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viernes, 14 de noviembre de 2008

La vida es riesgo

La vida es riesgo

En el libro-testimonio de Eva Perea "Cambio de rumbo. Atrévete a ser
tú mismo", aparece Juan, importante abogado que a los 40 se dedica a
lo que le gustó desde pequeño, la doma de caballos; cumplía con las
expectativas de los demás, pero no con las suyas: "¿es esto todo lo
que puedo esperar de la vida?", se preguntó. Se habla también de
María: era recepcionista, cuando un cáncer le cambió la vida, y se
propuso "no volver a malgastar más tiempo en quemar una vida sin
sentido" y montó su propia mercería, que era lo que le llenaba. Sale
Cris Stewart (antiguo miembro del grupo rock "Génesis"), que vive
ahora con su mujer en un cortijo de la Alpujarra granadina esquilando
ovejas y escribiendo libros. E Ignacio, que lo tenía todo pero le
faltaba lo importante, y en la India descubrió el servicio a los demás
(ahora se dedica a las ONG): "de lo que se trata es de quitarnos los
trajes inútiles que nos vamos poniendo durante la vida y que nos
alejan cada vez más del niño que llevamos dentro". Basta ver cantar a
Bruce Springsteen acompañado por su mujer y su banda para entender qué
magia hay cuando el deber y el placer van de la mano. Pero si sólo se
"cumple el deber" puede pasar que la gente "explota" y lo deja todo:
"es lo que denominamos 'mecanismo evitativo' o 'fuga disociativa'"
(Carmen Magante); pero eso sería apostar por el placer, otra forma
irreflexiva, infantilista como la anterior. Otras explicaciones hablan
de ciclos de la vida: "hay personas que, alcanzada cierta edad, se dan
cuenta de que han cubierto un ciclo y se replantean su vida. Es algo
habitual en los países del norte de Europa. No se trata de una crisis
como tal, sino de una mirada sobre sí mismos que les impulsa a hacer
aquello que no pudieron en su momento… en otras ocasiones son las
circunstancias las que se imponen. La rutina o el cansancio por hacer
siempre lo mismo llevan a los afectados a explorar nuevos territorios"
(Carlos Sirvent). "Dejar un trabajo seguro y una posición social para
abrazar una vida radicalmente diferente es, para la mayoría, una
locura. Para algunos es el camino hacia su auténtica identidad" (J.
Garay). Cuando la perseverancia va unida a la creatividad y valentía,
y también hay inconformismo, honestidad, capacidad de conocerse, y
paciencia para que no manden sentimientos pasajeros, no es entonces
algo irreflexivo, y aunque en todo cambio hay miedo, no es imprudente
asumir ese riesgo. Por eso Eva Perea dice: "se puede vivir de otra
manera, basta con quererlo… si la apuesta sale mal, no es ningún
fracaso. Han luchado por un sueño y siempre puede haber una nueva
oportunidad. El verdadero fracaso es mirar atrás y no haberlo
intentado".

Leí de Juan, al que despidieron por un error, una imprudencia ante un
cliente que puso una fuerte reclamación a la empresa. Juan se
encontraba en la calle, casado y con un niño. ¿Qué haría? ¿Es el azar,
el destino, lo que provoca el cambio de tercio en la vida? Juan pensó
que nunca le había gustado su trabajo, soñaba en cambiar pero el miedo
siempre le paralizó: la hipoteca, su mujer e hijo… Así que consideró
el cambio, no como una pérdida, sino la oportunidad de ganar. Invirtió
en un negocio que soñaba, y le fue bien. Juan se preguntó: ¿Qué haría
si no tuviera miedo? Empezamos a cambiar cuando somos capaces de
reírnos de nosotros mismos, de lo que hacemos mal y de nuestra
situación pasada o actual, de nuestros miedos, una terapia con efectos
terapéuticos. Cambiar puede significar la misma vida, pero con
libertad de espíritu, eligiendo nosotros. O bien lo que vemos en
noticias de ejecutivas importantes que dejan todo su futuro
profesional para dedicarse a algo que de verdad les llena: ser madre y
ama de casa; vencedores de importantes cargos ganados por oposición,
que una vez conseguido el objetivo descubren su vocación al
sacerdocio, o a ser monja de clausura… cuando la persona descubre el
amor, lo que de verdad es vida. El amor nos hace desembarazar del
miedo -es algo enigmático y revelador- "y libertar a cuantos por el
temor que tienen a la muerte (por analogía: al sufrimiento, angustia,
inseguridad…) estaban sometidos de por vida a la esclavitud" (Hebreos
2,15).

Llucià Pou Sabaté