decir, tienen una facilidad para el bien cuando están a favor, y falta de discernimiento y enfermedad para la voluntad, cuando se absolutiza un aspecto de la realidad, con su complicidad: “¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?” El ejemplo de Judas, es el de estar arrebatado por sentimientos de envidia y avaricia. Es capaz de entregar a Aquel que sólo le ha demostrado amor y compasión, simplemente porque se ha dejado dominar por un aspecto: la codicia. ¡Qué importante, adquirir una auténtica educación del corazón, participar de los sentimientos de Jesús para que los nuestros sean de amor! “¿Dónde podrá encontrarse ni siquiera el símbolo de un amor semejante? Así amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito. Me amó a mí, también a mí, y se entregó a la muerte por mí. Un aspecto fundamental de la vida espiritual es tomar en serio esta realidad; Dios y yo; no la turba... yo. Dios me ama a mí, muere por mí, viene a mí... Un hombre, yo, soy el centro del amor divino. Lo que hace por mí, lo hace con infinito amor personal. Si en una familia la madre ama a cada uno de sus hijos como si fuese el único, y aunque sean diez los hermanos si uno enferma la madre enferma porque es su hijo; en forma mucho más perfecta todavía Dios me ama a mí, y todo lo que hace lo hace por mí... Si yo llegara a tomar en serio esta realidad. ¡Jesús muere por mí! ¡Qué arranques de amor sacaría de mi pobre alma, el comprender algo siquiera de lo que Cristo ha hecho por mí! ¡Mi vida sería entonces entera para Él! Si Él dio su vida por mí, dé yo mi vida por Él... y dándola como Él” (San Alberto Hurtado S.J.)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:1.5pt;margin-top:230.15pt;width:103.8pt; height:142.55pt;z-index:1' stroked="t" strokecolor="yellow"> <v:imagedata src="file:///C:\Users\eduardo\AppData\Local\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <v:shadow on="t" type="double" color="#36f" opacity=".5" color2="shadow add(102)" offset="-3pt,-3pt" offset2="-6pt,-6pt"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="201" hspace="12" src="file:///C:/Users/eduardo/AppData/Local/Temp/msohtml1/01/clip_image002.gif" v:shapes="_x0000_s1026" width="149" /><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En algunos lugares de América, las imágenes de Cristo crucificado muestran una llaga profunda en la mejilla izquierda del Señor. Y cuentan que esa llaga representa el beso de Judas. ¡Tan grande es el dolor que nuestros pecados causan a Jesús! Digámosle que deseamos serle fieles: que no queremos venderle -como Judas- por treinta monedas, por una pequeñez, que eso son todos los pecados: la soberbia, la envidia, la impureza, el odio, el resentimiento... Cuando una tentación amenace arrojarnos por el suelo, pensemos que no vale la pena cambiar la felicidad de los hijos de Dios, que eso somos, por un placer que se acaba enseguida y deja el regusto amargo de la derrota y de la infidelidad… Vamos a pedir al Señor que no le traicionemos más; que sepamos rechazar, con su gracia, las tentaciones que el demonio nos presenta, engañándonos. Hemos de decir que no, decididamente, a todo lo que nos aparte de Dios. Así no se repetirá en nuestra vida la desgraciada historia de Judas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Y si nos sentimos débiles, ¡corramos al Santo Sacramento de la Penitencia! Allí nos espera el Señor, como el padre de la parábola del hijo pródigo, para darnos un abrazo y ofrecernos su amistad. Continuamente sale a nuestro encuentro, aunque hayamos caído bajo, muy bajo. ¡Siempre es tiempo de volver a Dios! No reaccionemos con desánimo, ni con pesimismo. No pensemos: ¿qué voy a hacer yo, si soy un cúmulo de miserias? ¡Más grande es la misericordia de Dios! ¿Qué voy a hacer yo, si caigo una vez y otra por mi debilidad? ¡Mayor es el poder de Dios, para levantarnos de nuestras caídas!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Grandes fueron los pecados de Judas y de Pedro. Los dos traicionaron al Maestro: uno entregándole en manos de los perseguidores, otro renegando de Él por tres veces. Y, sin embargo, ¡qué distinta reacción tuvo cada uno! Para los dos guardaba el Señor torrentes de misericordia. Pedro se arrepintió, lloró su pecado, pidió perdón, y fue confirmado por Cristo en la fe y en el amor; con el tiempo, llegaría a dar su vida por Nuestro Señor. Judas, en cambio, no confió en la misericordia de Cristo. Hasta el último momento tuvo abiertas las puertas del perdón de Dios, pero no quiso entrar por ellas mediante la penitencia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En su primera encíclica, Juan Pablo II habla del <i>derecho de Cristo a encontrarse con cada uno de nosotros en aquel momento-clave de la vida del alma, que es el momento de la conversión y del perdón</i>. ¡No privemos a Jesús de ese derecho! ¡No quitemos a Dios Padre la alegría de darnos el abrazo de bienvenida! ¡No contristemos al Espíritu Santo, que desea devolver a las almas la vida sobrenatural!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pidamos a Santa María, Esperanza de los cristianos, que no permita que nos desanimemos ante nuestras equivocaciones y pecados, quizá repetidos. Que nos alcance de su Hijo la gracia de la conversión, el deseo eficaz de acudir -humildes y contritos- a la Confesión, sacramento de la misericordia divina, comenzando y recomenzando siempre que sea preciso (Javier Echevarría). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">2. </span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-weight: bold;">Isaías</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> habla de Jesús y de en medio de sus sufrimientos piensa en los demás: “<b>que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento</b>”. Busca siempre hacer lo que el Padre quiere: “<b>El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado</b>”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Este tercer canto del Siervo (el cuarto y último, más largo y dramático, lo escuchamos el Viernes Santo) sigue la descripción poética de la misión del Siervo, pero con una carga cada vez más fuerte de oposición y contradicciones. La misión que le encomienda Dios es dramática, y está lleno el hijo de confianza en la ayuda de Dios. Estos días veremos que la «humillación» va unida a la «exaltación». Jesús sabía que su muerte sería una victoria, y por eso dirá san Pablo que «<b>al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el Cielo, en la tierra, en el abismo; porque el Señor se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de Cruz; por eso Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre</b>» (Filiopenses 2,10.8.11). Y rezamos hoy en la Colecta: «<b>Oh Dios, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu Hijo muriese en la Cruz; concédenos alcanzar la gracia de la Resurrección</b>». Es el motivo de su muerte, nuestra liberación, como insiste la Antífona para la comunión: «<b>El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para dar su vida en rescate por muchos</b>» (Mateo 20,28). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">3. El <b>Salmo</b>sigue con esta misión de amor de Jesús al Padre: “<b>por Ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian… Así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias</b>”. Insiste tanto en el dolor como en la confianza: «<b>por Ti he aguantado afrentas... en mi comida me echaron hiel. Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor... miradlo, los humildes, y alegraos, que el Señor escucha a sus pobres</b>». Es el intenso sufrimiento de un justo perseguido a causa de su celo por Dios. Nosotros sabemos que ese justo es precisamente Jesucristo y, en su debida proporción, también la Iglesia. Tendremos que sufrir injurias y vergüenzas, y ser considerados como personas extrañas. Esto jamás debe desanimarnos en el testimonio de fe que hemos de dar, pues en el anuncio del Evangelio debemos recordar aquellas palabras de Jesús: “<b>En el mundo tendrán tribulaciones; pero ¡ánimo! yo he vencido al mundo</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En la historia de la humanidad no ha sucedido nada más grande, de mayor valor. Nos disponemos a vivir con devoción, con amor, los días más importantes para nuestra fe y seguir a Cristo, salvador del hombre. La Semana santa nos lleva a meditar en el sentido de la cruz, en la que alcanza su culmen la revelación del amor misericordioso de Dios… Nos ha salvado su infinita misericordia. Para sacarnos del pecado y del miedo, de la tristeza y la oscuridad. ¿Cómo no darle gracias? La historia está iluminada y dirigida por la fiesta del perdón: Dios, rico en misericordia, ha derramado sobre todo ser humano su infinita bondad por medio del sacrificio de Cristo. ¿Cómo manifestar de modo adecuado nuestro agradecimiento? Nos reconocemos pecadores y confesamos nuestra ingratitud, nuestra infidelidad y nuestra indiferencia ante su amor. Necesitamos su perdón, que nos purifique y sostenga en el esfuerzo de conversión interior y de constante renovación del espíritu. «<b>Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito; limpia mi pecado</b>» (Salmo 50,3-4). Estas palabras, que nos han acompañado durante la cuaresma, ahora las ponemos ante Cristo que está para ser crucificado. ¿Cómo no arrepentirnos de nuestros pecados y convertirnos al amor?, ¿cómo no reparar concretamente los males causados a los demás y restituir los bienes conseguidos de modo ilícito? El perdón exige gestos concretos: el arrepentimiento sólo es verdadero y eficaz cuando se traduce en obras concretas de conversión y justa reparación. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Llucià Pou Sabaté</div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-60588330802856906902013-03-25T14:21:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.325-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Semana santa, martes: </b>Jesús sufre traición y penas de todo tipo, pero sabe que es necesario pasar por ahí, para salvarnos<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<b>En aquel tiempo, estando Jesús sentado a la mesa con sus discípulos, se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará». Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está hablando». Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién es?». Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche. <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros». Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde». Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti». Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces»” </b>(Jn 13,21-33.36-38).<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">1. En el Evangelio<b>, </b>“<b>estando Jesús sentado a la mesa con sus discípulos, se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará»”. </b>Imagino que sufres, Señor, por inminencia de la traición de los tuyos. <b>“Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está hablando». Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién es?». Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote”. </b><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El diablo, como un perro, ronda ladrando para atacarnos… y de hecho pecamos con frecuencia. En la Colecta pedimos: «<b>Dios Todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la Pasión del Señor que alcancemos tu perdón</b>», perdón más fuerte que nuestras flaquezas: «<b>Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros</b>» (Rom 8,32, diremos antes de la comunión). Y en la Postcomunión volvemos a pedir: «<b>Señor, Tú que nos has alimentado con el cuerpo y la sangre de tu Hijo, concédenos que este mismo sacramento, que sostiene nuestra vida temporal, nos lleve a participar de la vida eterna</b>». A esto viene Jesús estos días, como recuerda San Andrés de Creta hablando de Cristo como luz: «La Encarnación de Cristo es como el sol que penetra e ilumina las almas, las cuales ya no permanecen a oscuras por causa de las tempestades de este mundo, que las envanecen y aturden, o por efecto de la abundancia de las riquezas y de las dotes y cualidades que las ofuscan y pervierten. La gloriosa Luz de Cristo es Luz que de verdad ilumina. Y es un misterio que junto a Cristo, que es la verdad, “Luz de las naciones”, pueda haber gente con oscuridad… <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">”. Es el momento dramático que tendrá el momento máximo el Viernes Santo, y que empieza hoy. Siempre es de noche cuando uno se aleja del que es «Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero». El pecador es el que vuelve la espalda al Señor para ser egoísta. San Agustín describe el pecado como «un amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios». Una traición, un no querer depender de Dios, “no tener necesidad del amor eterno, sino que deseamos dominar nuestra vida por nosotros mismos» (Benedicto XVI). Se puede entender que Jesús, aquella noche, se haya sentido «<b>turbado en su interior</b>» (Juan 13,21). “Afortunadamente, el pecado no es la última palabra. Ésta es la misericordia de Dios. Pero ella supone un “cambio” por nuestra parte. Una inversión de la situación que consiste en despegarse de las criaturas para vincularse a Dios y reencontrar así la auténtica libertad. Sin embargo, no esperemos a estar asqueados de las falsas libertades que hemos tomado, para cambiar a Dios”. Según denunció Bourdaloue, «querríamos convertirnos cuando estuviésemos cansados del mundo o, mejor dicho, cuando el mundo se hubiera cansado de nosotros». Seamos más listos. Decidámonos ahora. La Semana Santa es la mejor ocasión. En la Cruz, Cristo abre sus brazos a todos. Nadie está excluido. Todo ladrón arrepentido tiene su lugar en el paraíso. Eso sí, a condición de cambiar de vida y de reparar, como el del Evangelio: «<b>Nosotros, en verdad, recibimos lo debido por lo que hemos hecho; pero éste no hizo mal alguno</b>» (Lc 23,41, Jean Gottigny). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jesús, me gusta verte glorificado, cuando contemplo la traición de hoy, que por treinta monedas de plata, “el excremento del diablo” —como califica Papini al dinero— deslumbrado por no sé qué cosas te traicionó. Había una niña que veía la Pasión, en una representación teatral, y al ver la desesperación de Judas se le oyó decir a la pobre: “¡mamá, ¿por qué no va a la Virgen?” Y es verdad, podía haber ido a buscar el consuelo, el perdón…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jesús, con Juan recostado en su pecho… Sí, Tú, Señor, has aceptado estos gestos sencillos. No te has avergonzado de haber necesitado este afecto... de poder hablar con verdaderos amigos... Pedro le dice que pregunte al Maestro…: Pedro toma la iniciativa - prioridad oficial-, pero es Juan el que hace el encargo delicado. Cada uno tiene su sitio particular. Todos no pueden hacer todo. Ayúdame, Señor, a cumplir bien mi cometido, y en mi sitio. Durante estos días santos, quisiera, a mi manera, vivir contigo, Señor. Ofrecerte mi amistad. Procuraré pensar mucho más en Ti en el curso de estos días venideros… Tu soledad ¡oh Jesús! es total. Has ido hasta el límite de la condición humana. El hombre que más solo se encuentre a la hora de la muerte, puede reconocerse en Ti (Noel Quesson).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hoy nos da pena que el Evangelio de la Misa termine con el anuncio de que los Apóstoles dejarían solo a Cristo durante la Pasión. A Simón Pedro que, lleno de presunción, afirmaba: <b><i>yo daré mi vida por ti</i></b>, el Señor respondió: <b><i>¿conque tú darás mi vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces</i>.</b> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><b><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">2. </span></i></b><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Isaías</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> nos cuenta su vocación, como Dios desde siempre nos ha pensado y amado: “<b>El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre… el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: …yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra</b>".<b> </b>Gratuidad total de la llamada y del amor de Dios. ¡Dios es el primero en amar! «<b>En esto consiste su amor: no hemos amado nosotros a Dios, es Él quien nos ha amado</b>» (Juan 4,7). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Será como una espada, porque tendrá una palabra eficaz («<b>mi boca, una espada afilada</b>»), y será como una flecha que el arquero guarda en su aljaba para lanzarla en el momento oportuno. En este segundo canto aparece ya la oposición, el Siervo no tendrá éxitos fáciles y más bien sufrirá momentos de desánimo: «<b>yo pensaba: en vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas</b>». Le salvará la confianza en Dios: «<b>mi salario lo tenía mi Dios</b>». La queja del Siervo («en vano me he cansado») se repite en sus labios: «¿no habéis podido velar una hora conmigo?... Padre, ¿por qué me has abandonado?». En verdad «era de noche». A pesar de que Él es la Luz. Nuestra atención se centra estos días en este Jesús traicionado, pero fiel. Abandonado por todos, pero que no pierde su confianza en el Padre: «ahora es glorificado el Hijo del Hombre... pronto lo glorificará Dios». A la vez que admiramos su camino fiel hacia la cruz, podemos reflexionar sobre el nuestro: ¿no tendríamos que ser cada uno de nosotros, seguidores del Siervo con mayúsculas, unos siervos con minúsculas que colaboran con Él en la evangelización e iluminación de nuestra sociedad?, ¿somos fieles como Él? Tal vez tenemos momentos de crisis, en que sentimos la fatiga del camino y podemos llegar a dudar de si vale o no la pena seguir con la misión y el testimonio que estamos llamados a dar en este mundo. Muchas veces estas crisis se deben a que queremos éxitos a corto plazo, y hemos aceptado la misión sin asumir del todo lo de «cargar con la cruz y seguir al maestro». Cuando esto sucede, ¿resolvemos nuestros momentos malos con la oración y la confianza en Dios?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">3. Confianza que subraya muy bien el salmo: «<b>a ti, Señor, me acojo, no quede yo derrotado para siempre... sé tú mi roca de refugio... porque tú fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud</b>». Jesús es el verdadero Siervo, luz para las naciones, el que con su muerte va a reunir a los dispersos, el que va a restaurar y salvar a todos: “<b>Inclina a mí tu oído, y sálvame. // Se tú mi roca de refugio, / el alcázar donde me salve, / porque mi peña y mi alcázar eres tú. / Dios mío, líbrame de la mano perversa (…) / porque tú, Dios mío, / fuiste mi esperanza y mi confianza, / Señor, desde mi juventud. // En el vientre materno ya me apoyaba en ti, / en el seno tú me sostenías, / siempre he confiado en ti (…) / Llena estaba mi boca de tu alabanza / y de tu gloria, todo el día. // (…) Dios mío, me instruiste desde mi juventud, / y hasta hoy relato tus maravillas</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-49708742370142775782013-03-25T03:06:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.334-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri;">Semana Santa, lunes</span></b><span style="font-family: Calibri;">: la unción de María, el amor que acompaña a Jesús en su pasión de amor por nosotros<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri;">“Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: "¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?". Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre". Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él”</span></b><span style="font-family: Calibri;"> (Juan 12,1-11). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">1. </span></b><span style="font-family: Calibri;">Los nardos que María de Betania derrama hoy sobre Jesús son imagen y símbolo de aquel óleo celestial e invisible, de la fuerza vital divina de la que se nos dice proféticamente en el salmo: "<b>Dios, tu Dios, te ha ungido con el óleo de la alegría por encima de tus compañeros</b>" (Sal 44,8). Es el que Dios Padre ha derramado sobre la cabeza sangrienta y coronada de espinas del Hijo crucificado; de aquí que lleve el nombre de: Cristo, el Ungido. Y como el camino que conduce a esta unción pasa a través de su muerte y sepultura, puede Jesús decir también con doble sentido: "<b>Dejadla que lo conserve para el día de mi sepultura</b>". La unción de María indica ya de antemano la muerte y sepultura de Jesús, así como la gloria de su sacerdocio y reino. La "despilfarradora", por tanto, se muestra como verdadera creyente cristiana.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Los gladiadores de la arena ungían su cuerpo antes de la lucha. También Cristo se enfrenta con su pasión como un luchador. Es el gran combate, la lucha hasta la muerte con el enemigo de Dios, Satanás. La unción que había de reforzar y dar agilidad a su naturaleza humana, fortaleciéndola como a un luchador en la arena, la fuerza de Dios, la recibió el Señor en el monte de los Olivos de manos del Padre: otro motivo para poder atribuir a la unción de Betania el carácter de imagen y símbolo prefigurativo. Los nardos de María exhalan el gozoso aroma de la vida, de la próxima gloria real y de la dignidad del sacerdocio de Cristo, pero al mismo tiempo sirven de aviso para la lucha y la muerte, la sepultura y el amortajamiento.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">El milagro que obró Eliseo con el aceite nos recuerda que Cristo mismo es este perfume, Él es el bálsamo que baja del cielo y que, según el plan amoroso del Padre, habrá de salvar a toda la Humanidad, siempre que ésta crea en Él, elevándola a la dignidad de sacerdotes y reyes. El recipiente del bálsamo -el cuerpo humano de Jesús- había de destruirse en la muerte para que se esparciese el nardo y desde la cabeza- desde Cristo resucitado- empapase a todo el cuerpo de la Iglesia, haciéndola así apta para ser ungida y consagrada como cuerpo real y sacerdotal de Cristo. Había de romperse este vaso de alabastro para que el ungüento celestial pudiese llenar los recipientes vacíos de la Iglesia; su aroma debía llenar toda la casa y enriquecer a los "pobres". Este es, en realidad, el misterio oculto de la unción de Betania. No lo puede sufrir el traidor, pero fue ese ungüento riqueza de los pobres, vida divina. Se comunica, primero al Hijo, y de sus heridas, a "los pobres", desposeídos de la gracia y destinados a morir. En Noé esta reconciliación de Dios fue anunciada por la paloma del ramito de olivo en el pico. Por el milagro que hizo el profeta con el aceite, y más aún, por la unción de María. Realidad litúrgica en la consagración de los santos óleos del Jueves Santo, y en la unción de los neófitos del Sábado Santo cuando se dice: "<b>El Dios Todopoderoso, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo... te unja con el crisma de la salud en este mismo Cristo Jesús, Nuestro Señor, para la vida eterna</b>", es el momento en que la unción de la amante María alcanza su realidad, y la divina paloma vuela entonces hacia el arpa de la Iglesia llevando en el pico el ramito de olivo, es decir, la vida nacida de la muerte. Se llenan los recipientes vacíos de la Iglesia sin jamás llegarse a agotar el aceite, ya que a diario nacen a la vida terrena innumerables personas que han de alimentarse de esa vida divina. María de Betania contribuye, en verdad, a la sepultura de Cristo cuando los que son bautizados -enterrados con Cristo- reciben de manos de la Iglesia la santa unción bautismal. El "<b>buen olor de Cristo</b>" (2 Co 2, 15) se expande entonces por toda la casa de la Iglesia y la voz del odio tiene que enmudecer porque la pobreza, rica ya ahora, se regocija del despilfarro del amor (Emiliana Löhr).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Al meditar esto, cada uno podría decir: ¿en dónde estoy? ¿Estoy con Simón, preocupado por retener a Jesús? ¿Con Judas, preocupado por cualquier iniciativa que debe seguir adelante a toda costa? ¿O digo con María de Betania y con María de Nazaret: "Haz Tú, Señor, gracias? ¿Digo: "Señor, déjame obrar a mi" o "Señor, te doy gracias porque obras Tú"? (Carlo M. Martini).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Pablo dijo: «<b>Porque somos para Dios permanente olor de Cristo en los que se salvan</b>» (2 Cor 2,15). La vieja idea pagana de que los sacrificios alimentan a los dioses con su buen olor, se halla aquí transformada: el buen aroma de Cristo y la atmósfera de la verdadera vida se difunde en el mundo. María, la servidora de la vida, y Judas, cómplice de la muerte que se opone a la unción, al gesto del amor que suministra la vida. A esa unción contrapone él el cálculo de la pura utilidad. Pero, detrás de eso, aparece algo más profundo: Judas no era capaz de escuchar efectivamente a Jesús, y de aprender de él una nueva concepción de la salvación del mundo y de Israel. Él había acudido a Jesús con una esperanza bien llena de cálculo, frente al desinterés del amor, y con la incapacidad de escuchar, de oír y obedecer frente a la humildad que se deja conducir incluso a donde no quiere. «<b>La casa se llenó del aroma del perfume</b>»: ¿ocurre así con nosotros? ¿Exhalamos el olor del egoísmo, que es el instrumento de la muerte, o el aroma de la vida, que procede de la fe y lleva al amor?” (Joseph Ratzinger). “Traición y amor se cierran como un broche / en torno a Ti, Jesús. María y Judas / en la cena, son mutuo reproche: / rompe ella un frasco entre palabras mudas. / “Son trescientos denarios, ¡qué derroche!”, / él le reprocha con palabras rudas. / Junto a la luz, le traga ya la noche. / Junto al amor, ya cuelga de sus dudas. / El amor que te tuvo está marchito, / y su beso, Jesús, de muerte es sello. / María y Judas, siento en mí. Repito, / solo, el drama de dos, trágico y bello. / Y pues que soy los dos, yo necesito, / morir de amor, colgado de tu cuello” (Rafael M. Serra)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">2.</span></b><span style="font-family: Calibri;"> “<b>Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones</b>”. El libro de Isaías tiene cuatro poemas que las más bellas profecías sobre Jesús: un mesías pobre, humilde, manso, perseguido, salva a su pueblo con su muerte. Es un perfecto siervo de Dios. Jesús, tú dirás: "<b>No he venido para ser servido sino para servir</b>". Tomaste la condición de siervo, cuando lavaste los pies de tus discípulos y, sobre todo, en la cruz con tu muerte por nosotros... Quiero contemplar detenidamente esa actitud: Jesús, siervo... ¿Qué sentimientos implica? ¿Cuáles eran tus pensamientos? Ayúdanos a ser «servidores»... de Dios... de nuestros hermanos… ¿Qué servicio será HOY el mío? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">-“<b>No gritará, ni alzará el tono, no aplastará la caña quebrada, ni apagará la mecha mortecina</b>”. Son unas dulces imágenes de ti, Jesús. Imágenes de tu bondad. Tú eras así. Delicadeza total respecto a los demás. «<b>¡Felices los que construyen la paz, nos decías. Serán llamados hijos de Dios!</b>» «<b>Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y en mí hallaréis descanso</b>.» Es una profecía de la justicia que nos traes, Jesús, y cómo te esperan todos: “<b>Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley</b>”. Eres, Señor, la nueva y <b>definitiva alianza: “Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas”. <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">3.</span></b><span style="font-family: Calibri;"> <b>“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?</b>” La ciudad de Sión está serena, confiada en Dios en ante el asalto de los malvados: <b>“Cuando se alzaron contra mí los malvados para devorar mi carne, fueron ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropezaron y cayeron</b>”. Imagen de caza feroz: los malvados son como fieras que avanzan para agarrar a su presa y desgarrar su carne, pero tropiezan y caen. Y asalto de toda una armada sembrando terror y muerte: “<b>Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza”, </b>pues «<b>el Señor es mi luz y mi salvación</b>» (Salmo 26,1). «¿<b>A quién temeré?... ¿quién me hará temblar?... mi corazón no tiembla... me siento tranquilo</b>», eco de: «<b>Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?</b>» (Rom 8,31). “La tranquilidad interior, la fortaleza de espíritu y la paz son un don que se obtiene refugiándose en el templo, es decir, recurriendo a la oración personal y comunitaria” (Juan Pablo II). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;"> “Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. / Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor”. </span></b><span style="font-family: Calibri;">El rostro de Dios es la meta de la búsqueda espiritual del orante. Al final emerge una certeza indiscutible, la de poder «<b>gozar de la dicha del Señor</b>». Intimidad del templo, de la oración. Intuir ese rostro que nunca podremos ver directamente durante nuestra existencia terrena. Rostro revelado en Cristo, y luego «<b>le veremos tal cual es</b>» (1 Jn 3,2), «<b>entonces veremos cara a cara</b>» (1 Cor 13,12). Orígenes escribe: «Si un hombre busca el rostro del Señor, verá la gloria del Señor de manera desvelada y, al hacerse igual que los ángeles, verá siempre el rostro del Padre que está en los cielos». Y san Agustín, en su comentario a los Salmos, continúa de este modo la oración del salmista: «No he buscado en ti algún premio que esté fuera de ti, sino tu rostro. "<b>Tu rostro buscaré, Señor</b>". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; no buscaré otra cosa insignificante, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, ya que no encuentro nada más valioso...”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-3737954222655077192013-03-24T01:41:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.343-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Domingo de Ramos, procesión de las Palmas: </b>queremos acompañar a Jesús en estos días de Semana Santa, agradecer su amor por nosotros y unirnos a ese burrito para atrevernos a ser portadores de Dios. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<b>En aquel tiempo, Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos diciéndoles: -Id a la aldea de enfrente: al entrar encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: «¿Por qué lo desatáis?», contestadle: «El Señor lo necesita.» Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron: -¿Por qué desatáis el borrico?<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Ellos contestaron: -El Señor lo necesita. <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos, y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos. Y cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto, diciendo:<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>-¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: -Maestro, reprende a tus discípulos.<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Él replicó: -Os digo, que si éstos callan, gritarán las piedras” </b>(Lucas 19,28-40).<b><o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Hoy es una celebración especial, una procesión de entrada ahora, y en la misa la proclamación de la Pasión.<b> </b>La procesión con sus cantos es ya la entrada de la misa. El sacerdote representa a Cristo que entra en Jerusalén, dispuesto a dar cumplimiento pleno a su misión, como el Siervo que se entrega. Después de la preparación de la cuaresma, acompañamos con ramos de victoria y de paz al que camina hacia la muerte: “¡Es el Señor! ¡Hosanna!” <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Aceptación y rechazo, luz y sombra, vida y muerte unen esta liturgia con la misa. San Andrés de Creta dice en el oficio de hoy: "...Ea, pues, corramos a una con quien se apresura a su pasión, e imitemos a quienes salieron a su encuentro. Y no para extender por el suelo, a su paso, ramos de olivo, vestiduras o palmas, sino para postrarnos nosotros mismos, con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio propósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nosotros.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">…Y si antes, teñidos como estábamos de la escarlata del pecado, volvimos a encontrar la blancura de la lana gracias al saludable baño del bautismo, ofrezcamos ahora al vencedor de la muerte no ya ramas de palma, sino trofeos de victoria".<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Los ramos bendecidos que se llevan a las casas nos recuerdan la procesión el resto del año. San Agustín comenta que aquel asno que lleva a Jesús somos nosotros: “No te avergüences de ser jumento para el Señor. Llevarás a Cristo, no errarás la marcha por el camino: sobre ti va sentado el Camino. ¿Os acordáis de aquel asno presentado al Señor? Nadie sienta vergüenza: aquel asno somos nosotros. Vaya sentado sobre nosotros el Señor y llámenos para llevarle a donde él quiera. Somos su jumento y vamos a Jerusalén. Siendo él quien va sentado, no nos sentimos oprimidos, sino elevados. Teniéndole a él por guía, no erramos: vamos a él por él; no perecemos” (Sermón 189,4).<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Algunos se imaginan que aclaman a un reino temporal como por ejemplo por una guerra santa acabar con el sometimiento de Israel a los romanos y hacer de ella una nación poderosa, pero en realidad Jesús es un Rey interior de paz y de reconciliación. Los guerreros montan a caballo. La mula servía allí de montura a reyes y nobles. El asno era cabalgadura de pobres y gentes de paz. Asno "que nadie ha montado todavía" nos recuerda que todo cuanto se utilice en el servicio de Dios no ha debido usarse antes… Llama también la atención el que Jesús se designe a sí mismo como "el Señor", y que pretenda disponer libremente del asno de un aldeano desconocido. Basta decir: "<b>El Señor lo necesita</b>". <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Las aclamaciones son mesiánicas. "<b>¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!</b>" (salmo 118,25-26). La exclamación "Viva el Hijo de David" nos indica la realeza que esperan de Jesús: que restaure la monarquía davídica. De ahí la frase de Marcos: "<b>Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David</b>".<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">La respuesta de Jesús a los fariseos intrigantes les debió desconcertar. <b>Si callaran gritarían las piedras</b>. ¿Se repite la historia? <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Jesús estará en la Ciudad durante el día. Las noches las pasará en Betania. La única noche que quedará en Jerusalén será la de la pasión. Allá consumará su misión, que nos muestra que lo más importante de la vida es ponerla al servicio de la verdad, el amor, la esperanza. Si nos hemos esforzado por cambiar actitudes y afinar nuestros sentimientos durante las semanas de cuaresma es sencillamente para identificarnos mejor con este Jesús que hoy entra triunfante en Jerusalén, y comprender que la alegría y la felicidad forman parte de nuestro ser cristiano. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Benedicto XVI recuerda un relato: Un rey quiso saber cómo es Dios y pidió a los sabios y a los sacerdotes de su reino que se lo mostraran. Sólo un pobre pastor le dijo que aunque no podía mostrarle a Dios, sí se ofreció a mostrarle lo que hacía Dios; y le propuso intercambiar los vestidos. Se cambiaron las ropas, el rey con ropa campestre, y el pastor de rey, y le dijo: «Esto es lo que hace Dios», fue la respuesta del pastor. «En efecto, el Hijo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, renunció a su esplendor divino: Se despojó de su rango y tomo la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte. Como dicen los santos Padres, Dios realizó el <i>sacrum commercium</i>, el sagrado intercambio: asumió lo que era nuestro, para que nosotros pudiéramos recibir lo que era suyo, ser semejantes a Dios.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Gran maravilla ha de producir en el alma del cristiano esta participación en el diálogo con el mismo Dios, que no es un Ser lejano. Su infinitud no le impide su próxima y generosa cercanía al alma; una amistad con la que, como afirmaba San Agustín, no le transformaremos en nuestro pobre yo, sino que nos identificará con Él.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Aquel grito santo —<i>consummatum est</i> (Jn 19,30)— que nos abrió las puertas del Cielo, se hace presente en cada Santa Misa, con tal eficacia que la última palabra en la vida del cristiano no la dice ni la muerte física, ni la muerte espiritual del pecado, sino la misericordia de Dios. En el Calvario, las tres Personas divinas actuaron en su perfecta unión de amor para el bien de toda la humanidad. Y en cada celebración de la Eucaristía —actualización plena del Sacrificio de la Cruz en el espacio y en el tiempo— se da —para nuestro beneficio— esa misma intervención de la Santísima Trinidad.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><i>Un intercambio admirable. </i>Este admirable intercambio comenzó, para cada cristiano, en el Bautismo, donde —como explica San Pablo— todos los bautizados nos hemos revestido de Cristo. «El nos da sus vestidos, que no son algo externo. Significa que entramos en una comunión existencial con El, que su ser y el nuestro confluyen, se compenetran mutuamente. Ya no soy yo quien vivo, sino que es Crísto quien vive en mí: así describe San Pablo en la carta a los Gálatas el acontecimiento de su Bautismo».<i><o:p></o:p></i></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Esta configuración con Cristo, iniciada en el Bautismo, se hace más y más perfecta mediante la recepción de los demás sacramentos, especialmente la Eucaristía, que exige, para su participación completa, la ausencia de pecado grave en el alma. Al unirnos a su sacrificio pascual, que se actualiza en el altar, y al recibir la Comunión, ese parecido con Jesús se torna más intenso y nos permite llamar cada día con mayor verdad «Padre nuestro» a Dios Padre.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Insiste Benedicto XVI, al explicar estos misterios, que «Cristo se ha puesto nuestros vestidos: el dolor y la alegría de ser hombre, el hambre, la sed, el cansancio, las esperanzas y las desilusiones, el miedo a la muerte, todas nuestras angustias hasta la muerte. Y nos ha dado sus "vestidos". Lo que expone en la carta a los Gálatas como simple "hecho" del Bautismo —el don del nuevo ser—, San Pablo nos lo presenta en la carta a los Efesios como un compromiso permanente: Debéis despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo (…), y revestiros del hombre nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada uno con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros. <b>Si os airáis, no pequéis</b> (Ef 4,22-26)»” (Javier Echevarría).<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-74737522145710703702013-03-22T14:37:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.351-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Sábado de la 5ª semana de Cuaresma: Jesús nos trae la nueva Alianza en su Sangre redentora, la liberación que nos hace hijos de Dios<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-12.8pt;margin-top:98.2pt;width:86.05pt; height:105.9pt;z-index:2'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\eduardo\AppData\Local\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="141" hspace="12" src="file:///C:/Users/eduardo/AppData/Local/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="115" /><!--[endif]-->“<b>Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación". Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: "Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?". No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso Él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos. Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?". Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde Él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo” </b>(Juan 11,45-57). </div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">1. «<b>Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos</b>». Hoy, de camino hacia Jerusalén, Jesús se sabe perseguido, vigilado, sentenciado, porque se ha revelado como Hijo de Dios y ha dado “el anuncio del Reino” pero no han creído y Caifás ha dicho «<b>os conviene que muera uno sólo por el pueblo y no perezca toda la nación</b>». Se prepara para «<b>reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos</b>». Nguyen van Thuan decía: “Mira la cruz y encontrarás la solución a todos los problemas que te preocupan”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Nos encontramos a las puertas de la Semana Santa. Como se suele decir, el tiempo ha pasado “volando”. Hemos hecho el camino de 40 días: “<b>Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra</b>”. Sin embargo, si hemos de ser sinceros, y a la vista de las antífonas de las misas de todos estos días de Cuaresma, en donde se nos ha invitado a la conversión, a la penitencia, a la penitencia… y a más penitencia, nos hemos de preguntar: ¿en qué ha consistido esa reparación, sacrificio o desagravio diario? Yo siempre tengo la impresión que tenía que haber hecho más. Menos mal que hay una cosa llamada “tiempo” que con la experiencia de lo vivido puedo seguir mejorando: mientras hay vida hay esperanza… siempre suelo decir: “esto no ha salido… <i>todavía</i>”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Jesús “<b>se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos</b>”. Se reúne con sus íntimos en vísperas de lo que ha de acontecer. La oración, es la antesala de la penitencia, y ésta la mesa del sacrificio. Pero Jesús, además de acompañarse de sus discípulos, cuenta contigo y conmigo, y en ese altar de la Eucaristía se encuentra toda la humanidad, esperando, una vez más, la pequeña penitencia que hoy hayamos podido realizar. Sólo así, ganaremos almas para Dios (Archidiócesis Madrid).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";"> “<b>El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”, “tiene ya la vida eterna</b>”: Señor, no quiero más egoísmo, reticencias, cálculo; hazme como tú, entregado a mi vocación a la que Dios me llama, a la Verdad, quiero oír que me dices: “Yo soy el Hijo de Dios”, y que me devuelves la pregunta: ¿Y tú quién pretendes ser? ¿Quién pretendes ser, que no aceptas plenamente mi amor en tu corazón? ¿Quién pretendes ser, que calculas una y otra vez la entrega de tu corazón a tu vocación cristiana en tu familia, en la sociedad? <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">2<b><span style="font-family: "Lucida Sans";">. </span></b><span style="font-family: "Lucida Sans";">Ezequiel anuncia la vuelta de Israel del exilio, a los momentos de gloria con el Mesías. Es Alianza divina con los patriarcas, Moisés, David... que veremos en el evangelio de hoy, con Jesús que da su vida «<b>para reunir en la unidad a los hijos de Dios dispersos</b>». Amar y ser amados. Nos gusta más la paz que la discordia. Dios se presenta como «el que procura la unión». «Voy a congregarlos...» Él mismo es, en sí mismo, un misterio de unidad: Tres constituidos en uno. Dios hizo la humanidad, cada hombre, a su imagen. Necesitamos sentirnos solidarios unos con otros, ayudarnos mutuamente, dialogar: sin racismos, separatismos, conflictos, silencios que hacen daño… Perdón, Señor.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-“<b>No volverán a formar dos naciones, ni volverán a estar divididos en dos reinos</b>”. Estaban reñidos el Reino de Judá al sur y el Reino de Israel, al norte. Pero tal situación es símbolo de todas las rupturas entre hermanos, entre esposos, entre naciones, entre grupos sociales, entre Iglesias. Hijos del mismo Padre, amados del mismo Dios. Toda ruptura entre hermanos comienza por desgarrar el corazón de Dios. Toda división entre hombres, hechos para entenderse, comienza por ser contraria al proyecto de Dios. Y, para la Iglesia, es un escándalo: "<b>¡que todos sean uno para que el mundo crea!</b>", «<b>os doy un mandamiento nuevo: amaos los unos a los otros.</b>» «<b>Felices los constructores de paz, serán llamados hijos de Dios</b>.» ¿Qué llamada es oída más intensamente por mí a través de esas Palabras de Dios? ¿En qué punto de la humanidad he de ser «constructor de unidad», lazo de unión, elemento de diálogo?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-“<b>Yo seré su Dios... y ellos serán mi pueblo... Y las naciones sabrán que yo soy el Señor, el que santifica a Israel</b>”. La reputación de Dios está comprometida con el testimonio de unidad que da, o que no da, una «comunidad cristiana». La desunión de los cristianos, el rechazo del diálogo y de la búsqueda en común... impiden reconocer a Dios. Las «<b>naciones no sabrán que Él es el Señor</b>» si no se hace ese esfuerzo de unidad (Noel Quesson).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-85.05pt;margin-top:64.2pt;width:242.7pt;height:183.15pt; z-index:1'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\eduardo\AppData\Local\Temp\msohtml1\01\clip_image003.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="244" hspace="12" src="file:///C:/Users/eduardo/AppData/Local/Temp/msohtml1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="324" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Lucida Sans";">Como la Pascua, son palabras que pasan por la muerte, para dar vida. Dios nos tiene destinados a la vida y a la fiesta. Los que no sólo oímos a Ezequiel o Jeremías, sino que conocemos ya a Cristo Jesús, tenemos todavía más razones para mirar con optimismo esta primavera de la Pascua que Dios nos concede. Porque es más importante lo que Él quiere hacer que lo que nosotros hayamos podido realizar a lo largo de la Cuaresma. La Pascua de Jesús tiene una finalidad: Dios quiere, también este año, restañar nuestras heridas, desterrar nuestras tristezas y depresiones, perdonar nuestras faltas, corregir nuestras divisiones. ¿Estamos dispuestos a una Pascua así? En nuestra vida personal y en la comunitaria, ¿nos damos cuenta de que es Dios quien quiere «celebrar» una Pascua plena en nosotros, poniendo en marcha de nuevo su energía salvadora, por la que resucitó a Jesús del sepulcro y nos quiere resucitar a nosotros? ¿Se notará que le hemos dejado restañar heridas y unificar a los separados y perdonar a los arrepentidos y llenar de vida lo que estaba árido y raquítico? (J. Aldazábal). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Pedimos al Señor su gracia especialmente estos días: «<b>Tú concedes a tu pueblo, en los días de Cuaresma, gracias más abundantes</b>» (oración): “Estoy decidido a que no pase este tiempo de Cuaresma como pasa el agua sobre las piedras, sin dejar rastro. Me dejaré empapar, transformar; me convertiré, me dirigiré de nuevo al Señor, queriéndole como Él desea ser querido […]. El cristianismo no es camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y dejar que pasen los años” (San Josemaría). «<b>Humildemente te pedimos, Señor, que así como nos alimentas con el cuerpo y la sangre de tu Hijo, nos destambién parte en su naturaleza divina</b>»… (Postcomunión).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Cuaresma que ahora nos pone delante de estas preguntas fundamentales: ¿avanzo en mi fidelidad a Cristo?, ¿en deseos de santidad?, ¿en generosidad apostólica en mi vida diaria, en mi trabajo ordinario entre mis compañeros de profesión? Procuremos aguzar el ingenio –el amor es agudo- para descubrir que nuestro Padre del Cielo –que tiene como propio perdonar y tener misericordia- está siempre esperándonos pues desea perdonar cualquier ofensa para ofrecernos su casa, está feliz cuando el hijo vuelve de nuevo a Él, se siente realizado cuando el hijo se arrepiente y pide perdón. Nuestro Señor es tan Padre, que previene nuestros deseos de ser perdonados, y se adelanta, abriéndonos los brazos con su gracia. San León Magno nos anima a descubrir nuestro mejor yo en ese amor que Dios nos ha puesto, esas semillas divinas, así decía: “Que cada uno de los fieles se examine, pues, a sí mismo, esforzándose en discernir sus más íntimos afectos”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Y de ahí saldrán propósitos de más sacrificio pues el amor se muestra ahí, en cosas pequeñas, y ahí también se estropea, con la rutina y dejadez… “Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es esa agua menuda, que se mete gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. El peligro más fuerte para el cristiano es desperdiciar la pelea en esas escaramuzas sobrenaturales, que calan poco a poco en el alma, hasta volverla blanda, quebradiza e indiferente, insensible a las voces de Dios” (san Josemaría). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Llucià Pou Sabaté</span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-81346660606748283992013-03-22T00:55:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.361-07:00<br /><h1 style="margin-right: -14.2pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Cuaresma 5, viernes: </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-weight: normal; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-weight: bold;">Jesús, hijo de Dios, es el inocente que por el sufrimiento nos abre las puertas para entrar a la familia de Dios<o:p></o:p></span></h1><h1 style="margin-right: -14.2pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> </span></h1><div class="MsoNormal" style="margin-right: -14.2pt; text-indent: 0cm;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">“<b>En aquel tiempo, los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?». Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: ‘Yo he dicho: dioses sois’? Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió </b></span><st1:personname productid="la Palabra"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">la Palabra</span></b></st1:personname><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;"> de Dios —y no puede fallar </span></b><st1:personname productid="la Escritura"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">la Escritura</span></b></st1:personname><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">— Aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos fueron donde Él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en Él</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">” (Juan 10,31-42). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">1. Como nos dice Javier Echevarría en el libro “Getsemaní”, hemos de mirar a Cristo para aprender de Él a tratar al Padre, meternos entre los apóstoles en esas escenas: “Los llevó con Él, para que participaran en su oración... Durante los tres años de caminar con Él por Tierra Santa, sería constante la invitación del Maestro a los discípulos para que rezaran. Ahora les pidió que se sumasen a su recogimiento, a su preparación para el Sacrificio redentor de la humanidad. Les remachaba así que la vida del cristiano, a todas horas y especialmente en las circunstancias más extraordinarias, debe discurrir por el cauce de una oración con Él y como la de Él”, y “orar con Cristo lleva necesariamente a asumir como propia la Voluntad del Padre... los planes divinos”. Meternos en Jesús significa que le “dejaremos habitar en la inteligencia y en el corazón, confiriendo a nuestras potencias la hondura del diálogo del Hijo de Dios con su Padre”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">“Contemplar” así es desligarnos de nuestra miseria y volar alto, en esas alturas del amor de Dios. La oración es necesaria para no caer en la tentación, para no abandonar a Jesús en las horas duras: “abandonándole huyeron todos” (Mc 14, 50), en una desbandada que dura siglos... Hoy Jesús sigue teniendo pocos amigos: para no fallarle, para que Jesús no se quede más solo, para acompañarle... hay que estar con Él cada día, incorporar a nuestro plan de vida estar unos minutos con quien sabemos nos quiere tanto: la lectura del Evangelio, la oración para meter la cabeza y el corazón en cada una de las escenas de la Pasión del Señor, si puede ser meditación, que lleve a la contemplación que es cerrar los ojos y representar a Cristo en el momento a considerar según lo que nos presenta la liturgia cada uno de estos días: hecho un guiñapo en la flagelación, caído en el suelo por el camino de la Vía dolorosa, con la cruz a plomo... “Contemplar” ha de ser dejarse mirar por Él, y mirarle nosotros con petición de perdón... esta actitud ha hecho muchos santos y es el mejor sistema para crecer en amor a Cristo, a través de su Humanidad Santísima. Va muy bien beber en la sabiduría de las imágenes del crucificado, como el pequeño crucifijo que podemos llevar encima, y al que acudir a escondernos en sus heridas; o admirar el padecimiento de Jesús cuando vamos a dejar un trabajo por cansancio, cuando somos perezosos; ver su humillación cuando nos sentimos vanidosos; ver su generosidad cuando nos vence el egoísmo, ver su entrega cuando luchamos poco.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Nos acercamos a Jesús con los protagonistas de la Pasión, por ejemplo Verónica, esa mujer atrevida, que se abre paso para dar la cara por Jesús; limpia su rostro y queda grabada su faz en el velo, como queda impresa la imagen de Cristo en nuestra alma. Por eso, de ahí nacen deseos de no empañar esa imagen con cosas malas, queremos limpiar el rostro de Jesús... Son los actos de amor y de desagravio, jaculatorias y petición de perdón ante nuestros retrasos e indelicadezas, desganas y falta de sensibilidad. Son también nuestras contrariedades, enfermedades, unidas a la cruz de Jesús; y las correcciones que nos hacen, agradecer esa ayuda. Y siempre con María, ir de su mano, a donde Ella nos lleve.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;"> “<b>Jesús se paseaba en el Templo... De nuevo los judíos trajeron piedras para apedrearle</b>”. Así nos muestras, Jesús, que tu pasión comenzó mucho antes del viernes. Las últimas semanas de tu vida terrena las viviste rodeado de enemigos despiadados. Sabes lo que es el sufrimiento moral: el miedo, la aprehensión, el ansia, la inseguridad... ser incomprendido, mal juzgado... vivir en medio de gentes que deforman nuestras intenciones profundas... no llegar a hacerse comprender. Todo esto que es lote doloroso de tantos seres humanos, lo has experimentado, Señor Jesús. ¿Cuáles eran entonces tus reacciones interiores? Ayúdame, Señor, a contemplar lo que pasa en ti mientras Tú vives los últimos días de tu vida. Pero no estás solo: “<b>El Padre está en mí y Yo en el Padre</b>”... Incluso en medio de las tormentas, seguramente estabas en posesión de una paz constante. Incluso en la angustia podías apoyarte en el Padre. Te sabías amado, acompañado, cuidado (Noel Quesson). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">"<b>El Padre está en mí</b>". Comunión. Unidad profunda. Los Padres de la Iglesia se atreverán a decir: "Dios se hizo hombre, para que el hombre llegara a ser Dios". Colocándonos espiritualmente ante el Cristo crucificado, Salvador, Buen Pastor, Amigo que da la vida por sus amigos, meditemos sobre ese momento de gracia, perdón y salvación, hablándole desde nuestra más profunda intimidad: Pastor, que con tus silbos amorosos / me despertaste del profundo sueño; / tú que hiciste cayado de ese leño / en que tiendes los brazos poderosos, / vuelve tus ojos a mi fe piadosos, / pues te confieso por mi amor y dueño, / y la palabra de seguir empeño / tus dulces silbos y tus pies hermosos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Oye, Pastor, que por amores mueres, / no te espante el rigor de mis pecados, / pues tan amigo de rendidos eres. / Espera, pues, y escucha mis cuidados. / Pero ¿cómo te digo que me esperes, / si estás, para esperar, los pies clavados?” (“Gratis datae”).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-45pt;margin-top:93.75pt;width:204.4pt; height:153.3pt;z-index:2'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\erv717\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="204" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/erv717/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="273" /><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Jesús sufrió viendo que se acercaba el momento de su ofrecimiento… Pero lo que más te debía doler era la incomprensión de aquellos hombres: les habías demostrado con obras que eras el Hijo de Dios, y te iban a pagar con la cruz. <b>¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y lapidas a los que te son enviados. Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina cobija a sus polluelos bajo las alas, y no quisiste</b> (Mt 23,37). Jesús, quiero acompañarte estos días teniendo tus mismos sentimientos. Aquello del Apóstol: «<b>tened en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en el suyo</b>», exige a todos los cristianos que reproduzcan en sí, en cuanto al hombre es posible, aquel sentimiento que tenía el divino Redentor cuando se ofrecía en sacrificio. Exige, además, que de alguna manera adopten la condición de víctima, negándose a sí mismos según los preceptos del Evangelio, entregándose voluntaria y gustosamente a la penitencia, detestando y confesando cada uno sus propios pecados. Si unimos nuestras pequeñeces -las insignificantes y las grandes contradicciones- a los grandes sufrimientos del Señor, Víctima -¡la única Víctima es Él!-, aumentará su valor, se harán un tesoro y, entonces, tomaremos a gusto, con garbo, la Cruz de Cristo. -Y no habrá así pena que no se venza con rapidez; y no habrá nada ni nadie que nos quite la paz y la alegría (J. Escrivá, <i>Forja </i>785). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Jesús, que cuando sufra por algún motivo, físico o moral, me acuerde de lo mucho que has sufrido por mí, y me dé cuenta de que también así, sufriendo, me estoy pareciendo y uniendo a Ti. Son esas caricias de Dios, que me trata como a su Hijo, y que me permite aportar mi pequeño grano de arena a la Redención. Cada día puedo ofrecer esas contradicciones en la Misa, junto al Pan y el Vino, de manera que se unan al sacrificio de la Cruz (Pablo Cardona). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">2. Al profeta Jeremías lo llevaban por el camino de la amargura: “<b>Yo oía a mis adversarios que decían contra mí: «¿Cuándo, por fin, lo denunciarán?» Ahora me observan los que antes me saludaban, esperando que yo tropiece para desquitarse de mí”. </b>Jeremías sufre por la verdad. En todo hombre que sufre, en todo "hombre de dolor", se ve reflejada la imagen de Jesús, el Justo, que se une a nuestro sufrimiento para que podamos llevarlo con provecho para nuestra salvación. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">“<b>Pero Yahvé está conmigo, Él, mi poderoso defensor; los que me persiguen no me vencerán. Caerán ellos y tendrán la vergüenza de su fracaso, y su humillación no se olvidará jamás. Yahvé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo”. </b>Nos dice Jesús que “con la paciencia poseeréis vuestras almas”. Muchas cosas malas nos vienen por la precipitación. Todo lo malo se pasa<b>.</b> “La paciencia todo lo alcanza”… Mañana ya comienza la Semana Santa, con el Domingo de Ramos. Está acabando la Cuaresma. Todo llega. Desanimarse es una tontería. Escucha el consejo que da el barrendero a Momo: "Cuando barro, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga que crees que nunca podrás acabar. Y entonces te empiezas a dar prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante... Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente.... entonces es divertido... de repente uno se da cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle." Ser santo, amar mucho a Dios... cualquier meta se alcanza siempre. Consiste en dar un paso cada día; por eso, no te desanimes nunca: haz bien hoy las pequeñas cosas de¡ día. ¡Qué no me desanime, Señor, que es una tontería! Poco a poco, con pequeños pocos, conseguiré hacer realidad las cosas grandes que quiero - y Tú también quieres - en mi vida (José Pedro Manglano). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;"> “Tú conoces las conciencias y los corazones, haz que vea cuando te desquites de ellos, porque a Ti he confiado mi defensa. ¡Canten y alaben a Yahvé, que salvó al desamparado de las manos de los malvados! El cuchicheo de la gente que decía: ... delatadlo, vamos a delatarlo</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">”. El profeta es atacado, y su fortaleza está en ti, Señor. Ayúdanos, Señor, a ver tu faz... y a la vez creeremos «que sufren contigo»... y «que resucitarán también contigo» (Rm 6-8). Y todo hombre que sufre me ayuda a ver el rostro de Jesús. Momentos de "terror" del profeta. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">3. El hombre acorralado: “<b>A ti he confiado mi causa</b>”, se abandona en Dios, como hará Jesús: «<b>Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu</b>...». Decimos en la Entrada: «<b>Piedad, Señor, que estoy en peligro; líbrame de los enemigos que me persiguen. Señor, que no me avergüence de haberte invocado</b>». A todo hombre le llega el encontrarse, algún día, en esa situación extrema. Pecados personales y de los otros (es la libertad…), límites humanos o leyes de la naturaleza (catástrofes, enfermedades...). ¿El mal nos viene como castigo por los pecados? La muerte de Jesús, el «inocente», viene a decir claramente que no. Jeremías es modelo de una vida marcada por la incomprensión y dureza de su propio pueblo, soledad dolorosa en su ministerio profético, de "amar a Dios sobre todas las cosas". Su voz sigue proclamando fuerte el amor a Dios y su alianza. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;"> “<b>En el peligro invoqué al Señor y me escuchó. Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza, Dios míos, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte… En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios; desde su templo Él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos</b>”: En el salmo meditamos el dolor y las afrentas en las persecuciones. Es como la oración de Cristo en su Pasión. Fue perseguido, pero también triunfó. El cristiano puede recitar este salmo en sus tribulaciones y dolores, y también en la pena de la esclavitud del pecado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Este viernes hay un recuerdo especial para la Virgen de los Dolores, que acompañó a Jesús en la Pasión. De su mano queremos entrar en estos días de preparación última a la Semana Santa. El Viernes de pasión, antiguamente memoria de la Virgen de los dolores, es como el pórtico para comenzar a meternos en las escenas del Evangelio que narran la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y preguntarnos cómo vamos a vivir estos próximos días de una manera especial. Será ésta una Semana Santa eucarística, de acción de gracias por la Redención, especialmente el Triduo pascual, con jueves santo, el día que Jesús se nos da todo Él en este Sacramento, el viernes cuando se entrega a la pasión y muerte por amor, y el Domingo de Resurrección, el día que Jesús ha hecho nuevas todas las cosas. Y como siempre, lo mejor para acompañar de cerca al Señor, para contemplarle y demostrarle un amor con propósitos de conversión, es hacerlo con la Virgen de los Dolores. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Para hacer una buena fotografía se requiere un encuadre adecuado, enfocar bien el campo visual, un punto de vista adecuado. Pues para vivir la Semana Santa el mejor ángulo de encuadre es el corazón de la Santísima Virgen, meternos en su corazón y desde allí acompañar a Jesús. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0;text-align:left; margin-left:-27pt;margin-top:22.5pt;width:146.5pt;height:109.95pt;z-index:1'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\erv717\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image003.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="147" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/erv717/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="195" /><!--[endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Ella nos dice que hagamos lo que su Hijo nos diga. Es bueno que pensemos qué es lo que Jesús nos dice con su Pasión, y al contemplar lo mucho que Jesús nos quiere hasta morir crucificado por nuestra salvación, nos vendrá a la cabeza, como decía san Josemaría Escrivá: Jesús ha hecho esto por mí... yo, ¿qué hago por Jesús? Y de ahí salen propósitos de correspondencia: puesto que la causa de la muerte de Jesús son mis pecados, voy a vivir en gracia de Dios acudiendo al sacramento de la confesión. Voy a acompañar a Jesús de la mejor manera: que Él esté conmigo, y huyendo de las ocasiones de pecado, acudiendo a la Virgen en las tentaciones, reaccionando con prontitud como han hecho los santos: “¡Aparta Señor de mí lo que me aparte de Ti!”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-right: -14.2pt; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Calibri; font-size: 12.0pt;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-20740122173581235702013-03-20T15:07:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.371-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Cuaresma 5, jueves</span></b><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">: Dios establece una alianza con Abraham, y por la fe genera una familia de los hijos de Dios que se lleva a cumplimiento en Jesús, Dios y hermano nuestro<b> </b><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">“En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás». Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás”. ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?». Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: “Él es nuestro Dios”, y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró». Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo”</span></b><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;"> (Juan 8,51-59).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">1. “<b>Jesús decía a los judíos: "En verdad os digo: si alguno guardare mi palabra, jamás verá la muerte.</b>"” Si no queremos morir, hemos de ir a la Vida, la Palabra, Jesús. <b>“Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: “Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás”. ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?»”.</b>Es el anunciado por los profetas, pero no es aceptado en su tiempo. Rezamos hoy por todos: «<b>Mira con amor, Señor, a los que han puesto su esperanza en tu misericordia</b>» (oración), para vivir tus mandatos… Esta alianza sellada dentro de pocos días con la sangre de Cristo nos da fuerzas para vivir la fidelidad, en un mundo de cambios y de ir a la moda. La Eucaristía es el memorial de esta alianza. Con el Rosario, <i>Via crucis</i>, y principalmente la liturgia de estos días, nos acercamos al misterio de la Resurrección del Señor; pero no podremos participar de Ella, si no nos unimos a su Pasión y Muerte. Por eso, durante estos días, acompañemos a Jesús, con nuestra oración, en su vía dolorosa y en su muerte en la Cruz. Al preguntarle a San Buenaventura de donde sacaba tan buena doctrina para sus obras, le contestó presentándole un Crucifijo, ennegrecido por los muchos besos que le había dado: “Este es el libro que me dicta todo lo que escribo; lo poco que sé aquí lo he aprendido”. Mirar el crucifijo… ahí está nuestro libro… Nos hace mucho bien contemplar la Pasión de Cristo... nos imaginamos presentes como espectadores, testigos, contemplar desde el corazón de la Virgen que antes se celebraba mañana en la advocación de la Virgen de los Dolores, porque el mejor ángulo de visión, la mejor perspectiva, el mejor encuadre para la semana santa, para contemplar a Cristo en la Cruz, es desde el corazón de su Madre, a su lado, al pie de la cruz, que lo tiene en brazos, que lo espera en su corazón, donde se le aparece en primer lugar resucitado. San León Magno añade: “el que quiera de verdad venerar la pasión del Señor debe contemplar de tal manera a Jesús crucificado con los ojos del alma, que reconozca su propia carne en la carne de Jesús”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Continúa Jesús poniendo en relación la alianza del patriarca con su cumplimiento en su persona: <b>“Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró». Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy»”.</b> La incredulidad les lleva a atacar al Señor: "<b>Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo</b>". Jesús sale huyendo del templo. Y dice un comentarista: la <i>shekina</i> de Yavhé, la gloria de Dios, la presencia de Dios, se retiró para siempre del templo judío. Conducta lógica, cuando falta la fe. Hostilidad. Ambiente de homicidio. No se trata solamente de propósitos violentos: se busca camorra... llegarán a las manos... se pelearán. ¿Qué es lo que habías dicho, Señor, para suscitar un odio tal? ¿Qué papel pinta el demonio en la Historia? No sabemos, pero sí conocemos lo que Jesús confiere la vida eterna, sólo a Dios compete eso, y le llaman endemoniado. Sin fe, Jesús y los que lo siguen son vistos como “fanáticos”, piensan demasiado en Dios. Se dice que hay que ser “normal”, y se puede abusar del nombre de Dios y, con ello, manchar a Dios mismo, blasfemar, enfangarlo, por eso en las Bendiciones al Santísimo hacemos unas jaculatorias para bendecir el nombre del Señor e intentar decirle cosas bonitas, adorarlo: “¿cómo trato yo el santo nombre de Dios? ¿Me sitúo con respeto ante el misterio de la zarza que arde, ante lo inexplicable de su cercanía y ante su presencia en la Eucaristía, en la que se entrega totalmente en nuestras manos? ¿Me preocupo de que la santa cohabitación de Dios con nosotros no lo arrastre a la inmundicia, sino que nos eleve a su pureza y santidad?” (Ratzinger).<b> </b><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">2. </span><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-.75pt;margin-top:4.85pt;width:139.95pt; height:74.25pt;z-index:1;mso-position-horizontal-relative:text; mso-position-vertical-relative:text'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="99" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="187" /><!--[endif]--><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Abrám rostro en tierra habla con Dios (le llama “El-Saday”, que puede significar “Dios omnipotente”, “Dios de las montañas”, “Dios de la abundancia”). Fue de los primeros en hacer un pacto de fidelidad con Dios, y Dios le dijo: "<b>Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones”. </b>Es “<b>una alianza perpetua</b>...” Una alianza eterna entre Dios y el hombre. El hombre que no quiere morir, el hombre que se agarra excesivamente a la vida... es ridículo y loco. Hay quien lo tiene todo atado, y una enfermedad… y se descontrola todo, basta tener un accidente y todo se derrumba, si no se ve la mano de Dios. Abram cree: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">“Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que Yo te he constituido padre de una multitud de naciones”. </span></b><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Dios por primera vez cambia un nombre, y le promete ser padre de un gran pueblo. Él, el «<b>padre de los creyentes</b>»: el primero en haber creído... “<b>Yo seré tu Dios... y tú, guardarás mi alianza...</b>” Dios, por su parte, es fiel. Pero nosotros, ¿somos fieles a la alianza? ¿De veras hemos apostado todo a Dios? ¿Confiamos, realmente, en su Palabra? Nuestra vida diaria, nuestros gustos y decisiones cotidianas no ponen de manifiesto, a menudo, que sólo nos fiamos de nosotros mismos? Señor, creo, pero haz que crezca mi Fe (Noel Quesson). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Dios le da como hijo a Isaac, que significa: “Dios, sonríe”. Y la sonrisa de Dios llena de alegría el corazón del viejo patriarca. Jesús se declara el verdadero objeto de la promesa hecha a Abraham, la verdadera causa de su alegría, el Isaac espiritual, el hijo de Dios. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Nosotros también podemos hablar con Dios como Abraham. En Singapur una chica seguramente budista, que como todos los orientales tiene mucho respeto a lo sagrado, fue a un santuario de la Virgen, y se encontró un cura católico y le preguntó: -“¿usted habla con Dios?”<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">-“Sí” –le contestó el sacerdote.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">-“¿Y… hoy tiene que hablar con Él? ¿Le podría decir una cosa de mi parte?” Se ve que tenía un problema y quería “un intermediario seguro”. El cura ya le explicó que ella también podía hablar con Dios. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">El Señor le dice al Patriarca: <b>“Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios</b>". Después, Dios dijo a Abraham: "<b>Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones</b>”. Es así nuestro padre en la fe, de una multitud inmensa… es imagen también de San José, y anuncia a Jesús, que nos dice hoy: «<b>Abraham exultó esperando ver mi día. Lo vio y se alegró... Antes que naciera Abraham, “¡Yo soy!”</b>». Es siempre ese “<b>yo soy con vosotros</b>”, que esta semana Jesús repite, para que sepamos que Él está conmigo, hay una presencia divina en nuestra vida, por la Encarnación. Dirá Clemente de Alejandría: “ésta es la única manera de mantenerse sin tropiezo: tener presente que Dios está siempre a nuestro lado”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">La alianza con Abraham tiene tres puntos: una descendencia, una tierra y sobre todo, una relación: "<b>yo seré el Dios de tus descendientes</b>". La tierra y la descendencia de Abraham es sobre todo Jesús, la Iglesia. Todo miraba desde el principio a Jesús, aunque el mismo Abraham no lo tuviese del todo claro. Pienso que hay como tres coordenadas en los textos de hoy: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">a) <i>la tierra</i> es la formada por la nueva alianza: “<b>yo soy con vosotros</b>”, la presencia de Dios, se realiza plenamente en Cristo, ya no hacen falta signos, está Él, y por la Pascua se nos da como regalo en la Eucaristía: “<b>estaré siempre con vosotros, cada día, hasta la consumación de los siglos</b>”; funda nuestra esperanza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">b) <i>la descendencia</i>: la alianza fiel forma en la fecundidad de Jesús, <b>por su amor, una nueva familia</b> que estaba en Abraham anunciada; <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">c) <i>la relación</i>: el núcleo de esta <b>pertenencia a la familia con la fe</b>, la perfección mejor dicho en su “vivencia”, es la fe que viene del amor que Jesús instaura con su entrega y de modo especial su pasión. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">3. “<b>¡Recurrid al Señor y a su poder, buscad constantemente su rostro; recordad las maravillas que Él obró, sus portentos y los juicios de su boca!... Él se acuerda eternamente de su alianza</b>”, está siempre pendiente de nosotros, siempre fiel a pesar de nuestras tonterías, dispuesto a perdonar nuestras culpas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri; mso-ansi-language: ES;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-38927527194357909442013-03-19T14:23:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.380-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Cuaresma 5, miércoles: Jesús y la auténtica liberación; la libertad interior del amor<o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b> “En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Así pues, si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre». <o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b>Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios». Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que Él me ha enviado»” </b>(Juan 8,31-42).<b><o:p></o:p></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">1. Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: «<b>Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres</b>». Ellos le respondieron: «<b>Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres</b>?». Jesús les respondió: «<b>En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Así pues, si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre</b>». La palabra de Jesús es como la señal de tráfico para la vida del creyente. La señal única y definitiva. La que nos lleva al cielo: "<b>Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres</b>". Esta maravillosa sentencia de Jesús de la verdad que hace libres, forma ya parte del mejor patrimonio de la humanidad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">¡Estar en casa! Estar siempre en la casa del Padre, siempre con Dios, como recordábamos ayer, ese Dios que “soy el que soy con vosotros”, Dios aquí presente, en mi vida y nuestra historia: “<b>Si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres</b>”. Sucedía alguna vez que "un hijo de la casa", tramaba amistad con uno de sus esclavos, y sentía el deseo de "liberarle"... para que no continuara en situación de dependencia humillante. Es lo que ha hecho Jesús con nosotros. Nos ha introducido en "su casa", en "su familia". Como en la historia de “Príncipe y mendigo”, por amistad se cambian y el mendigo vive en la casa del Rey. Él nos ha liberado, redimido. En aquel momento, los criados podían ser despedidos en cualquier momento, mientras que los miembros de la familia estaban firmemente vinculados a la casa. El Hijo nos saca de servidumbres, y trae la verdadera libertad y la regala; pero esto no significa que podemos abusar, pues sentirse libres requiere vivir la vida de Jesús, darse: "<b>A vosotros, hermanos, os han llamado a la libertad, pero que esa libertad no dé pie a los bajos instintos. Al contrario, que el amor os tenga al servicio de los demás</b>" (Gal 5,13-14). La libertad característica del cristiano es la libertad de amar. "<b>Soy libre, cierto, nadie es mi amo; sin embargo, me ha puesto al servicio de todos</b>" (1Co 9,19). Dice san Agustín: "La libertad es un placer. Mientras que tú haces el bien por miedo, no gozas de Dios. Mientras que estés obrando como un esclavo no puedes disfrutar. Que Dios te fascine y entonces serás libre", y aquí acabamos este itinerario de libertad, que se activa en el amor.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";"> “<b>Yo hablo lo que he visto en el Padre</b>”. Jesús es perfectamente libre, porque es perfectamente Hijo. Ama, y es libre porque ama: no está apegado a sí mismo. Nada le detiene. Ningún egoísmo. Ningún obstáculo al amor.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-9pt;margin-top:66.2pt;width:120.75pt; height:90.15pt;z-index:2'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\eduardo\AppData\Local\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="120" hspace="12" src="file:///C:/Users/eduardo/AppData/Local/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="161" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Lucida Sans";">“<b>Yo no he venido de mí mismo</b>”. El amor hace salir de uno, ¡libera! Amar al solo Dios verdadero. Someterse al solo Dios verdadero. Es el único medio de no estar sometido a nadie, sino a Dios, y de liberarse de cualquier ídolo. Líbrame, Señor, de mis ídolos, de todo lo que no tiene valor verdadero alguno, de todo lo que obstaculiza mi libertad (Noel Quesson). El padrenuestro es la oración de los hijos, de los libres: «<b>El sacramento que acabamos de recibir sea medicina para nuestra debilidad</b>» (comunión). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Lucida Sans";">2. </span></b><span style="font-family: "Lucida Sans";">Los judíos fueron obligados a venerar otros dioses, pero hubo quienes no quisieron acatar el mandamiento del rey, y algunos fueron torturados. Nabucodonosor al ver que Sadrac, Mesac y Abed-Negó no adoraban a sus dioses y la estatua de oro los echó dentro de un horno de fuego ardiente, porque ellos respondieron: “<b>Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos. Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido</b>". Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed-Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual. Ataron a los tres, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros: «<b>¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?</b>» Respondieron ellos: «<b>Indudablemente, oh rey</b>.» Dijo el rey: «<b>Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses</b>» Y vio el rey que un ángel los salvó, y exclamó: “<b>Bendito sea el Dios de Sadrak, Mesak y Abed-Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en Él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Es un canto de libertad en medio de la esclavitud (el Evangelio de hoy profundiza más en lo que es la libertad verdadera). Es precioso el ejemplo de fortaleza que nos dan esos tres jóvenes del horno de Babilonia, que en un ambiente hostil, pagano, saben pensar por libre, por encima de las órdenes y amenazas de la corte real en la que sirven. Las personas coherentes son admiradas y por eso su cántico es propuesto como modelo de hombres libres, mártires (J. Aldazábal). En “El señor de los anillos” se ve cómo la Comunidad lucha contra los malvados para cumplir una misión y es un ejemplo de cómo unos débiles hobbits unidos a otros más poderosos, formando una comunidad, pueden afrontar esos poderes del mal y liberar a tantos ignorantes. Han hallado un Sentido, una razón de vivir que es más importante que su propia vida, un ideal. La muerte misma no les condiciona, no les da miedo, no empaña su libertad, ni es capaz de doblegarles. La historia está hecha por la gente sencilla, y algunos son escogidos para grandes cosas (como muestran los niños de las apariciones de Lourdes y Fátima), es el mundo de los sencillos, que creen, que son fieles a esa misión divina (también Juan Diego, ante la Virgen de Guadalupe). Y ante los ataques y calumnias, «atados»... cantan como los 3 jóvenes: «<b>Bendito eres, Señor Dios de nuestros padres, a Ti el honor y la gloria para siempre</b>». No se encadena al espíritu. Podemos preguntarnos en nuestro examen: ¿Tengo yo ese sentimiento de que es Dios quien me libera? Jesús en la cruz, sujetado también, clavado en la madera... era total e íntimamente libre. Señor, concédenos seguirte libremente, incluso si es preciso ir contra la corriente. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Las ocasiones de heroísmo son excepcionales. El martirio en su forma violenta se presenta raras veces, pero el martirio del día a día es más importante: permanecer fiel en cumplir los compromisos aceptados... levantarse por la mañana, estudiar cuando toca… no comerse las uñas, no pelearse, hacer las paces enseguida, bajar la basura, obedecer a la primera, dar un beso a mamá cuando la hemos hecho enfadar, combatir contra un defecto que nos hace sufrir... reemprender la resolución mil veces hecha. Señor, no confío en mí... creo y confío en Ti... (Noel Quesson). Con la ayuda de la gracia, como decimos en la Entrada: «<b>Dios me libró de mis enemigos, me levantó sobre los que resistían y me salvó del hombre cruel</b>». Y es lo que pedimos, acabando este tiempo de preparación, en la Colecta: «<b>Ilumina, Señor, el corazón de tus fieles, purificado por las penitencias de Cuaresma; y Tú que nos infundes el piadoso deseo de servirte, escucha paternalmente nuestras súplicas</b>». Pedimos obrar como justos, que obran libremente, por amor a Dios. Dice San Jerónimo: «Él, que promete estar con sus discípulos hasta la consumación de los siglos, manifiesta que ellos habrán de vencer siempre, y que Él nunca se habrá de separar de los que creen».<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Estos tres son mártires en vistas de Jesús. Orígenes dirá: «El Señor nos libra del mal no cuando el enemigo deja de presentarnos batalla valiéndose de sus mil artes, sino cuando vencemos arrostrando valientemente las circunstancias». Todo es figura de Cristo en su Pasión. El fuego no toca a sus siervos. El condenado, el vencido, se levanta glorioso al tercer día de entre los muertos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-1.05pt;margin-top:-540.85pt;width:91.5pt; height:235.45pt;z-index:1'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\eduardo\AppData\Local\Temp\msohtml1\01\clip_image003.jpg" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="314" hspace="12" src="file:///C:/Users/eduardo/AppData/Local/Temp/msohtml1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="122" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Lucida Sans";">3. La Iglesia desde sus primeras persecuciones vio en los tres jóvenes arrojados al horno de Babilonia su propia imagen: los jóvenes perseguidos, castigados, condenados a muerte, perseveran en la alabanza divina y son protegidos por una brisa suave que los inmuniza del fuego mortal. También la Iglesia, en medio de sus persecuciones continúa alabando al Señor con el Cántico de Daniel: «<b>A Ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres... Bendito tu nombre santo y glorioso. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. Bendito sobre el trono de tu reino. Bendito eres Tú, que sentado sobre querubines, sondeas los abismos. Bendito eres en la bóveda del cielo. A Ti gloria y alabanza por los siglos</b>». <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Las dificultades abren paso a la fe, la virtud mejora en la dificultad, a veces necesitamos que se arruinen nuestros planes para que admiremos la sabiduría, bondad y poder de Sus planes. A veces, ser vencidos es la única forma de salir ganando. La fidelidad, dirá Jesús, es lo que define al creyente: "<b>Si permanecéis fieles a mi palabra</b>..." San Alfonso María de Ligorio dice de los mandamientos: "¿pesan al cristiano los divinos mandamientos? Sí, como al ave sus alas". Las alas pesan, pero las alas son vuelo, vida. Unirse a la palabra de Dios, Jesús, “es vuelo, es vida, y es libertad” (Fray Nelson).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">"<b>Bendito eres en la bóveda del cielo: a Ti honor y alabanza por los siglos</b>": se siente el alma agradecida “no sólo por el don de la creación, sino también por el hecho de ser destinatario del cuidado paterno de Dios, que en Cristo le ha elevado a la dignidad de hijo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Francisco de Asís contemplaba la creación y elevaba su alabanza a Dios, manantial último de toda belleza, en su <i>Cántico al hermano sol</i>. Engarzada esta luminosa oración en forma de letanía, el cántico de las criaturas es de acción de gracias, por todas las maravillas del universo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Llucià Pou Sabaté</span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-11510159279503200742013-03-18T14:47:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.403-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri;">Marzo, 19, Solemnidad de San José: </span></b><span style="font-family: Calibri;">Patriarca de la Iglesia, el pueblo de la Alianza que Dios prometió desde el principio<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri;"> “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: -“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor” </span></b><span style="font-family: Calibri;">(Mateo 1,16.18-21.24ª).<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">1. <b>“Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”. Es el final de </b>la genealogía de Jesús, con José, nuevo Patriarca de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>, de la nueva descendencia, del pueblo que comienza en su núcleo vital de <st1:personname productid="la Sagrada Familia" w:st="on">la Sagrada Familia</st1:personname>, que como el antiguo de Egipto, “proveerá”, cuidará de la casa. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">“El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto”.</span></b><span style="font-family: Calibri;">Dice san Bernardo: “¿Por qué quiso José despedir a María? Escuchad acerca de este punto, no mi propio pensamiento, sino el de lo Padres; si quiso despedir a María fue en medio del mismo sentimiento que hacía decir a san Pedro, cuando apartaba al Señor lejos de sí: <b>Apártate de mí, que soy pecador</b> (Lc 5, 8); y al centurión, cuando disuadía al Salvador de ir a su casa: <b>Señor, no soy digno de que entres en mi casa</b> (Mt 8, 8). También dentro de este pensamiento es como José, considerándose indigno y pecador, se decía a sí mismo que no debía vivir por más tiempo en la familiaridad de una mujer tan perfecta y tan santa, cuya admirable grandeza la sobrepasaba de tal modo y le inspiraba temor. El veía con una especie de estupor, por indicios ciertos, que ella estaba embarazada de la presencia de su Dios, y, como él no podía penetrar este misterio, concibió el proyecto de despedirla. La grandeza del poder de Jesús inspiraba una especie de pavor a Pedro, lo mismo que el pensamiento de su presencia majestuosa desconcertaba al centurión. Del mismo modo José, no siendo más que un simple mortal, se sentía igualmente desconcertado por la novedad de tan gran maravilla y por la profundidad de un misterio semejante; he ahí por qué pensó en dejar secretamente a María. ¿Habéis de extrañaros, cuando es sabido que Isabel no pudo soportar la presencia de <st1:personname productid="la Virgen" w:st="on">la Virgen</st1:personname> sin una especie de temor mezclado de respeto? (Lc 1, 43). En efecto, ¿de dónde a mí, exclamó, la dicha de que la madre de mi Señor venga a mí?" La cita es larga, pero me gusta más esa explicación que otras muchas que nos cuentan.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Otra explicación, esta vez de San Jerónimo: "José, conociendo la castidad de María y extrañado por lo acaecido, oculta con su silencio aquello cuyo misterio ignora". Por tanto, José se habría encontrado ante un dilema: por un lado, la indiscutible inocencia de María, y, por otro, un hecho que parecía desmentirla; José busca entonces un comportamiento que deje a salvo ambas exigencias. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">“Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: -“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. </span></b><span style="font-family: Calibri;">Aquí se llama Jesús, “Salvador”, y en el anuncio de María Emmanuel, “Dios-con-nosotros”. Así acaba el Evangelio: "Yo-estaré-con-vosotros"... en la Iglesia, por la fuerza del Espíritu. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:0;margin-top:525.65pt;width:98.9pt; height:128.4pt;z-index:-1' wrapcoords="-119 0 -119 21510 21600 21510 21600 0 -119 0"> <v:imagedata src="file:///C:\Users\eduardo\AppData\Local\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title=""/> <w:wrap type="tight"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="171" hspace="12" src="file:///C:/Users/eduardo/AppData/Local/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="132" /><!--[endif]--><b><span style="font-family: Calibri;">“Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”. </span></b><span style="font-family: Calibri;">José, hombre cabal, es obediente a Dios sin rechistar. Toda la vida. Hasta en sueños estaba pendiente de la palabra de Dios. Por voluntad de Dios, que él interpretó en la orden del emperador, se desplazó con su esposa a Belén. Por obediencia a Dios, y para evitar la persecución de Herodes, llevó a María y a Jesús hasta las tierras de Egipto. Por obediencia a Dios, muerto el perseguidor, regresó del exilio con Jesús y María. Por obediencia a Dios, para evitar los antojos del tirano Arquelao, regresó con su familia a Nazaret. Siempre obediente, siempre pendiente de la palabra de Dios, siempre en silencio, como cuando Jesús se quedó en el templo. Y en silencio se fue, sin que nos quede constancia en los evangelios del día y de la fecha. Pero este silencio de José resuena hoy por toda la tierra y se escucha en todo el mundo. En san José, la palabra de Dios, obedecida y realizada, resuena con su original pureza, sin el más leve añadido, en el silencio profundo de la más plena responsabilidad. Porque creyó contra toda esperanza, contra todo lo humanamente razonable, creyó y confió en Dios, como Abrahán<a href="file:///C:/Users/eduardo/Downloads/0319%20san%20Jos%C3%A9.rtf#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference">#</span></a>. Podemos rezarle: “Oh custodio y padre de vírgenes San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las vírgenes, María; por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre castísimamente con corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Decía S. Josemaría: “Yo me lo imagino joven, fuerte, quizá con algunos años más que Nuestra Señora, pero en la plenitud de la edad y de la energía humana. / José se abandonó sin reservas en las manos de Dios, pero nunca rehusó reflexionar sobre los acontecimientos, y así pudo alcanzar del Señor ese grado de inteligencia de las obras de Dios, que es la verdadera sabiduría”. De este modo, aprendió poco a poco que los designios sobrenaturales tienen una coherencia divina, que está a veces en contradicción con los planes humanos. José es un ejemplo de cómo hemos de santificar el trabajo, y de un aspecto importante: el espíritu de servicio, el deseo de trabajar para contribuir al bien de los demás hombres. El trabajo de José no fue una labor que mirase hacia la autoafirmación, aunque la dedicación a una vida operativa haya forjado en él una personalidad madura, bien dibujada. El Patriarca trabajaba con la conciencia de cumplir la voluntad de Dios, pensando en el bien de los suyos, Jesús y María, y teniendo presente el bien de todos los habitantes de la pequeña Nazaret. Para San José, la vida de Jesús fue un continuo descubrimiento de la propia vocación. José se sorprende, José se admira. Dios le va revelando sus designios y él se esfuerza por entenderlos… como ningún hombre antes o después de él, ha aprendido de Jesús a estar atento para reconocer las maravillas de Dios, a tener el alma y el corazón abiertos…, en lo humano, ha enseñado muchas cosas al Hijo de Dios… Jesús debía parecerse a José: en el modo de trabajar, en rasgos de su carácter, en la manera de hablar. En el realismo de Jesús, en su espíritu de observación, en su modo de sentarse a la mesa y de partir el pan, en su gusto por exponer la doctrina de una manera concreta, tomando ejemplo de las cosas de la vida ordinaria, se refleja lo que ha sido la infancia y la juventud de Jesús y, por tanto, su trato con José… José ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha cuidado de Él con abnegación alegre. ¿No será ésta una buena razón para que consideremos a este varón justo, a este Santo Patriarca en quien culmina la fe de la Antigua Alianza, como Maestro de vida interior? La vida interior no es otra cosa que el trato asiduo e íntimo con Cristo, para identificarnos con Él. Y José sabrá decirnos muchas cosas sobre Jesús (San Josemaría).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">2. </span></b><span style="font-family: Calibri;">Jesús tiene unos antepasados, para cumplir aquello: el Señor Dios le dará el trono de David, su padre. Dios prometió a Abraham una tierra, una descendencia y un vínculo. Como tierra, el mundo. «Recibir el mundo en herencia», dirá el salmo. La fe da la posesión del mundo. La descendencia, no es por la circuncisión, sino por la fe, por la que se pasa a ser heredero. Por esto es un don gratuito. Y la promesa permanece válida. “<b>Te hice padre de muchos pueblos</b>”. Abraham es nuestro padre ante Dios «en quien creyó»; "padre" de todos los hombres. Por su fe, verdaderamente, "dio la vida". Hoy leemos la profecía sobre David, que se cumple en Jesús: “<b>consolidaré su trono real para siempre. Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia y tu trono durará por siempre</b>”.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">El salmo de hoy es un poema-himno real, que canta a Yahveh, Rey auténtico: “<b>Cantaré eternamente las misericordias del Señor, / anunciaré tu fidelidad por todas las edades. / Porque dijo: «Tu misericordia es un edificio eterno, / más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» </b>El amor y la fidelidad son tus cualidades divinas, Señor de la historia, dueño del corazón humano. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">“Sellé una alianza con mi elegido, / jurando a David mi siervo: / «Te fundaré un linaje perpetuo, / edificaré tu trono para todas las edades.» </span></b><span style="font-family: Calibri;">Tú eres nuestro Dios, y nosotros somos tu pueblo. Te agradezco que me levantes de mi nada para hacerme hijo tuyo: <b>“Él me invocará: «Tú eres mi padre, / mi Dios, mi Roca salvadora.» / Le mantendré eternamente mi favor / y mi alianza con él será estable”.</b><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">3. Es con José con quien se hacen realidad las profecías de Abraham y los antiguos. El nuevo pacto que establece Dios con él abarca <i>tres aspectos en su alianza: una tierra, una descendencia, un vínculo.</i> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Ya <b>no es por la “observancia de la ley, sino la fe, la que obtuvo para Abraham y su descendencia la promesa de heredar el mundo</b>”: por tanto, será José quien da origen como nuevo Abraham a esta <i>tierra nueva</i> que es sentirse en casa pues Dios ha venido.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: Calibri;">“Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia: así la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abraham, que es padre de todos nosotros. Así lo dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos</span></b><span style="font-family: Calibri;">»”.<b> </b>La <i>descendencia</i> –espiritual, por la fe- es la nueva familia de Jesús que la Sagrada Familia inaugura, ahí comienza la familia de Jesús, que no es por la sangre como dice hoy s. Pablo sino por la fe, la Iglesia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;"> “<b>Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.» Por lo cual le fue computado como justicia”. </b>El <i>vínculo</i> que une esta familia, es ser hijos de Dios y la ley del amor que une –como participación del amor divino- a todos los miembros de ella. Es el vínculo de la<b> </b>fe, que en el Patriarca fue grande, en la escucha a la palabra divina, lleno de esperanza por encima de toda experiencia humana. Por eso dio ese crecimiento interior, esa santidad que le hace grande, anuncio de José, hombre de fe, padre de Jesús.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" /> <hr align="left" size="1" width="33%" /> <!--[endif]--> <div id="ftn1"> <div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/eduardo/Downloads/0319%20san%20Jos%C3%A9.rtf#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference">#</span></a> <span style="font-size: 8.0pt;">Vidriera representando la muerte de san José. Cripta Iglesia San José, Nazaret, Galilea, Israel</span></div></div></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-4192937951722901332013-03-18T01:14:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.412-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri;">Cuaresma 5, lunes: </span></b><span style="font-family: Calibri;">encuentro de la miseria humana con la misericordia divina <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: Calibri;">“Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida". Los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale". Jesús les respondió: "Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió. En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí". Ellos le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?". Jesús respondió: "Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre". El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora” (Juan 8,12-20).<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">1. Jesús hace referencia a la fiesta de las luces, cuando dice:<b> "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida". </b>Señor, eres el Mesías y tomas el puesto de la Ley, siendo, al mismo tiempo, el resplandor de la vida. Si antes te mostraste como agua viva, ahora lo haces como guía de nuestra vida, para orientarnos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Los fariseos quieren descalificarte<b>: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale". </b>Pero tú les dices: "<b>Aunque yo sea testigo en causa propia, mi testimonio es válido porque sé de dónde he venido y adónde me marcho, mientras vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy</b>". No excluyes a nadie de tu invitación, pero no te sometes a la mentira sino que das a conocer la verdad de tu origen con autoridad, con valentía. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Los fariseos, como prueba de su escepticismo total, te preguntan con ironía: "<b>¿Dónde está tu Padre?</b>"; no hay diálogo, sino hostilidad. Tienes que responderles: <b>"vosotros no me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre". </b>Jesús, ayúdame a conocerte mejor cada día. Y para conocerte, he de mantener estos minutos de oración. Dame luces, dame tu luz, para entender lo que no entiendo, para querer más lo que ya quiero pero, a veces, sólo con la boca pequeña, porque cuesta. Dame el esplendor y la seguridad y el calor del sol de la fe (Pablo Cardona). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">"<b>Estas palabras las dijo enseñando en el Tesoro, en el templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora</b>". El dios del templo ya no es el Padre, sino que en el tesoro guardan lo que ganan en el mercado que han montado en el templo. En todas las culturas, en todos los tiempos, en todas las personas, se da ese tiempo propicio para elegir entre la luz y la oscuridad, entre Dios y los poderes mundanos… Cuando tú, Señor Jesús, me conduces a la luz… recibo al Padre, soy coheredero contigo. Quiero seguir la verdad, vencer toda ignorancia. Disipar las tinieblas que me envuelven como una nube, y contemplar al Dios verdadero y proclamar: “Bendita sea la luz verdadera.” Es “la creación nueva”, contigo, Señor, sol de justicia que ilumina toda cosa resplandece sobre toda la humanidad, a ejemplo de tu Padre que hace salir el sol sobre todos los seres humanos y deja caer sobre ellos el rocío de la verdad (Clemente de Alejandría).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Jesús es el inocente que es juzgado con iniquidad, por los malvados. La figura de Susana nos recuerda que “Dios conoce la verdad o falsedad del corazón”. Ella era veraz, sincera y fiel al querer de su Dios. Por eso, el Señor defendió su inocencia y condenó a los falsos creyentes, que aparentaban ser justos, pero su interioridad estaba corrompida por la hipocresía. Tú, Jesús, “luz del mundo”, eres guía para nuestro caminar por la vida, nos invitas a invitar a seguirle y caminar en esa claridad. La palabra de Dios es luz para el entendimiento, fuego para la voluntad, para que el hombre pueda conocer y amar a Dios; y para el hombre interior, el que vive por la gracia del Espíritu Santo, es pan más dulce que la miel y el panal, un agua mejor que el vino y la leche; es para el alma un tesoro espiritual de méritos, y por esto es comparada al oro y a la piedra preciosa (S. Lorenzo de Brindisi, Sermón cuaresmal). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Las tinieblas quedan disipadas con tu luz, Señor: el sentido del dolor, de la muerte y de la vida; el valor de la renuncia, de la entrega y del amor verdadero; el por qué es mejor perdonar, pensar en los demás, o servir sin esperar nada a cambio. Esto no lo entienden los que no te siguen, los que no tienen la Cruz por señal, ni el nombre de cristianos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">2. Vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con una mujer llamada Susana, muy bella y temerosa de Dios; sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico, tenía un jardín contiguo a su casa, donde le gustaba pasear Susana, y los judíos solían acudir donde él, porque era el más prestigioso de todos. Aquel año habían sido nombrados jueces dos ancianos corruptos que acusaron injustamente a Susana para hacerla morir. “<b>Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón tenía puesta su confianza en Dios</b>”. Y la condenaron a muerte. Entonces Susana gritó fuertemente: "<b>Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes que suceda, Tú sabes que éstos han levantado contra mí falso testimonio. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra mí</b>." El Señor escuchó su voz y, cuando era llevada a la muerte, suscitó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel, que se puso a gritar: "<b>¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!</b>" Todo el pueblo se volvió hacia él y dijo: "<b>¿Qué significa eso que has dicho?</b>" Él, de pie en medio de ellos, respondió: "<b>¿Tan necios sois, hijos de Israel, para condenar sin investigación y sin evidencia a una hija de Israel? ¡Volved al tribunal, porque es falso el testimonio que éstos han levantado contra ella!</b>" Todo el pueblo se apresuró a volver allá, y los ancianos dijeron a Daniel: "<b>Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos lo que piensas, ya que Dios te ha dado la dignidad de la ancianidad</b>." Daniel les interrogó separados y al preguntarles por ejemplo por un árbol se contradecían, uno decía “una acacia" y el otro “una encina", pues antes se pilla al mentiroso que al cojo. “<b>Luego se levantaron contra los dos ancianos, a quienes, por su propia boca, había convencido Daniel de falso testimonio y, para cumplir la ley de Moisés, les aplicaron la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo: les dieron muerte, y aquel día se salvó una sangre inocente. Jilquías y su mujer dieron gracias a Dios por su hija Susana, así como Joaquín su marido y todos sus parientes, por el hecho de que nada indigno se había encontrado en ella</b>”. Te ruego, Señor, por todos aquellos que HOY todavía ven afectada su reputación por calumnias o por maledicencias. Ayúdame, Señor, a conocerme, a vigilar mi conducta para que no caiga en acusaciones, críticas o juicios maliciosos... ni siquiera sin quererlo, por descuido... Susana acude a Dios, en el peligro. ¿Tengo yo también ese reflejo? En vez de dejarme abrumar por mis preocupaciones, debo aceptarlas a manos llenas, ofrecerlas transformándolas en oración. «Tú que penetras los secretos...» Señor, Tú sabes mis preocupaciones (Noel Quesson).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:rect id="_x0000_s1026" style='position:absolute;left:0;text-align:left; margin-left:-18pt;margin-top:358.25pt;width:147.75pt;height:89.55pt;z-index:1' fillcolor="#0c9"> <v:fill src="file:///C:\DOCUME~1\erv717\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:title="" size="0,0" aspect="atLeast" recolor="t" rotate="t" type="frame"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/> <w:wrap type="square"/></v:rect><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="121" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/erv717/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="199" /><!--[endif]--><span style="font-family: Calibri;">Susana refleja la naturaleza de la Iglesia: su hermosura, su inocencia, y en el jardín: la desposada, esposa feliz y honrada por su esposo, rico y poderoso, paseándose gozosa por el parque de su marido: es Susana en el paraíso. "La Iglesia comenzó a vivir en el jardín al punto que Jesús hubo padecido en el huerto" (san Ambrosio). ¡Cristo en Cruz y la Iglesia en el jardín! Jesús rezó en un huerto y cerca de un huerto murió y lo prometió al ladrón: "<b>Hoy vas a estar conmigo en el Paraíso</b>" (Lc 23,43). Ese huerto primero de gozo (Gn 2,8) quedó cerrado por la espada de fuego (Gn 3,23-24). El hombre tuvo entonces que cultivar el desierto de este mundo, con el sudor de su frente; pero la tierra maldita es el campo en el que Caín dio muerte a su hermano Abel, campo que luego se compró con el precio de la sangre que cobró Judas. Pero el grano de trigo que cae en la tierra y muere da mucho fruto. Hay un tesoro escondido, Cristo muere y resucita, y con Él el desierto se ha tornado jardín. Susana se pasea en pleno mediodía de la redención, Cristo es la luz esplendorosa y sol verdadero. En el jardín fluye el agua del manantial abierto por la cruz. Dos doncellas, la Fe y la Caridad (Cassel), preparan el baño de la salud, el "aceite de la alegría" celeste, la vida divina que se derramó en el jardín al romperse el frasco con la muerte de Jesús.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">“Es, en verdad, un jardín cerrado, un bosque sagrado que oculta los misterios de Cristo. La Iglesia dice, como la esposa del Cantar de los Cantares: "<b>Voy a bajar al jardín</b>" (Ct 6,10). Y viene, y baja a "<b>la fuente del huerto, fuente de agua viva</b>" (Ct 4,15), al agua de la pasión de Cristo, al manantial de su sangre. Allí se lava en la corriente de su amor, se sumerge en su muerte y vuelve a salir limpia y resplandeciente de inmaculada belleza: Susana, el lirio que brilla con la pureza de Cristo. Entonces, habiendo subido del baño de la muerte de Cristo, se unge con el "<b>aceite esparcido</b>" (Ct 1,02), la "<b>fuerza del cielo</b>" (Lc 24, 40), la vida divina del Amado. Y exclama: "Venga mi amado al jardín" (Ct 5,1)”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">El buen olor del Amado perfuma el jardín: "<b>Estoy en mi jardín, hermana mía, esposa mía</b>" (Ct 5, 1). La Iglesia está ardiente de amor, y le pide: "<b>Grábame como un sello en tu corazón</b>" (Ct 8, 6).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">El maligno puede penetrar en el jardín (en el paraíso, la serpiente; en Susana, los libertinos; en el huerto de los olivos, al traidor). La Iglesia también ha de sufrir tentaciones, como Jesús. La Iglesia es siempre joven, el pecado bajo la capa de engaño está próximo a la muerte y envejecido. Busca ávidamente apoderarse de la vida, pero su poder no puede nada contra la oración confiada de la Iglesia (Emiliana Löhr). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">3. Podemos decir con Susana, con Jesús, con todos los que son acusados injustamente, con todos los que sufren, con los que se fían de Dios, el salmo de hoy que es un canto a la esperanza, describe la fe y presencia de Dios en nuestro camino de la vida, en las cuatro estrofas que señalan cuando todo va bien la primera, cuando la cosa va mal la segunda, luego cuando reposamos en la Eucaristía y finalmente la eternidad de amor del cielo: “<b>El Señor es mi Pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre</b>”. La vida es como una excursión, en la que Jesús nos acompaña, aunque no lo vemos de compañero de viaje, es el amigo invisible. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-1.15pt;margin-top:22.7pt;width:91.6pt; height:116.05pt;z-index:2'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\erv717\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image003.jpg" o:href="http://farm1.static.flickr.com/118/254081967_566cb58e0b.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="155" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/erv717/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="122" /><!--[endif]--><span style="font-family: Calibri;">“<b>Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan</b>”. La oscuridad del jardín o tentaciones no le quita la paz, ni el futuro pues Jesús, auténtico filósofo, nos lleva más allá de la muerte, es el buen pastor que nos guía hasta el paraíso, el jardín de la nueva aurora donde no hay ya noche (Emiliana Löhr).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;"> “<b>Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa</b>”. Es la Misa: allí estamos todos unidos, con nuestro Amigo Jesús. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">“<b>Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término</b>”: nos prepara un cielo muy grande. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Calibri;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-15643942586914817902013-03-16T02:27:00.001-07:002013-03-31T03:35:23.430-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><strong><span style="font-family: 'Lucida Sans';">Domingo V de Cuaresma: la misericordia divina hace nuevas todas las cosas, nos </span></strong><b><span style="font-family: "Lucida Sans";">hace comprender a los demás como Jesús a la pecadora: “vete en paz, y no peques más”. <strong><o:p></o:p></strong></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">1. El evangelio nos muestra a pecadores que, en presencia de Jesús, se permiten acusar a una mujer pecadora, y le dicen: “<b>Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?</b>” Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Como insistieron, Jesús contestó: «<b>Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra</b>.» E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. “<b>Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio”.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Jesús, que aparece escribiendo en el suelo, está como ausente. Sólo dos veces rompe su silencio: la primera vez para reunir a acusadores y acusada en la comunidad de la culpa; y la segunda para pronunciar su perdón. Ante su mudo sufrimiento por todos, toda acusación deberá enmudecer también, pues «Dios nos encerró a todos en desobediencia», no para castigarnos, como querrían los acusadores, sino «<b>para tener misericordia de todos</b>» (Rm 11,32). Nadie se atreve a tirar la primera piedra; Jesús ha sufrido por todos para conseguir el perdón del cielo para todos nosotros, ya nadie puede condenar a otro ante Dios: “<b>Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?»</b><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Y quedan solos, la mujer, que estaba en el centro y Jesús: "sólo dos han quedado -dice S. Agustín- la miseria y la misericordia". Ahora es cuando Jesús se encuentra realmente con la mujer, a la que mira cara a cara al templo que le pregunta "¿Nadie te ha condenado?" La mujer se encuentra frente a Jesús con su pobre humanidad, con su culpa y su vergüenza. "<b>Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no peques más</b>". Significa que nosotros, a ejemplo de Jesús, no debemos condenar nunca a nadie, y hemos de ayudar a todos a combatir el pecado. Equilibrio de Cristo, entre la comprensión para con el pecador y severidad para con el mal, difícil de imitar (Joan Llopis).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-63.3pt;margin-top:23.45pt;width:151.1pt; height:133.35pt;z-index:1'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:href="http://lasbodasdecana.files.wordpress.com/2007/08/maria2cy0.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="178" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="201" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Lucida Sans";"> “<b>Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»”</b> Me gustaría ver la mirada de Jesús sobre la pecadora, sentir tu mirada, Señor… "Una de las verdades fundamentales del cristianismo, verdad con demasiada frecuencia desconocida, es ésta: lo que salva es la mirada" (Simone Weil). La adúltera, como también Zaqueo, debe la propia salvación a la mirada. La mirada de Cristo es, en cierto sentido, creadora. Llama a una persona a la existencia. Despierta su ser auténtico, real. Denuncia al hombre deshonesto, al canalla, y llama al santo. La mirada de Cristo no se resigna al "poco de bueno". Saca a la luz lo mucho bueno, lo mejor que hay en cada persona. Es, pues, una mirada reveladora. Porque muestra al hombre mismo sus posibilidades, su verdadera dimensión. Jesús, eres una persona junto a la que no sólo cada uno se sentía él mismo, sino lo más, lo mejor de sí mismo: te diriges a aquel que está ante ti como si no existiese en el mundo nada más que el bien de aquella persona. Ayúdame, Señor, a que mi mirada sea, ante todo, libre. Solamente una mirada libre representa una llamada a la libertad. Libre porque ha echado abajo la cárcel del propio egoísmo, de la propia comodidad, de la propia indiferencia, de los propios intereses, para abrirse al otro en actitud de acogida, de simpatía, de discreción, de cordialidad, de delicadeza y benevolencia. Libre de las lentes deformantes de los prejuicios, de las prevenciones, de las sospechas, de la desconfianza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Tus palabras, Maestro, nos infunden confianza, cuando creíamos estar en un callejón sin salida, cuando me imagino que mi caso no tiene solución, cuando he perdido toda esperanza: «<b>Tampoco yo te condeno</b>», y podría hacerlo porque es Dios, pero parece que le oímos añadir: porque te amo y quiero que vivas; por eso, «en adelante no peques más». "Te pido, Señor, que no me midas con la vara de tu justicia sino que sea medido con la de tu misericordia infinita" (Laureano López). ¡Qué distintos son los pensamientos de Dios y los de nosotros, los hombres!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">El nuevo éxodo de la primera lectura nos lleva hacia la mirada de Cristo, que nos da vida: "Mírame... para que yo sepa que existo" (A. Baggio). La mirada es muy importante, y las personas rechazadas por nuestra mirada serán condenadas, quizás, a llevar durante toda su vida una marca de soledad, de rechazo, de insignificancia. También una mirada indiferente puede ser "homicida". Su mensaje, en efecto, se puede traducir así: "Para mí tú no existes. Negándote importancia, te niego el derecho a la existencia". Una mirada de indiferencia tiene la capacidad de borrar a una persona. Una mirada libre es una mirada que no se limita a tocar de soslayo a las personas que encuentra. No es una mirada rápida. No es huidiza. Sabe pararse y acoger. Acoger, pero no forzar. Es necesario que, cada mañana, purifiquemos nuestra mirada. Se trata, en efecto, de: -Desvincularla de todo instinto de posesión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-Desarmarla de los varios elementos de hostilidad, agresividad, malignidad, dureza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-Darle capacidad de sorpresa y de maravilla que hace nuevas las cosas y las devuelve el gusto del descubrimiento del otro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-Hacerla atenta al otro. O sea capaz de ver al otro como yo quisiera ser visto. Así, la atención se hace expresión de respeto y vehículo de liberación. Solamente la atención que nace del amor declara al otro: "Te reconozco el derecho de ser lo que eres. Deseo que seas todo lo que puedes ser" (A. Baggio). Sí, solamente si conseguimos una mirada purificada, las piedras comenzarán a caer de nuestras manos (Alessandro Pronzato). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Jesús hace nuevas las cosas, y el orden nuevo está hecho de respeto, de delicadeza, de comprensión, de amor. Dirá: "<b>Vuestros juicios siguen normas humanas; yo no llevo a nadie a juicio</b>" (Jn 8,15). El Señor no nos juzga, es cada uno que tiene la triste posibilidad de autoexcluirse del amor de Dios… Curiosamente todos los textos de la misa de hoy remiten al futuro, a la salvación de Dios que crea algo nuevo y hacia la que nos dirigimos. Y esto precisamente como introducción a la semana de pasión, nuestra redención. El hijo pequeño del domingo anterior, ahora es sustituido por la mujer pecadora. El hermano mayor cascarrabias de la parábola, es reemplazado por los que quieren matarla a pedradas. Y en la escena Cristo se pone en el lugar del Corazón del Padre, que reanima, cura y celebra la fiesta del perdón: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Entre el corazón destrozado de la mujer avergonzada y Jesús, manso y humilde de corazón, hay estrecha unión. Esta mujer ha estrenado el brote nuevo de la misericordia, que anunció Isaías. "<b>Su suerte ha cambiado, como los torrentes del Negeb</b>". El no peques más la está introduciendo en el mundo de gracia, que Jesús ha venido a instaurar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Señor, que yo aprenda a perdonar siempre, a no tirar piedras a nadie, a no juzgar. Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat. Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle... La Madre Teresa, que quería que aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-“¿Debe perdonar a su hijo? -le decía. Es carne de su carne y sangre de su sangre... Sin duda hizo lo que hizo en un momento de locura y ya estará arrepentido... Pórtese como una verdadera madre y perdónelo... Si ha pedido a Dios que le perdone sus pecados debe perdonar el que su hijo cometió con usted. Si lo hace, Dios recompensará su generosidad con un lugar en el Cielo”. La mujer se resistía, pero la gracia terminó venciendo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-“Le perdono, le perdono... dijo por fin llorando”. Poco después moría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">2. “<b>Dice Yahveh, que trazó camino en el mar, y vereda en aguas impetuosas</b>”. La lectura de Isaías nos recuerda el paso del mar Rojo y de cómo Dios protegió a su pueblo, y todo esto es figura de nuestro bautismo y nos anuncia "<b>algo nuevo que ya está brotando</b>": es un nuevo Éxodo, un retorno del exilio, que tendrá las maravillas del primero. Así como en el desierto surgió el agua para que beba el pueblo, ahora surgirán aguas vivas… "<b>Mirad que realizo algo nuevo</b>..." La Palabra de Dios lo proclamará definitivamente en la Pascua de Jesús: "<b>Haré que todo sea nuevo</b>" (Ap 21,5).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="apple-style-span"><span style="font-family: 'Lucida Sans';">“<b>Yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?”</b> Ayúdame, Señor, a reconocerte en mi día, no caer en el desánimo, en pensar que la vida es penosa y tener ganas de morir. Dame ojos para ver la <b>auténtica realidad: </b>“<b>Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo</b>”. </span></span><span style="font-family: "Lucida Sans";">"<b>Mirad que realizo algo nuevo</b>": «No recordéis lo viejo»… En Israel era una costumbre profundamente arraigada recordar el comienzo de la salvación, la salida de Egipto: ciertamente pensando que este hacer memoria era recordar las raíces, la identidad del pueblo, que fortalecía la fe en el Dios que camina actualmente con el pueblo. Re-cordar es re-vivir en el corazón, pero Dios no quiere que Israel permanezca cautivo de este recuerdo del pasado, sobre todo no ahora, pues eso significaría pensar en el tiempo del exilio: el Señor promete algo nuevo, y es ciertamente algo que «<b>ya está brotando</b>», cuya presencia se puede «notar», al igual que en la Nueva Alianza el Espíritu Santo que se otorga a los creyentes será una «prenda» de la vida eterna. De este modo Dios traza un camino para Israel, a través del desierto, hacia la vida eterna; y para nosotros, que estamos redimidos, traza un camino que conduce a la bienaventuranza eterna (Hans Urs von Balthasar). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="apple-style-span"><span style="font-family: 'Lucida Sans';">Contigo, Señor, todo queda renovado, transformado: “<b>Las bestias del campo me darán gloria, los chacales y las avestruces, pues pondré agua en el desierto (y ríos en la soledad) para dar de beber a mi pueblo elegido</b>”. Quiero rezarte, Señor, que me hace estar bien y dar cosas buenas a los demás: “<b>El pueblo que yo me he formado contará mis alabanzas”</b>.</span></span><span class="apple-style-span"><span style="font-family: "Lucida Sans";"><o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">"<b>Los ojos de Dios están puestos en los justos</b>", y el Señor ayuda a que todo lo malo sirva para un bien más grande, como dice este salmo, <strong><span style="font-weight: normal;">“</span></strong><strong>canción de las subidas</strong><strong><span style="font-weight: normal;">”. Así, “</span></strong><strong>cuando Yahveh hizo volver a los cautivos de Sión, como soñando nos quedamos;</strong><strong> </strong><strong>entonces se llenó de risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegría. Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho Yahveh con éstos! ¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros Yahveh, el gozo nos colmaba!”</strong> Cuando uno clama a Dios, lo escucha y lo atiende, le libra de sus angustias, porque el Señor está cerca de los atribulados, de los abatidos y perseguidos, y él les devuelve la vida y la esperanza. El salmista insiste en la confianza, en la idea de la pronta intervención de Dios: “<strong>¡Haz volver, Yahveh, a nuestros cautivos como torrentes en el Négueb!</strong><strong><span style="font-weight: normal;">”</span></strong>. El justo está bajo las alas protectoras del Señor y nada le puede afectar. Es una aclamación a esas grandes cosas que Dios ha hecho con nosotros, y así la esperanza se va alimentando: “<strong>Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos.</strong><strong> </strong><strong>Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas”.</strong><strong><span style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">3. Si Jesús nos perdona, dice S. Pablo, puedo estar «olvidándome de lo que queda atrás», nada tiene ya valor: todo es abandonado como «basura» para ganar lo que nos gana la pasión y resurrección de Cristo. Esto, lo que nos ha ganado, es nuestro verdadero futuro, hacia el que nos dirigimos directamente, sin mirar a derecha o izquierda, mirando siempre hacia delante, con los ojos puestos sólo en la «meta». Porque esta meta nos ha «alcanzado» por Cristo»-, y por eso sigue corriendo como si aún no la hubiera conseguido. Vuela más alto, “sobre las alas de la fe”, dice la canción: siempre hacia lo que está por delante. Si corremos al encuentro de Cristo, todo mirar atrás, hacia una falta del pasado, para afligirse por ella, sólo puede hacernos daño, pues la falta está ya perdonada. Pero no podemos pensar que estamos en un estado de perfección que ya todo lo hacemos bien…<b> “No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Podemos pensar esto cuando veamos estos días cubrir retablos y cruces de color morado, en la semana de Pasión. Queremos "vivir siempre de aquel mismo amor que llevó a Cristo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo" (oración colecta). Queremos sentirnos Iglesia, miembros de Cristo, como diremos en la oración después de la comunión en continuidad con lo que nos anima Pablo hoy: la "transubstanciación" en la misa del pan y el vino, quiere comprender también a los participantes, a los que comulgan. Si la primera invocación al Padre para que venga el Espíritu (epíclesis) se refiere a las ofrendas, la segunda pide la transformación de los fieles: "<b>Fortalecidos con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu</b>". Es la petición que repite, sustancialmente, la poscomunión de este domingo. En la Eucaristía sí realmente Cristo se apodera de nosotros, como decía san Pablo, para hacernos una sola cosa con él: miembros de su Cuerpo. Es la pregustación del término último iniciado en la Pascua.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-48179818512514870292013-03-16T02:27:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.421-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><strong><span style="font-family: 'Lucida Sans';">Domingo V de Cuaresma: la misericordia divina hace nuevas todas las cosas, nos </span></strong><b><span style="font-family: "Lucida Sans";">hace comprender a los demás como Jesús a la pecadora: “vete en paz, y no peques más”. <strong><o:p></o:p></strong></span></b></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">1. El evangelio nos muestra a pecadores que, en presencia de Jesús, se permiten acusar a una mujer pecadora, y le dicen: “<b>Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?</b>” Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Como insistieron, Jesús contestó: «<b>Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra</b>.» E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. “<b>Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio”.<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Jesús, que aparece escribiendo en el suelo, está como ausente. Sólo dos veces rompe su silencio: la primera vez para reunir a acusadores y acusada en la comunidad de la culpa; y la segunda para pronunciar su perdón. Ante su mudo sufrimiento por todos, toda acusación deberá enmudecer también, pues «Dios nos encerró a todos en desobediencia», no para castigarnos, como querrían los acusadores, sino «<b>para tener misericordia de todos</b>» (Rm 11,32). Nadie se atreve a tirar la primera piedra; Jesús ha sufrido por todos para conseguir el perdón del cielo para todos nosotros, ya nadie puede condenar a otro ante Dios: “<b>Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?»</b><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Y quedan solos, la mujer, que estaba en el centro y Jesús: "sólo dos han quedado -dice S. Agustín- la miseria y la misericordia". Ahora es cuando Jesús se encuentra realmente con la mujer, a la que mira cara a cara al templo que le pregunta "¿Nadie te ha condenado?" La mujer se encuentra frente a Jesús con su pobre humanidad, con su culpa y su vergüenza. "<b>Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no peques más</b>". Significa que nosotros, a ejemplo de Jesús, no debemos condenar nunca a nadie, y hemos de ayudar a todos a combatir el pecado. Equilibrio de Cristo, entre la comprensión para con el pecador y severidad para con el mal, difícil de imitar (Joan Llopis).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-63.3pt;margin-top:23.45pt;width:151.1pt; height:133.35pt;z-index:1'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:href="http://lasbodasdecana.files.wordpress.com/2007/08/maria2cy0.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="178" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="201" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Lucida Sans";"> “<b>Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»”</b> Me gustaría ver la mirada de Jesús sobre la pecadora, sentir tu mirada, Señor… "Una de las verdades fundamentales del cristianismo, verdad con demasiada frecuencia desconocida, es ésta: lo que salva es la mirada" (Simone Weil). La adúltera, como también Zaqueo, debe la propia salvación a la mirada. La mirada de Cristo es, en cierto sentido, creadora. Llama a una persona a la existencia. Despierta su ser auténtico, real. Denuncia al hombre deshonesto, al canalla, y llama al santo. La mirada de Cristo no se resigna al "poco de bueno". Saca a la luz lo mucho bueno, lo mejor que hay en cada persona. Es, pues, una mirada reveladora. Porque muestra al hombre mismo sus posibilidades, su verdadera dimensión. Jesús, eres una persona junto a la que no sólo cada uno se sentía él mismo, sino lo más, lo mejor de sí mismo: te diriges a aquel que está ante ti como si no existiese en el mundo nada más que el bien de aquella persona. Ayúdame, Señor, a que mi mirada sea, ante todo, libre. Solamente una mirada libre representa una llamada a la libertad. Libre porque ha echado abajo la cárcel del propio egoísmo, de la propia comodidad, de la propia indiferencia, de los propios intereses, para abrirse al otro en actitud de acogida, de simpatía, de discreción, de cordialidad, de delicadeza y benevolencia. Libre de las lentes deformantes de los prejuicios, de las prevenciones, de las sospechas, de la desconfianza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Tus palabras, Maestro, nos infunden confianza, cuando creíamos estar en un callejón sin salida, cuando me imagino que mi caso no tiene solución, cuando he perdido toda esperanza: «<b>Tampoco yo te condeno</b>», y podría hacerlo porque es Dios, pero parece que le oímos añadir: porque te amo y quiero que vivas; por eso, «en adelante no peques más». "Te pido, Señor, que no me midas con la vara de tu justicia sino que sea medido con la de tu misericordia infinita" (Laureano López). ¡Qué distintos son los pensamientos de Dios y los de nosotros, los hombres!<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">El nuevo éxodo de la primera lectura nos lleva hacia la mirada de Cristo, que nos da vida: "Mírame... para que yo sepa que existo" (A. Baggio). La mirada es muy importante, y las personas rechazadas por nuestra mirada serán condenadas, quizás, a llevar durante toda su vida una marca de soledad, de rechazo, de insignificancia. También una mirada indiferente puede ser "homicida". Su mensaje, en efecto, se puede traducir así: "Para mí tú no existes. Negándote importancia, te niego el derecho a la existencia". Una mirada de indiferencia tiene la capacidad de borrar a una persona. Una mirada libre es una mirada que no se limita a tocar de soslayo a las personas que encuentra. No es una mirada rápida. No es huidiza. Sabe pararse y acoger. Acoger, pero no forzar. Es necesario que, cada mañana, purifiquemos nuestra mirada. Se trata, en efecto, de: -Desvincularla de todo instinto de posesión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-Desarmarla de los varios elementos de hostilidad, agresividad, malignidad, dureza.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-Darle capacidad de sorpresa y de maravilla que hace nuevas las cosas y las devuelve el gusto del descubrimiento del otro.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-Hacerla atenta al otro. O sea capaz de ver al otro como yo quisiera ser visto. Así, la atención se hace expresión de respeto y vehículo de liberación. Solamente la atención que nace del amor declara al otro: "Te reconozco el derecho de ser lo que eres. Deseo que seas todo lo que puedes ser" (A. Baggio). Sí, solamente si conseguimos una mirada purificada, las piedras comenzarán a caer de nuestras manos (Alessandro Pronzato). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Jesús hace nuevas las cosas, y el orden nuevo está hecho de respeto, de delicadeza, de comprensión, de amor. Dirá: "<b>Vuestros juicios siguen normas humanas; yo no llevo a nadie a juicio</b>" (Jn 8,15). El Señor no nos juzga, es cada uno que tiene la triste posibilidad de autoexcluirse del amor de Dios… Curiosamente todos los textos de la misa de hoy remiten al futuro, a la salvación de Dios que crea algo nuevo y hacia la que nos dirigimos. Y esto precisamente como introducción a la semana de pasión, nuestra redención. El hijo pequeño del domingo anterior, ahora es sustituido por la mujer pecadora. El hermano mayor cascarrabias de la parábola, es reemplazado por los que quieren matarla a pedradas. Y en la escena Cristo se pone en el lugar del Corazón del Padre, que reanima, cura y celebra la fiesta del perdón: <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Entre el corazón destrozado de la mujer avergonzada y Jesús, manso y humilde de corazón, hay estrecha unión. Esta mujer ha estrenado el brote nuevo de la misericordia, que anunció Isaías. "<b>Su suerte ha cambiado, como los torrentes del Negeb</b>". El no peques más la está introduciendo en el mundo de gracia, que Jesús ha venido a instaurar.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Señor, que yo aprenda a perdonar siempre, a no tirar piedras a nadie, a no juzgar. Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat. Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle... La Madre Teresa, que quería que aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla:<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-“¿Debe perdonar a su hijo? -le decía. Es carne de su carne y sangre de su sangre... Sin duda hizo lo que hizo en un momento de locura y ya estará arrepentido... Pórtese como una verdadera madre y perdónelo... Si ha pedido a Dios que le perdone sus pecados debe perdonar el que su hijo cometió con usted. Si lo hace, Dios recompensará su generosidad con un lugar en el Cielo”. La mujer se resistía, pero la gracia terminó venciendo. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">-“Le perdono, le perdono... dijo por fin llorando”. Poco después moría.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">2. “<b>Dice Yahveh, que trazó camino en el mar, y vereda en aguas impetuosas</b>”. La lectura de Isaías nos recuerda el paso del mar Rojo y de cómo Dios protegió a su pueblo, y todo esto es figura de nuestro bautismo y nos anuncia "<b>algo nuevo que ya está brotando</b>": es un nuevo Éxodo, un retorno del exilio, que tendrá las maravillas del primero. Así como en el desierto surgió el agua para que beba el pueblo, ahora surgirán aguas vivas… "<b>Mirad que realizo algo nuevo</b>..." La Palabra de Dios lo proclamará definitivamente en la Pascua de Jesús: "<b>Haré que todo sea nuevo</b>" (Ap 21,5).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="apple-style-span"><span style="font-family: 'Lucida Sans';">“<b>Yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?”</b> Ayúdame, Señor, a reconocerte en mi día, no caer en el desánimo, en pensar que la vida es penosa y tener ganas de morir. Dame ojos para ver la <b>auténtica realidad: </b>“<b>Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo</b>”. </span></span><span style="font-family: "Lucida Sans";">"<b>Mirad que realizo algo nuevo</b>": «No recordéis lo viejo»… En Israel era una costumbre profundamente arraigada recordar el comienzo de la salvación, la salida de Egipto: ciertamente pensando que este hacer memoria era recordar las raíces, la identidad del pueblo, que fortalecía la fe en el Dios que camina actualmente con el pueblo. Re-cordar es re-vivir en el corazón, pero Dios no quiere que Israel permanezca cautivo de este recuerdo del pasado, sobre todo no ahora, pues eso significaría pensar en el tiempo del exilio: el Señor promete algo nuevo, y es ciertamente algo que «<b>ya está brotando</b>», cuya presencia se puede «notar», al igual que en la Nueva Alianza el Espíritu Santo que se otorga a los creyentes será una «prenda» de la vida eterna. De este modo Dios traza un camino para Israel, a través del desierto, hacia la vida eterna; y para nosotros, que estamos redimidos, traza un camino que conduce a la bienaventuranza eterna (Hans Urs von Balthasar). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="apple-style-span"><span style="font-family: 'Lucida Sans';">Contigo, Señor, todo queda renovado, transformado: “<b>Las bestias del campo me darán gloria, los chacales y las avestruces, pues pondré agua en el desierto (y ríos en la soledad) para dar de beber a mi pueblo elegido</b>”. Quiero rezarte, Señor, que me hace estar bien y dar cosas buenas a los demás: “<b>El pueblo que yo me he formado contará mis alabanzas”</b>.</span></span><span class="apple-style-span"><span style="font-family: "Lucida Sans";"><o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">"<b>Los ojos de Dios están puestos en los justos</b>", y el Señor ayuda a que todo lo malo sirva para un bien más grande, como dice este salmo, <strong><span style="font-weight: normal;">“</span></strong><strong>canción de las subidas</strong><strong><span style="font-weight: normal;">”. Así, “</span></strong><strong>cuando Yahveh hizo volver a los cautivos de Sión, como soñando nos quedamos;</strong><strong> </strong><strong>entonces se llenó de risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegría. Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho Yahveh con éstos! ¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros Yahveh, el gozo nos colmaba!”</strong> Cuando uno clama a Dios, lo escucha y lo atiende, le libra de sus angustias, porque el Señor está cerca de los atribulados, de los abatidos y perseguidos, y él les devuelve la vida y la esperanza. El salmista insiste en la confianza, en la idea de la pronta intervención de Dios: “<strong>¡Haz volver, Yahveh, a nuestros cautivos como torrentes en el Négueb!</strong><strong><span style="font-weight: normal;">”</span></strong>. El justo está bajo las alas protectoras del Señor y nada le puede afectar. Es una aclamación a esas grandes cosas que Dios ha hecho con nosotros, y así la esperanza se va alimentando: “<strong>Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos.</strong><strong> </strong><strong>Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas”.</strong><strong><span style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></strong></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">3. Si Jesús nos perdona, dice S. Pablo, puedo estar «olvidándome de lo que queda atrás», nada tiene ya valor: todo es abandonado como «basura» para ganar lo que nos gana la pasión y resurrección de Cristo. Esto, lo que nos ha ganado, es nuestro verdadero futuro, hacia el que nos dirigimos directamente, sin mirar a derecha o izquierda, mirando siempre hacia delante, con los ojos puestos sólo en la «meta». Porque esta meta nos ha «alcanzado» por Cristo»-, y por eso sigue corriendo como si aún no la hubiera conseguido. Vuela más alto, “sobre las alas de la fe”, dice la canción: siempre hacia lo que está por delante. Si corremos al encuentro de Cristo, todo mirar atrás, hacia una falta del pasado, para afligirse por ella, sólo puede hacernos daño, pues la falta está ya perdonada. Pero no podemos pensar que estamos en un estado de perfección que ya todo lo hacemos bien…<b> “No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Podemos pensar esto cuando veamos estos días cubrir retablos y cruces de color morado, en la semana de Pasión. Queremos "vivir siempre de aquel mismo amor que llevó a Cristo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo" (oración colecta). Queremos sentirnos Iglesia, miembros de Cristo, como diremos en la oración después de la comunión en continuidad con lo que nos anima Pablo hoy: la "transubstanciación" en la misa del pan y el vino, quiere comprender también a los participantes, a los que comulgan. Si la primera invocación al Padre para que venga el Espíritu (epíclesis) se refiere a las ofrendas, la segunda pide la transformación de los fieles: "<b>Fortalecidos con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu</b>". Es la petición que repite, sustancialmente, la poscomunión de este domingo. En la Eucaristía sí realmente Cristo se apodera de nosotros, como decía san Pablo, para hacernos una sola cosa con él: miembros de su Cuerpo. Es la pregustación del término último iniciado en la Pascua.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Lucida Sans";">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-23653000384590789782013-03-15T15:15:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.440-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="tab-stops: 81.0pt; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">Cuaresma 4, sábado: </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD";">Jesús, el justo que sufre injustamente, y así nos salva<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">“<b>Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: "Este es verdaderamente el Profeta". Otros decían: "Este es el Mesías". Pero otros preguntaban: "¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice </b></span><st1:personname productid="la Escritura"><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">la Escritura</span></b></st1:personname><b><span style="font-family: "Maiandra GD";"> que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?". Y por causa de Él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: "¿Por qué no lo trajeron?". Ellos respondieron: "Nadie habló jamás como este hombre". Los fariseos respondieron: "¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en Él? En cambio, esa gente que no conoce </span></b><st1:personname productid="la Ley"><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">la Ley</span></b></st1:personname><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">está maldita". Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: "¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?". Le respondieron: "¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta". Y cada uno regresó a su casa” </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD";">(Juan 7,40-53). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:.45pt;margin-top:0;width:115.25pt;height:147.15pt; z-index:2;mso-position-vertical:inside'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXpz_mUCS4lfVrsZzbZE1JH9bS8TB4c_z6tfcMLXD-l2XVhgApHoWc7kBeMYowCyMT5Wyv-zJOlYUR7qXQnkOn7TIWgF6IuYvw99IsN7j1Xqr007FgwnWdJDweBs4UrdtD7mF6vhm-Rwwz/s400/La+Virgen+Maria+ni%C3%B1o+jesus+y+el+cordero+1.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="196" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="154" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">1. Jesús, ahora en cuanto a su origen, provoca discusiones y postura diversas. Se ignora lo más profundo de su personalidad: su origen divino. Jesús es presentado hoy como el nuevo Jeremías. También él es perseguido, condenado a muerte por los que se escandalizan de su mensaje. Será también «como cordero manso llevado al matadero». Confía en Dios: si Jeremías pide «Señor, a ti me acojo», Jesús en la cruz grita: «<b>Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu</b>». Pero Jesús muestra una entereza y un estilo diferente. Jeremías pedía a Dios que le vengara de sus enemigos. Jesús muere pidiendo a Dios que perdone a sus verdugos (J. Aldazábal). «<b>Que tu amor y tu misericordia dirijan nuestros corazones, Señor</b>» (oración). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">También el cristiano está llamado a encarnar esos sentimientos redentores de Jesús: “Se necesitan –dice Juan Pablo II- heraldos del Evangelio expertos en humanidad, que conozcan a fondo el corazón del hombre de hoy, participen de sus gozos y esperanzas, de sus angustias y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos, enamorados de Dios. Para esto se necesitan nuevos santos. Los grandes evangelizadores de Europa han sido los santos. Debemos suplicar al Señor que aumente el espíritu de santidad de la Iglesia y nos mande nuevos santos para evangelizar el mundo de hoy.” <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Ayer vimos alguna característica del cuerpo de Cristo. Pero ¿cómo es su alma? Conoció en su espíritu los pensamientos secretos de los hombres, gimió en su espíritu. La sensibilidad de su alma es de gran riqueza: momentos alegres o tristes, dulces o amargos, pero sucediese lo que sucediese, en el fondo de su alma reinaban siempre serenidad y alegría. Siempre en paz que se comunicaba a los demás. Nunca manifiesta duda. Nunca pierde la calma, ni cuando los endemoniados interrumpían sus discursos, ni cuando sus adversarios lo insultaban ni cuando intentaban poner sobre Él sus manos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1028" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-18pt;margin-top:180.65pt;width:161pt;height:113.75pt; z-index:3'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image003.jpg" o:href="http://public.blu.livefilestore.com/y1p0TybyC17OyR6YsP1NJmBdHSDn9r_WWxJCEH8Y2A1K5nv4C7UmvImDO_JsUIKnLJ2WnCAkzfI-Cp92RqI8jxJvw/y1p_q6zpRvWHz9qqDGtOGUahK7oPDTDsdpXXMdxfK06aaOeioDHetBWanmY5_oqX4J5Dvm-QeETB38.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="152" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1028" width="215" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">Su mente es apabullante. Su lucidez, única. Su predicación, diáfana, directa: sus parábolas, perlas de la literatura. Sus imágenes, vivas: el soplo misterioso del viento, la fuente de agua viva, el labrador que guía el arado…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Su fisonomía moral está dicha en dos palabras: <i>será santo</i> (Lc 1,35). Brillan en Él todas las virtudes: la paciencia, la caridad, la obediencia, la humildad, la fortaleza, la templanza, la justicia. Su espíritu de abnegación y sacrificio da luz a todas las virtudes: castidad, pobreza, obediencia. Inocente sin pecado, con autoridad en su enseñanza: <i>Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios en verdad sin hacer acepción de personas</i> (Mt 22,16).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Tenía amistad, se volcaba con <i>los niños</i>. <i>Amó a los suyos hasta el extremo de dar la vida por ellos</i> (Jn 13,1ss), cumpliendo aquello de: <i>Nadie tiene mayor amor que quien da su vida por sus amigos</i> (Jn 15,13). Ningún hombre obró como Él, ningún hombre habló como Él, ningún hombre amó como Él, ningún hombre sufrió como Él (Miguel Ángel Fuentes). Es como si Jesús nos dijera: “en vosotros mismos es donde me veréis, como ve un hombre su propio rostro en un espejo” (San Cipriano). «Siempre despiertos —como afirmaba Pascal— apoyándole en su agonía, hasta el final de los tiempos». <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">2.</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD";">“<b>Yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: "¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!"”. </b>Jesús que, como un cordero, morirá para quitar el pecado del mundo. Es como un corderito inocente, pequeña víctima que no merece ser sacrificada. La liturgia del cordero pascual, que tomaban los israelitas en recuerdo de la salida de la esclavitud de Egipto, representa a Jesús, cuyo sacrificio es útil al pueblo entero.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">“Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD";">!” Todo hombre que sufre es una imagen de Cristo sufriente. Todo sufrimiento, sobre todo si es llevado conscientemente y ofrecido, colabora en la redención y contribuye a salvar el mundo en unión con Jesús. “Te ofrezco, Señor, en este día, mis propios sufrimientos... Te ofrezco también todo el peso de todos los sufrimientos de todos los hombres en el mundo. Ayúdales a descubrir, en lo posible, que su sufrimiento no está "perdido", sino que puede adquirir una misteriosa significación. Y que todo «viernes santo» conduce a la aurora de Pascua” (Noel Quesson). Un sacrificio agradable a Dios es el de la pureza de corazón. "Por defender su pureza, San Francisco de Asís se revolcó en la nieve, San Benito se arrojó a un zarzal , San Bernardo se zambulló en un estanque helado... Tú, ¿Qué has hecho?", escribía san Josemaría. Así huyeron de las ocasiones, y cortaron las tentaciones los santos. Tú, como ellos, tienes tentaciones. Madre mía, que como ellos sea fuerte para no ponerme en ocasión de pecado (no ver la tele solo, por ejemplo) y para cortar desde el principio las tentaciones. Cuando las tenga, rezará un bendita sea tu pureza, y, así contigo, seré más fuerte (José Pedro Manglano). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-9pt;margin-top:144.85pt;width:186.1pt;height:143.3pt; z-index:1'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image005.emz" o:title="" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="191" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image006.gif" v:shapes="_x0000_s1026" width="248" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">Comenta Benedicto XVI, en su Misa de inauguración de pontificado, que “era costumbre en el antiguo Oriente que los reyes se llamaran a sí mismos pastores de su pueblo. Era una imagen de su poder, una imagen cínica: para ellos, los pueblos eran como ovejas de las que el pastor podía disponer a su agrado. Por el contrario, el pastor de todos los hombres, el Dios vivo, se ha hecho Él mismo cordero, se ha puesto de la parte de los corderos, de los que son pisoteados y sacrificados. Precisamente así se revela Él como el verdadero pastor: “<b>Yo soy el buen pastor [...]. Yo doy mi vida por las ovejas</b>”, dice Jesús de sí mismo (Jn 10,14s.). No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor. ¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor”, como quieren hacer los abusones, los prepotentes. “Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres”, que además juzgan... ¡Qué error compararse con los demás! <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Sigue el Papa: “Una de las características fundamentales del pastor debe ser amar a los hombres que le han sido confiados, tal como ama Cristo, a cuyo servicio está. “Apacienta mis ovejas”, dice Cristo a Pedro, y también a mí, en este momento. Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la Palabra de Dios; el alimento de su presencia, que Él nos da en el Santísimo Sacramento. Queridos amigos, en este momento sólo puedo decir: rogad por mí, para que aprenda a amar cada vez más al Señor. Rogad por mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia, a cada uno de vosotros, tanto personal como comunitariamente. Rogad por mí, para que, por miedo, no huya ante los lobos. Roguemos unos por otros para que sea el Señor quien nos lleve y nosotros aprendamos a llevarnos unos a otros”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">La confianza y la imagen emocionante del cordero manso, llevado al matadero que ha inspirado el canto del Siervo de Dios en Isaías (53,6-7) y le ha hecho símbolo de la Pasión del Cordero de Dios (Mt 26,63; Jn 1,29; Hch 8,32) es cantado por San Juan Crisóstomo: «La sangre derramada por Cristo reproduce en nosotros la imagen del rey: no permite que se malogre la nobleza del alma; riega el alma con profusión, y le inspira el amor a la virtud. Esta sangre hace huir a los demonios, atrae a los ángeles...; esta sangre ha lavado a todo el mundo y ha facilitado el camino del cielo». Y San León Magno: «Efectivamente, la encarnación del Verbo, lo mismo que la muerte y resurrección de Cristo, ha venido a ser la salvación de todos los fieles, y la sangre del único justo nos ha dado, a nosotros que la creemos derramada para la reconciliación del mundo, lo que concedió a nuestros padres, que igualmente creyeron que sería derramada».<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">«<b>Señor, Dios mío, A Ti me acojo, líbrame de mis enemigos y perseguidores y sálvame, que no me atrapen como leones y me desgarren sin remedio. Júzgame, Señor, según mi justicia, según la inocencia que hay en mí...Tú que sondeas las mentes y los corazones, Tú que eres un Dios justo, apoya al inocente</b>”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-65437743019240024682013-03-14T15:11:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.451-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD";">Cuaresma 4, viernes: </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD";">Jesús va a Jerusalén y le matarán, cuando llegue su hora; es signo de contradicción, y también los cristianos sufrirán por la verdad. Buscamos<b> </b>el rostro de Jesús.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">“<b>Después de esto, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también Él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de Él y es Él el que me envió". Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había llegado su hora</b>” <b>(Juan 7,1-2.10.25-30).<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">1. En la fiesta de las Tiendas o Tabernáculos, la fiesta del final de la cosecha, muy concurrida en Jerusalén, que duraba ocho días, vemos a Jesús que sufre. Se presenta como igual a Dios. A su alrededor, sólo se habla de matarle. Y Tú, Señor, sólo hablas de este amor que te colma. Francisco de Asís se paseaba por las calles quejumbroso: "el amor no es amado... el amor no es amado... el amor no es amado..." Ayúdanos, Señor, a vivir como Tú, en la intimidad del Padre. Da a todos los que sufren esa paz que era la tuya. Otorga a todos los que sienten la soledad, la gracia de ser reconfortados por la presencia del Padre.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1029" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:.5pt;margin-top:80.1pt;width:174.4pt; height:134.15pt;z-index:4'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image001.jpg" o:href="http://blog.apra.org.py/wp-content/uploads/2009/10/sabanasanta.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="179" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1029" width="233" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">-“<b>Buscaban, pues, prenderle..., pero nadie le ponía las manos, porque aún no había llegado su hora</b>”. El complot se va estrechando. La Pasión se acerca. ¡Es "tu hora"! Sin ningún miedo, ciertamente. Todo sucederá según los insondables designios del Padre, a la hora por Él fijada desde toda la eternidad. Tener plena y total confianza en Dios. Ponerse en sus manos, es el secreto de la paz (Noel Quesson). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">¿Cómo era el rostro de Jesús? Fra Angélico decía: “quien quiera pintar a Cristo sólo tiene un procedimiento: vivir con Cristo”. Es lo que hizo S. Juan, de cuyo ambiente nacen estas palabras que leemos en su Evangelio. Hay muchas leyendas, desde san Lucas pintor, la Verónica, y otras por el estilo, que nos hablan de la santa Faz, cuya reliquia más importante es la de Turín. Pero también es cierto que “Cristo graba su rostro en el alma de aquellos que le buscan y le aman” (Fray Justo Pérez de Urbel). San Policarpo, uno de los primeros Padres, discípulo de san Juan, ya nos dice: “la imagen carnal de Jesús nos es desconocida”. Y san Agustín, en el siglo IV: “ignoramos por completo cómo era su rostro”. Se puede decir que los iconos bizantinos, de gran belleza en mostrar un hombre de armonía y equilibrio perfectos, de paz y bondad, es imagen que coincide con la sábana santa de Turín (una persona alta, de 1.75-1.80 metros, unos 75-80 kilos, etc.). La reciente película de "El hombre que hacía milagros", de plastilina, lograba caracterizar a Jesús muy bien, pues cuando le ponemos un rostro no nos </span><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1030" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-4.5pt;margin-top:55.15pt;width:110pt;height:156.5pt; z-index:5;mso-position-horizontal-relative:text; mso-position-vertical-relative:text'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image003.jpg" o:href="http://www.imagenesjesus.com/imagenes/imagenesjesus/jesus-hablando.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="209" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1030" width="147" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">resulta cómodo. Nos es velado el rostro de Jesús, y la búsqueda no puede cesar, pues no tenemos retrato de la figura más influyente es Jesús de Nazaret. Juan Pablo II nos invitaba a fijar la mirada en el rostro de Cristo crucificado y hacer de su Evangelio la regla cotidiana de vida. Hay una cierta "experiencia de Dios", un "laboratorio" en el que descubrimos, aun dentro del ambiente secularizado que nos rodea, el rostro de Jesús. Sólo podemos saber cómo era Jesucristo por lo que nos dicen los Evangelios. Para muchos los libros santos son en esto muy parcos. Por el contrario, hay en ellos mucho más sobre la realidad humana de Nuestro Salvador de cuanto parece a primera vista. Y cuanto nos dicen los Sacros Biógrafos nos trazan una figura que para unos causa sorpresa, para otros fascinación y para todos admiración y, en cierto sentido, desconcierto. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Por los relatos evangélicos podemos vislumbrar que Jesús tenía una constitución física singularmente perfecta. La incesante actividad durante su vida pública, sus incontables privaciones, su predicación de todos los días, los períodos enteros que pasaba sin reposo, etc., exigían un gasto considerable de fuerzas físicas y, por lo tanto, un cuerpo sano y robusto. Nunca dan a entender, ni siquiera permiten sospechar, sus evangelistas que padeciera enfermedad alguna. Sin embargo, sí afirman que conoció el hambre, la sed, la necesidad del sueño, la fatiga tras el largo caminar, estuvo sujeto a la muerte y su vista anticipada le causó viva repugnancia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">En noticias incidentales, los evangelistas nos recuerdan algunas de sus actitudes y gestos. Nos dicen que a veces hablaba a las muchedumbres de pie, otras sentado y a veces –cuando comía– se reclinaba en un diván, según costumbre de entonces. Solía rezar de rodillas o postrado totalmente en tierra. Los gestos más frecuentemente descritos por los evangelistas son los de sus manos, que parten los panes para distribuirlos, que toman el cáliz consagrado y lo pasan a sus discípulos, que abrazan y bendicen a los pequeñuelos, que toca a los enfermos (incluso a los leprosos) para curarlos, que alza a los muertos, que azota a los vendedores del Templo y vuelca las mesas de los cambistas de monedas, que lava los pies de los apóstoles A veces nos hablan de los movimientos de todo su cuerpo, como cuando se inclina a levantar a Pedro que se hunde en las aguas, cuando se agacha a escribir con su dedo en el suelo frente a los acusadores de la mujer adúltera, cuando vuelve la espalda a alguno de sus interlocutores para demostrar su descontento. El más conmovedor de todos es el que hace en la cruz, cuando, inclinando su cabeza expiró.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Los evangelistas también nos han guardado algunos gestos de los ojos de Jesús que exteriorizaban sus sentimientos íntimos. A Pedro, cuando lo vio por vez primera, lo miró de hito en hito, es decir, fijó su vista en él como para leer hasta el fondo de su alma; más profundamente lo miró la noche de un jueves para mover su corazón después de sus negaciones. Con particular ternura miró al joven rico. A veces gustaba mirar a sus seguidores con la mirada que usan los grandes oradores al comenzar a predicar, como abarcando todo el auditorio. En sus ojos no sólo brillaba la dulzura, sino también en oportunidades podía verse el resplandor de una santa cólera. Con ellos lloró sobre Jerusalén y también miró con tristeza por última vez los atrios del Templo antes de partir para su muerte.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">¿Cómo era su voz? <i>Siervo de Dios,</i> no grita, sino que era firme y severa su voz cuando tenía que dirigir un reproche o dar una orden cuyo cumplimiento exigía con especial empeño. Terrible para pronunciar un anatema; alegre o triste o tierna según las muchas circunstancias de su vida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Su aspecto y apariencia externa no lo conocemos, pero podemos pensar acertadamente que tendría el “tipo” de su pueblo. Santo Tomás comentando el Salmo 44 dice simplemente: “tuvo en sumo grado aquella belleza que correspondía a su estado, la reverencia y la gracia del aspecto; de tal modo que lo divino irradiaba de su rostro”. Unamuno lo describe cifrándolo en dos versos: “Tu cuerpo de hombre con blancura de hostia / para los hombres es el evangelio” (Miguel Ángel Fuentes).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><!--[if gte vml 1]><v:rect id="_x0000_s1026" style='position:absolute;left:0;text-align:left;margin-left:-9pt;margin-top:11.05pt; width:155.75pt;height:94.4pt;z-index:1' fillcolor="#bbe0e3"> <v:fill src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image005.jpg" o:title="" size="0,0" aspect="atLeast" recolor="t" rotate="t" type="frame"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/> <w:wrap type="square"/></v:rect><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="128" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image006.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="210" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";"><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">2. Los que quieren ser santos resultan incómodos en medio de una sociedad no creyente, y por tanto hay que eliminarlos. «<b>Nos resulta incómodo, se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados... es un reproche para nuestras ideas... lleva una vida distinta de los demás</b>». La decisión es: «<b>lo condenaremos a muerte ignominiosa</b>». Las fuerzas del mal, encarnadas en los impíos, quieren ahogar la fuerza de Dios que se manifiesta en la vida de los justos; es lo que les pasaba </span><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:333.6pt;margin-top:55.15pt;width:92.1pt;height:128.5pt; z-index:2;mso-position-horizontal-relative:text; mso-position-vertical-relative:text'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image007.jpg" o:href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpeTjriw3peFPUZisHQsHEoRSs0yvdqf70Cnu7tUOe30nedt1ZL_uP_SZXqPzlmz083YZF9vCyqwjb63MNZ8Gy_etiIElh_tlUvgOTl3EugEmA9uoeTMRpWL1iInEUV7YwHI5Fk5KwDDg/s400/Fourspecies.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="171" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image008.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="123" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">cuando se escribió ese libro, que los judíos fieles de Alejandría son perseguidos y despreciados por los judíos renegados y por los paganos, pero tiene un sentido profético y es que todo esto habla de Cristo: se anuncia su pasión (Misa dominical). El Mesías rodeado de odio..., acorralado. Dirán: "<b>Si eres hijo de Dios... baja de la cruz". «¡Deja! Veamos si Elías viene a salvarle.</b>» No puedo meditar sobre esto quedándome «ajeno» (Noel Quesson). Hemos de implicarnos en hacer ese camino de cuaresma, como recordaba san Agustín: "Si dices "ya basta", estás perdido. Aumenta siempre, progresa siempre, avanza siempre, no te pares en el camino, no vuelvas atrás, no te desvíes..." aunque nos digan lo que van </span><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1028" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0;text-align:left; margin-left:-1pt;margin-top:314.3pt;width:138.75pt;height:189.35pt;z-index:3; mso-position-horizontal-relative:text;mso-position-vertical-relative:text'> <v:imagedata src="file:///C:\DOCUME~1\Usuario\CONFIG~1\Temp\msohtml1\01\clip_image009.jpg" o:href="http://www.imagenesjesus.com/imagenes/imagenesjesus/jesus-llevando-la-cruz.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="252" hspace="12" src="file:///C:/DOCUME~1/Usuario/CONFIG~1/Temp/msohtml1/01/clip_image010.jpg" v:shapes="_x0000_s1028" width="185" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD";">contra el justo: “porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. Él proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios”. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">3. Dios, como repite el salmo, «<b>está cerca de los atribulados... el Señor se enfrenta con los malhechores... aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor</b>». Nos mueve a confiar en Dios. Confiar en Él aun en los momentos más difíciles: “<b>Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos. Él cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo</b>”. Cuando Jesús sufra la Cruz, se cumplirá este salmo: no se romperán sus huesos como a los ladrones, sino que una lanza traspasará su pecho, cuando su alma ya estaba salvando los que le esperaban en el limbo de los justos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD";">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-12217874385650904312013-03-12T15:10:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.471-07:00<br /><div class="MsoNormal"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Cuaresma 4, miércoles: </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-bidi-font-weight: bold;">Dios, Señor de la historia, en Jesús nos muestra su misericordia, y nos da la Vida<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal"><b><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif";">«En verdad, en verdad os digo que el que oye mi palabra y cree en el que me envió tiene vida eterna, y no viene a juicio sino que pasa de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo que llega la hora, y es ésta, en la que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán, pues como el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado al Hijo tener vida en sí mismo. Y le dio poder de juzgar; ya que es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto porque viene la hora en la que todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron el bien saldrán para la resurrección de la vida; y los que practicaron el mal, para la resurrección del juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo: según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad sino la voluntad del que me envió.»</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";"> (Juan 5,17-30). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1029" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:2.6pt;margin-top:57.5pt;width:143.35pt; height:215.3pt;z-index:251663360'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image001.jpg" o:href="http://www.iglesia.org/imagenes/articulos/bautismo_jesus.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="287" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1029" width="191" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">1. El evangelio anuncia las maravillas de "vida" que marcan el Reino inaugurado: el Hijo da la vida a los muertos. "<b>Jesús les dijo: Mi padre sigue trabajando y yo también trabajo</b>". De la manera que lo decía, se veía que así como Dios tenía el “taller del mundo” abierto para ir haciendo el bien también en sábado, Jesús tenía que cumplir la misión de salvador. "<b>Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo violaba el sábado sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios</b>". ¿Los judíos son fanáticos? Ven en peligro su ley, la Torá. Si Jesús es Dios, tiene el poder y el título para tratar la Torá como Él lo hace. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Luego Jesús va explicando que él y el Padre son una cosa, y de cómo están en sintonía perfecta, incluso en resucitar muertos, y luego dice algo sorprendente: "<b>Os lo aseguro; quien escucha mi palabra y cree al que me envió, posee la vida eterna y no será condenado, porque ha pasado ya de la muerte a la vida</b>", o sea que el que cree ya vive como en el cielo, y el que no cree es "<b>vivir sin Dios y sin esperanza en el mundo</b>" (Ef 2,12). «Cada hombre, después de morir; recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre». (<i>Catecismo</i>, 1022). Para ayudar a la libertad de los que nos rodean, procuremos mostrarles la verdad, Jesús, Vida auténtica. Jesús continúa pasando en el mundo en ti, en mí, en los santos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1030" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-2.3pt;margin-top:88.55pt;width:109.65pt;height:204.85pt; z-index:251664384'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image003.jpg" o:href="http://elvelerodigital.com/iglesia/opusdei/images/43.JPG" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="273" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1030" width="146" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Huellas en la nieve. En Logroño; un diciembre especialmente frío; la ciudad cubierta de nieve. San Josemaría tiene unos 14 años y va camino del colegio. De pronto, algo llama poderosamente su atención: -Pero... ¿qué es eso? ¡Son huellas de pies descalzos que se alejan! ¿A quién pertenecerán?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">A cierta distancia descubre un religioso carmelita descalzo que se dirige a su convento, situado en las afueras de la ciudad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">"¡Son suyas!, se dice Josemaría, ¡Pobre sacerdote! ¡cuánto frío estará pasando!"<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Este hecho le remueve el corazón.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">"Si ese carmelita es capaz de sacrificarse así por amor a Dios, ¿qué es lo que yo debo hacer por Él?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Nadie se da cuenta, pero a "partir de ese momento, siente grandes deseos de acercarse a Dios. Comienza a oír la Santa Misa y a comulgar a diario; a confesarse más a menudo; a ofrecer todos los días sacrificios por amor a Dios y a los demás."<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Señor, y yo ¿qué deberé hacer por Ti? Continúa hablándole a Dios con tus palabras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:-27pt;margin-top:134.95pt;width:266.45pt;height:174.8pt; z-index:251659264'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image005.jpg" o:href="http://www.catecismo.com.ar/sermonespascua/vigilia87_archivos/vigilia96_clip_image004.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="233" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image006.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="355" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">2. Nos dice por el profeta: “<b>Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país</b>”. El amor de Dios es maternal. Sabemos que el conjunto de la población judía, entre los años 587 al 538 antes de Jesucristo, fue deportada a Babilonia, lejos de su patria. Esa experiencia trágica fue objeto de numerosas reflexiones. Los profetas vieron en ella el símbolo del destino de la humanidad: somos, también nosotros, unos cautivos... el pecado es una especie de esclavitud... esperamos nuestra liberación. Es momento para detenerme, una vez más, en la experiencia de mis limitaciones, mis cadenas, mis constricciones, no para estar dándole vueltas y machacando inútilmente, sino para poder escuchar de veras el anuncio de mi liberación.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;margin-left:-27pt;margin-top:81.2pt;width:183.9pt; height:159.4pt;z-index:251660288'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image007.jpg" o:href="http://www.catecismo.com.ar/sermonespascua/vigilia87_archivos/vigilia96_clip_image010.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="213" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image008.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="245" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">-“<b>Yo te formé, para levantar el país..., para decir a los presos: «Salid». No tendrán más hambre ni sed, ni les dañará el bochorno ni el sol”</b>. Anuncios del Reino de Dios «<b>en el que no habrá llanto, ni grito, ni sufrimiento, ni muerte</b>», como pedimos en el padrenuestro: ¡Señor! venga a nosotros tu Reino. Con la resurrección de Jesús, se repitió esas mismas promesas: "<b>llega la hora en que muchos se levantarán de sus tumbas</b>...".<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">-“<b>¡Aclamad cielos y exulta tierra! Prorrumpan los montes en gritos de alegría. Pues el Señor consuela a su pueblo, y de sus pobres se compadece</b>”. ¿Cómo puedo yo estar en ese plan? En medio de todas mis pruebas, ¿cómo vivir en ese clima? Y en el contexto del mundo, tan frecuentemente trágico, ¿cómo permanecer alegre, sin dejarse envenenar por el ambiente de derrota y de morosidad? Comprometerme, en lo que está de mi parte, a que crezca la alegría del mundo. Dar «una» alegría a alguien... a muchos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1028" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:1.55pt;margin-top:24.4pt;width:160.4pt;height:109.25pt; z-index:251661312'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image009.jpg" o:href="http://www.catecismo.com.ar/sermonespascua/vigilia87_archivos/vigilia96_clip_image012.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="146" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image010.jpg" v:shapes="_x0000_s1028" width="214" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">-“<b>Sión decía: «El Señor me ha olvidado». ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque una llegase a olvidarlo, Yo, no te olvidaré. Palabra del Señor todopoderoso</b>”. Hay que detenerse indefinidamente ante esas frases ardientes, que Jesús nos recordará, para darnos pistas de cómo entrar en el corazón de Dios, que nos ama con amor maternal. Dios no nos olvida nunca: gracias, Señor, porque Tú no me olvidas jamás (Noel Quesson).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Dios se ve también como pastor que guía su pueblo. Es la historia de salvación, porque Yahvé ha estado siempre presente. En la historia de Israel, como en la nuestra, podemos ver cosas que nos gustaría haber hecho mejor: pues tenemos una cosa que se llama “tiempo” y con la experiencia de ayer hacerlas bien a partir de ahora. Es lo que dice San Agustín: «La penitencia purifica el alma, eleva el pensamiento, somete la carne al espíritu, hace al corazón contrito y humillado, disipa las nebulosidades de la concupiscencia, apaga el fuego de las pasiones y enciende la verdadera luz de la castidad».<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">3. El salmo sigue con en este mensaje, central de hoy: «<b>el Señor es clemente y misericordioso... el Señor es bueno con todos, es fiel a sus palabras, el Señor sostiene a los que van a caer</b>». Con tal que sepamos acoger ese amor, como nos dirá Jesús: "<b>el que escucha mi palabra tiene la vida eterna, no es juzgado, ha pasado de la muerte a la vida</b>". La muerte ha sido vencida con su muerte, que conecta con lo que hemos leído: "<b>los muertos oirán su voz..</b>.", los muertos espiritualmente son vivificados por la palabra de Jesús y dice la oración de hoy: «<b>Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de sus méritos, y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón</b>». Esta idea sigue en la Comunión («<b>Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él</b>»: Jn 3,17) y en la Postcomunión: «<b>No permitas, Señor, que estos sacramentos que hemos recibido sean causa de condenación para nosotros, pues los instituiste como auxilios de nuestra salvación</b>»: “<b>No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento ardiente y el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los guiará y los llevará hasta las vertientes de agua. De todas mis montañas yo haré un camino y mis senderos serán nivelados... ¡Griten de alegría, cielos, regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de sus pobres!</b>” Y <b>que nadie diga: "El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí". Pues dice Dios: “¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!”<o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif";">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal"><br /></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1599502374355478814.post-47065260676334656162013-03-11T14:54:00.000-07:002013-03-31T03:35:23.480-07:00<br /><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Cuaresma 4, martes: </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Jesús es el agua que da vida; Él cura nuestra parálisis, y nos hace sentirnos responsables de la curación de los demás. <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t" path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f"> <v:stroke joinstyle="miter"/> <v:formulas> <v:f eqn="if lineDrawn pixelLineWidth 0"/> <v:f eqn="sum @0 1 0"/> <v:f eqn="sum 0 0 @1"/> <v:f eqn="prod @2 1 2"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="prod @3 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @0 0 1"/> <v:f eqn="prod @6 1 2"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelWidth"/> <v:f eqn="sum @8 21600 0"/> <v:f eqn="prod @7 21600 pixelHeight"/> <v:f eqn="sum @10 21600 0"/> </v:formulas> <v:path o:extrusionok="f" gradientshapeok="t" o:connecttype="rect"/> <o:lock v:ext="edit" aspectratio="t"/></v:shapetype><v:shape id="_x0000_s1027" type="#_x0000_t75" style='position:absolute; left:0;text-align:left;margin-left:-4.9pt;margin-top:26.65pt;width:103.75pt; height:150.35pt;z-index:251658240'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image001.jpg" o:href="http://caminoaemaus.com/drupal/files/images/Jesus_cura_al_paralitico.JPG" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="200" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.jpg" v:shapes="_x0000_s1027" width="138" /><!--[endif]--><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> “Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?". El respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes". Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y camina". En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: "Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla". El les respondió: "El que me curó me dijo: 'Toma tu camilla y camina'". Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te dijo: 'Toma tu camilla y camina?'". Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía". El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado”</span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> (Juan 5,1-16). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">1. El agua es signo del cielo alegrando la ciudad de Dios, y es tema del Evangelio del paralítico de la piscina de <b>Betesda. “Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?". </b>Jesús pasó: "<b>¿Quieres quedar sano?</b>". Él trae la libertad: como dice hoy el profeta, la tierra es recreada; los árboles, cuyas hojas no conocen ya los efectos del hielo, dan nuevos frutos cada mes. Cuando Dios da el agua viva, el viejo mundo desaparece.... Nuestra vida reverdece cuando el Espíritu nos inunda. Hemos sido bautizados en la muerte y resurrección de Jesús y pertenecemos a una tierra liberada. Nos ha hecho atravesar el mar y nos ha sumergido en el río de la vida. Pertenecemos al mundo nuevo. En la noche de Pascua, Cristo enterrará nuestras obras estériles, y oiremos el grito de la victoria (Sal Terrae).<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">“El respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes"”. </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Lleva 38 años de enfermedad, y nada… Jesús, te veo como nuevo Moisés, el hijo de Dios, el Dios que había de venir... que haces nuevas las cosas, el agua será para curar, para el milagro, como el agua de Caná y la del pozo de Jacob; así como aquella agua de la piscina no podía curar al enfermo, la ley de Moisés no podía dar vida al pecador: sólo podía acusar. San Agustín propone un significado místico al numero: cuarenta es el número de los días de Cuaresma que nos traen la salud, cincuenta es el número de días ya de salud, que siguen a Pascua, hasta Pentecostés, la paga de los trabajadores en la viña, es la posesión de Dios. El pueblo está enfermo desde hace 38 años, le quedan dos cosas que le sanarán, dos mandamientos que la ley de Moisés le había ya escrito en el corazón, y cuyo alcance profundo consiguen con Cristo: "<b>Amarás al Señor, tu Dios y al prójimo como a ti mismo</b>". <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">El amor de Dios, hecho visible en la persona de Cristo, ha de apoderarse del corazón del hombre, enfermo por el pecado, a fin de inflamarlo y llevarlo por los caminos de la penitencia: "<b>¡Levántate, toma tu camilla y anda!</b>". Es decir: “¡Levántate, recorre el camino de la penitencia, el camino de la cruz, que lleva a Dios! Entonces serás curado, te verás sano, tendrás la vida eterna. Entonces habrás dado el primer paso para salir de tu enfermedad de treinta y ocho años, y al momento, de un salto, te vas a poner no sólo en la salud de la Cuaresma, sino también en la bendita Quincuagésima, el Pentecostés que sigue a Pascua. Entonces vas ya a marchar sano por la tierra de Dios, por la tierra de la verdadera vida, y tus apetitos desordenados, tus pasiones, a los que antes estabas atado como a un lecho, quedarán ahora dominados”. Cristo desciende del cielo y como nuevo Adán toma la “mochila” de nuestros pecados y la carga él. Remueve las aguas de nuestro corazón, nos da su gracia en el sacramento de la Reconciliación, fomenta en nosotros el deseo de perdón y el corazón para perdonar. Y nos anima a nosotros a llevar este amor y este perdón a otros, a hacer apostolado, a remover las aguas de otros corazones.<b> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">-“En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar”. Era un sábado, y los judíos </span></b><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">comenzaron a molestarle porque <b>“No te está permitido llevar tu camilla". </b>Él les habla de que quien le curó se lo dijo, pero <b>Jesús lo encontró en el templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía". </b>Entonces “<b>el hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado”. </b>Quien no quiere creer, todo lo ve mal. El apostolado puede ser mal entendido, puede crearnos dificultades llevar a los demás la luz divina, romper las cárceles de ese cumplimiento de creencias que a veces va contra la persona. Pero el Seños nos da su gracia para ser valientes, para proclamar la verdad que libera de todo mal, para todos los que estaban como el paralítico, “<b>que llevaba 38 años enfermo</b>" (para los antiguos, toda una vida, pues 40 fueron los años de los que vivieron en el desierto y no entraron en la tierra santa). Es el agua de hoy signo de la liberación de la multitud sometida a la ley. Así se explica la violenta reacción de los dirigentes, que, inmediatamente, pensarán en matarlo. Veamos por qué.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">El sábado es uno de los elementos primordiales que mantienen unido al pueblo de Israel como tal. El ponerse Jesús en el centro, rompe esta estructura sacra y pone en peligro un elemento esencial para la cohesión del pueblo. Ahí está la falta de fe. Y de racionalidad. La reivindicación de Jesús comporta que la comunidad de los discípulos de Jesús es el nuevo Israel. Pero el «Israel eterno» vive la presencia de Yavhé en sábado. Jesús es Él mismo la nueva Torá y el Templo ahora será su persona. Queda sustituido el sábado por el domingo, día de la Resurrección, con una función social con descanso de ciertas actividades.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><br /></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">2. El profeta Ezequiel utiliza la imagen del torrente, símbolo de la vida que Dios da, corriente de agua milagrosa que mana del lado derecho del templo (el lugar de la presencia de Dios y el centro del culto que le es agradable), y todo lo inunda con su salud y fecundidad: “<b>vi que el agua fluía por el costado derecho</b>”. Dios ha hecho que brotase del costado de su Amado sangre y agua, río de vida que purifica todo cuanto penetra. Los santos Padres ven ahí las aguas bautismales, las que brotan del costado abierto de Jesús en la Cruz: “esto significa que nosotros bajamos al agua repletos de pecados e impureza y subimos cargados de frutos en nuestro corazón, llevando en nuestro espíritu el temor y la esperanza de Jesús” (Epístola de Bernabé). En san Juan este agua es el Espíritu que mana de Cristo glorificado, que mana del costado derecho de su cuerpo en la cruz.<b> <o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Después de ver el río de agua, lo va midiendo y se va cubriendo de agua: “…<b>Luego midió otros quinientos metros, y ya era un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido: era un agua donde había que nadar, un torrente intransitable”</b>. El agua que da fertilidad a las aguas muertas simboliza Jesús y su Espíritu. El río recuerda el paraíso, recuerdo de añoranza, el paraíso inicial de la humanidad, regado por los cuatro brazos de agua, y, por otra, al futuro mesiánico, que será como un nuevo paraíso: «<b>Quien tenga sed, que se acerque a mí y beba. Quien crea en mí, ríos de agua viva brotarán de su entraña</b>» (Jn 7,37-38). En Él se ha cumplido esta profecía de Ezequiel; de Él nos viene la gran efusión del Espíritu que simbolizaba el agua. Únicamente de Él nos puede venir la fecundidad, la vida (J. Pedrós). <b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">La abundancia es imagen del cielo: la cosecha significa que Dios reparte sus bienes… como un río que va creciendo, gracias que cada día irrumpen en abundancia sobre la humanidad... sobre mí... Sin cesar, Dios vierte la abundancia de su vida en mí. ¿Qué atención presto? ¿Cómo respondo a ese don?<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">-“<b>¿Has visto, hijo de hombre?</b> <b>Mira, a la orilla del torrente, a ambos lados, había gran cantidad de árboles... toda clase de árboles frutales, cuyo follaje no se marchitará. Todos los meses producirán frutos nuevos</b>”. Visión maravillosa: ¡haz que vea, Señor! Que vea el comenzar de nuevo del paraíso terrestre: ese desierto de Judá que al sur de Jerusalén se cubre «de árboles de la vida», que dan «doce» cosechas... ¡no habrá hambre!... Es un sueño que deseo se haga realidad, en los que sufren, en los que no tienen agua, ni frutos, en los que pasan toda su vida en la miseria. Realiza, Señor, tu promesa.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">“<b>-Esta agua desemboca en el «Mar Muerto» cuyas aguas quedan saneadas... así como las tierras en las que penetra, y la vida aparece por dondequiera que pase el torrente”.</b> Un «agua nueva» que tiene como un poder de resurrección: suscita seres vivos. Es un agua que da vida. Su signo actual es el bautismo, que da a nuestros corazones vida (Noel Quesson). <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="_x0000_s1026" type="#_x0000_t75" style='position:absolute;left:0; text-align:left;margin-left:1.1pt;margin-top:28.2pt;width:119.55pt;height:166.8pt; z-index:251657216'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\Dori\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image003.jpg" o:href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFb4_GM7Xps39zV4ib41OiHUAha0ZKzMqeGdg7F_TqtRvQ52DPCJZJXtEmoExbJD8gN01psg3yniu2CtuhuqZfRy-Iy9485QPDLxFi8FlV6PJQgPucJS965CaHC8pUwNPVK4Y16LBtXk8K/s1600-r/jesus20y20la20samaritanhm5.jpg" grayscale="t"/> <w:wrap type="square"/></v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img align="left" height="222" hspace="12" src="file:///C:/Users/Dori/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image004.jpg" v:shapes="_x0000_s1026" width="159" /><!--[endif]--><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">3. <b>“</b><b>El Señor es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros. Por eso no tememos, aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el fondo del mar</b>”… lo que dice el salmo se refiere a nuestra pequeña historia: «<b>el correr de las acequias alegra la ciudad de Dios... teniendo a Dios en medio, no vacila</b>». El agua salvadora de Dios es su palabra, su gracia, sus sacramentos, su Eucaristía, la ayuda de los hermanos, la oración. “<b>Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios… El Señor está en medio de ella… El Señor de los ejércitos está con nosotros</b>”.<b><o:p></o:p></b></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Maiandra GD","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Llucià Pou Sabaté<o:p></o:p></span></div><div class="blogger-post-footer">http://feeds.feedburner.com/ViveEnFe</div>Miguelhttp://www.blogger.com/profile/07153833265523307859noreply@blogger.com0